Nuestros vecinos franceses siempre se han caracterizado por su savoir-faire. A lo largo de los siglos, siempre han destacado en diversos ámbitos: en la moda, la literatura, el cine, la filosofía, etc. Y cómo no, en la gastronomía, mundialmente reconocida con sus galardonados chefs y la distinción de estrella Michelin otorgada desde 1926 por la guía (francesa) Michelín a los mejores restaurantes del mundo. Uno de los símbolos incontestables de Francia, junto a la Torre Eiffel y la baguette, es sin duda el croissant.
A pesar de que vivimos inmersos en una nueva era caracterizada por la vida sana y el culto al cuerpo (fitness, runners, foodies y otros anglicismos) y de que cada vez están más en boga los desayunos compuestos de copos de avena, chía, yogures 0%, aguacates y otros alimentos saludables, no todos renuncian a tomar un humeante café acompañado de un delicioso croissant de mantequilla.
UN POCO DE HISTORIA
Pero, ¿el croissant proviene realmente de Francia?
El origen histórico de este característico bollo con forma de media luna (de ahí su nombre: croissant, es decir, creciente) se remonta a la Viena del siglo XVII. En esa época se llamaba kifli y la leyenda cuenta que allá por el año 1683, el imperio otomano, tras haber conquistado los Balcanes y parte de Hungría, avanzaba con determinación con el fin de invadir Viena. El ejército turco, tras varios intentos de conquista fallidos, decidió cambiar de estrategia y excavar unos túneles por debajo de la muralla para sorprender a los habitantes de la ciudad por la noche. Pero los panaderos vieneses, que como todos los panaderos del mundo trabajaban de madrugada, alertados por unos ruidos extraños, dieron la voz de alarma y consiguieron detener el ataque.
Kifli |
Tras la derrota turca, Juan III Sobiesky, rey de Polonia y Lituania, pidió a los artesanos del pan que elaboraran una especie de panecillo en forma de media luna creciente, característica de la bandera turca, como forma de inmortalizar la victoria.
Ahora bien: ¿cómo llegó el croissant a Francia? Pues de la mano de la reina austríaca María Antonieta que al casarse con el rey francés Luis XVI, quiso llevar consigo su desayuno favorito (el kifli) y otras delicias de repostería fina. Los panaderos franceses lo reinventaron y mejoraron creando lo que hoy en día conocemos como croissant.
VUELTA DE TUERCA AL CROISSANT
No es ninguna novedad que la cultura gastronómica norteamericana no destaca por ser ni de las más famosas ni de las más saludables del mundo. Y por otra parte, también somos conscientes de que la imaginación no tiene límites.
He aquí unos ejemplos de esa osadía culinaria que suele triunfar entre los paladares más valientes. El restaurante Piccolo Me (Sídney) ya inventó en su día la cheeseburguer croissant; también contamos con el cronut (mezcla de croissant y donut), el waffletaco y hasta encontramos otra aberración gastronómica como es el churro-dog. Se trata de bombas calóricas para adictos a nuevas sensaciones y sabores a veces extremos.
Pues bien: el croissant no se ha librado de ser revisitado. La tendencia que llegó en 2016 a Nueva York es el birthday cake croissant de la mano del pastelero brasileño Thiago Silva. Se le ocurrió reinventar y americanizar el famoso bollo y, por lo visto, triunfó en la presentación de su invento en Union Fare Gastrohall and Bakery (NY).
En EEUU, el birthday cake es un sabor como lo es el chocolate, la vainilla o la stracciatella. De hecho, el pasado verano llegué a ver (con algo de estupefacción he de decir) helado con sabor a Miguelito de la Roda. Así que, tal y como reza la expresión latina: De gustibus non est disputandum, (¡sobre gustos no hay nada escrito!). El sabor «tarta de cumpleaños» ya se encuentra en las galletas Oreo e
incluso en los M&Ms. Está compuesto de la misma masa de los croissants pero relleno de elementos decorativos para repostería (sprinkles) y mascarpone. El popular blog culinario FoodBeast opinó en su día favorablemente sobre este experimento.
Además, esta modalidad de croissant sigue causando furor sobre todo en la red social Instagram por su llamativo y colorido aspecto.
(www.insider.com)
(www.bibagazine.fr)
Por ahora, únicamente se puede degustar esta modalidad de croissant al otro lado del charco. Quién sabe si llegará a Europa pero yo me decanto por el croissant de toda la vida. ¡Todo un clásico!
Ana Belén González