EL PUENTE DE LOS SUEÑOS
Mike apareció en aquel mundo sin ninguna explicación que alguien le pudiera dar. Cualquiera podría decir que fue un sueño como todos los que solemos tener, pero el caso de Mike es totalmente inédito.
Se puso a caminar por la espesura de un frondoso bosque. Los rayos de sol apenas podían traspasar las grandes capas de hojas que vestían a los árboles. Cuanto más se adentraba en él, más tenebroso era el lugar. A medida que se iba haciendo de noche, el miedo de Mike iba creciendo cada vez más y siguió caminando por los estrechos senderos que se encontraba a su paso, deseando encontrar la salida a lo que se asemejaba a un pasaje del terror. De repente, notó la presencia de alguien detrás de él y salió corriendo despavorido, sin saber adónde se dirigía.
Entró en una cueva y en el fondo de ella, vio cómo una luz celeste envolvía en forma de arco una gran pared en la que no se podía distinguir qué había al otro lado. Su expresión de asombro le duró más bien poco, pues podía escuchar cómo los pasos de su perseguidor iban sonando más y más fuertes.
Sin perder un segundo, salió disparado hacia el portal mágico. Al girarse, pudo ver la criatura que le pisaba los talones, su mirada era fría y estaba dispuesto a alcanzarle costara lo que costara. En el último momento, Mike saltó hacia el portal, dejando atrás a aquél monstruo. Abrió sus ojos exaltados, tenía la respiración alterada. Vio que todo fue un mal sueño que había tenido. Sin embargo, un arañazo le hizo dudar sobre cuán ficticia había sido aquella experiencia.