El número de oro es mucho más que un concepto matemático; su faceta más explotada ha sido la estética, ya que este número en sus representaciones geométricas: rectángulos y estrellas de cinco puntas ha sido utilizado en profusión desde la Antigüedad hasta nuestros días en todas las formas de expresión del arte, en particular en la pintura y en la arquitectura.
Surgió como número. Es un número irracional (no se puede representar como una fracción simple, ½, ⅓, …), su representación es:
Se designa con la letra griega phi en honor al arquitecto Fidias, constructor del Partenón de Atenas, cuya fachada se encuadra en un rectángulo áureo
Este número fue un hallazgo de los griegos de la época clásica; aparece por primera vez en Los Elementos de Geometría de Euclides (aprox 300 a C). En el libro VI, como tercera definición, aparece el texto que lo empezó todo: “Se dice que una recta está dividida en media y extrema razón cuando la longitud de la línea total es a la de la parte mayor como la de esta parte mayor es a la de la menor”
“EL TODO ES A LA PARTE COMO LA PARTE ES AL RESTO”
Se trata pues de proporción, «divina proporción». Aquí está el secreto, el porqué este número ha maravillado a través de los tiempos a la humanidad; es simplemente porque a los humanos nos resultan más bellas y agradables las cosas bien proporcionadas. En palabras de Santo Tomás de Aquino “Los sentidos se deleitan con las cosas que tienen las proporciones correctas”.
La naturaleza también hace uso de esta proporción en numerosas ocasiones
Espiral dorada | Concha de molusco |
En la imagen vemos un rectángulo áureo (el lado grande es 1.618 veces el lado pequeño), así como la obtención de sucesivos rectángulos áureos contenidos en él, lo cual nos da la posibilidad de trazar una espiral logarítmica, la “espiral dorada” que podemos encontrar en multitud de especies naturales. La imagen de la derecha es una muestra de ello.
Vinculado a este número ha estado siempre el afán del hombre de atrapar en el arte y con el arte la belleza y la perfección. Siendo muchos los personajes notables que se han rendido a la armonía de phi y sin menospreciar a ninguno, cabe destacar dos ejemplos muy alejados en el tiempo, Leonardo da Vinci y Le Corbusier
La frase atribuida a Leonardo da Vinci “nadie puede entender mi obra si no entiende de matemáticas” , cobra sentido tras el estudio informático de la obra del genio del Renacimiento llevado a cabo por la arquitecta asturiana Carmen Capelastegui y el abogado Eladio de la Concha, que concluye diciendo: “Es como un código secreto que aparece en todas las obras de Leonardo que hemos analizado hasta la fecha, incluso en su primera etapa florentina”
La dama del armiño, Leonardo da Vinci |
El uso de la proporción áurea se hace increíblemente complejo en obras como «La última cena». «No es sólo que Leonardo utilizara un simple rectángulo cuya división de largo por ancho resulta el número Phi, sino que hay todo un complicadísimo entramado en el cuadro», explica Eladio de la Concha. «Cada rincón de cada obra está relacionado con la proporción áurea».
El uso de Phi está ligado a Leonardo da Vinci en su famoso estudio del Hombre de Vitrubio, reproducido millones de veces, o en determinados gráficos realizados para el libro «La divina proporción», que escribió su amigo Luca Pacioli, hacia 1496. Eladio de la Concha y Carmen Capelastegui han trabajado hasta ahora en obras como «La última cena», «La Gioconda», «La Virgen de las Rocas» y «La dama del armiño». Con los cuadros en pantalla y la sobreimpresión de algunas de las representaciones geométricas más usuales de la proporción áurea hay cuadros que parecen responder a un estudio milimétrico de las proporciones, que se hace especialmente evidente en los rostros.
En el periodo comprendido entre 1942 y 1948 Le Corbusier desarrolló lo que actualmente conocemos como El Modulor; este es un sistema de medidas en el cual cada medida tiene relación con las demás según la proporción áurea, que a su vez se relaciona con las medidas del cuerpo humano. El Modulor se aplica tanto para el diseño funcional como para el diseño estético de la arquitectura.
Utilizando El Modulor, Le Corbusier retomó el ideal antiguo consistente en establecer una relación entre las proporciones de las edificaciones y las de los seres vivos.
Le Modulor y la proporción áurea, Le Corbusier |
Le Modulor: diseño en función de las medidas del hombre, Le Corbusier |
Le Corbusier es un ejemplo de superación del mito. Asume las virtudes de la proporción áurea de modo perfectamente consciente, la hace suya como principio generador e inspirador y la manifiesta en su trabajo.
Sin embargo, a día de hoy y a pesar de las aportaciones de la tecnología en la demostración de la intencionalidad de los artistas en el uso de la proporción áurea, esta sigue siendo un mito, un mito contemporáneo de belleza universal; ya que, la búsqueda de un ideal estético universal constituye un debate imposible de concluir, un intento más cercano a la utopía que a la realidad.
Maribel Martínez Sánchez