
Durante la segunda evaluación, el Departamento de Artes Plásticas del Estellés ha impulsado el Proyecto de la Falla del Estellés 2025, una iniciativa de Aprendizaje y Servicio (APS) que ha unido al alumnado de Educación Plástica, Visual y Audiovisual de tercero de ESO y de Expresión Artística de cuarto con la Residencia de personas dependientes l’Almara, vecina del instituto. Este proyecto no solo ha permitido al alumnado aprender a través de la experiencia, sino que también ha fomentado la cooperación intergeneracional, convirtiendo la creación del monumento en un espacio de encuentro y aprendizaje mutuo entre jóvenes y personas residentes.
El proyecto comenzó en diciembre con una visita a la Ciudad del Artista Fallero, donde el alumnado conoció la historia de la fiesta y las técnicas tradicionales y modernas de construcción fallera. Con esta inspiración, se convocó un concurso de bocetos entre el alumnado participante para definir el diseño del monumento. Pero la iniciativa fue más allá gracias a la colaboración del AFA del instituto, que apoyó la organización de un Concurso de Dibujo abierto a todo el centro. Esta propuesta permitió ampliar la participación y reforzar el vínculo de toda la comunidad educativa con el proyecto, ofreciendo premios por niveles de estudio y un detalle especial: un almuerzo para todas las personas participantes. El acto de entrega de premios fue todo un éxito, como se puede ver en las imágenes adjuntas, que muestran la calidad artística de las propuestas y la excelente acogida de la iniciativa (fotos y vídeo).
Concretamente, los premios fueron para: Sara Collado, en la categoría de primero de la ESO; Jordi Pinilla, en segundo de la ESO; Karol Sofía Ruiz, en tercero; Ausiàs Fullana y Gabriel Trujillo, en cuarto; Àfrica Galdón, en primero de bachillerato i Maya Lorente, en segundo de bachillerato.
El tema central de la falla no podía ser más actual e impactante: la DANA y sus devastadoras consecuencias. Presidiendo el monumento, un ninot central con una fuerte carga simbólica: una fallera que, con una pala en mano, evocaba la icónica figura de La libertad guiando al pueblo de Delacroix, representando la fuerza colectiva para superar las adversidades. A su alrededor, una pila de coches arrastrados por el agua y un reloj detenido en la hora exacta en la que los móviles estallaron en alarmas aquel fatídico día. Como tema secundario, un grito visual contra la Guerra de Gaza, simbolizada por edificios medio derruidos de los que emergían rostros, un homenaje a las víctimas de un conflicto que, a pesar de la distancia, resuena muy cerca.
Y, como manda la tradición, la fiesta culminó con la cremà. Prevista inicialmente para el jueves 13 de marzo, la lluvia obligó a posponerla hasta el viernes 21. Pero la espera valió la pena: entre llamas y cenizas, la Falla del Estellés se transformó en humo y memoria, cerrando un proyecto que ha unido arte, reflexión y comunidad, y que ha dejado una huella imborrable en todas las personas que han participado.