ANA, SANCHEZ HERRERO

¡En el Aula Oberta aprendemos esta vez con el paladar! Hemos podido participar en una experiencia donde la creatividad, la alimentación saludable y el trabajo en equipo fueron los ingredientes principales.

Todo comenzó con un concurso de almuerzos saludables organizado por la Asociación contra el Cáncer (ACC), llamado The Funny Food Project, al cual se le da continuidad en el instituto con el participamos, el IES Joanot Martorell. El alumnado del Aula Oberta aceptó el reto con entusiasmo, diseñando y elaborando recetas equilibradas, originales y, sobre todo, sabrosas. Cada alumno presentó su propia propuesta ¡El jurado nos dijo que fue difícil elegir! Pero, finalmente, la ganadora fue Sara, con una receta que nos conquistó a todos: Señorita Conejita.

El anuncio de los ganadores se realizó durante un evento muy especial: una cata gastronómica organizada por los alumnos del  Programa de Aula Compartida (PAC), en la que el Aula Oberta y otros alumnos de bachillerato pudieron degustar una deliciosa selección de platos.

Entre los platos que pudimos probar se encontraban: Crunchy de queso y verduras, croquetas de patata y queso, con orégano, montadito de calabacín recubierto de queso, una joyita vegetal.

La actividad fue todo un éxito: aprendimos sobre hábitos saludables, y las normal que hay que cumplir en una cata. También nos animamos a probar nuevos sabores y disfrutamos de una jornada donde la alimentación consciente se convirtió en una experiencia compartida.

En el Aula Oberta vivimos una experiencia única: vimos por primera vez células vegetales con nuestros propios ojos… ¡y no en libros, sino a través del microscopio!

Nuestra primera práctica de ciencias con el microscopio la hicimos con un ingrediente tan común como sorprendente: la cebolla. Cortamos una capa muy fina de su epidermis (esa que parece una telita transparente), la teñimos con azul de metileno para poder ver mejor las estructuras, y la colocamos con mucho cuidado entre el porta y el cubreobjetos.

Y ahí empezó la magia:
Delante de nuestros ojos aparecieron por primera vez las células vegetales. Perfectamente ordenadas y unidas, con forma de ladrillos diminutos, rodeadas por su pared celular y con un pequeño núcleo visible en su interior. Fue como descubrir un mundo secreto que siempre había estado ahí, pero que no habíamos visto nunca.

Esta experiencia no solo nos enseñó cómo es la estructura de los tejidos vegetales, también a desarrollar paciencia, curiosidad y, sobre todo, las ganas de seguir mirando más allá de lo que se ve a simple vista.

Porque en el Aula Oberta aprendemos descubriendo… y la cebolla fue solo el comienzo.

¿Sabías que con solo leche, calor y un poco de magia (bueno, limón exprimido), puedes hacer queso? En el Aula Oberta, junto a nuestros compis del laboratorio, nos pusimos el delantal y nos convertimos en auténticos artesanos del queso fresco.

La actividad fue una mezcla perfecta entre ciencia, cocina y sorpresa. Gracias a nuestro profe Jose, aprendimos que el queso no aparece por arte de magia en la nevera, sino que es el resultado de un proceso fascinante:
• Calentamos la leche, con cuidado y mucha paciencia.
• Añadimos el zumo de limón… ¡y comenzó la transformación!
• Observamos cómo se separaban el suero y la cuajada, una parte sólida que empezaba a parecerse a nuestro queso.
• Luego utilizamos una estameña, una tela fina perfecta para colar, con la que escurrimos bien la cuajada. ¡Aquí hizo falta algo de fuerza y muchas ganas de apretar!
• Finalmente, moldeamos… ¡y probamos!

Además de descubrir conceptos como fermentación, solidificación o filtrado, esta experiencia nos ayudó a trabajar la atención, la higiene, la autonomía y, cómo no, el gusto por hacer las cosas por nosotros mismos.

Jose nos trajo un acompañamiento perfecto para degustar nuestro queso: pan tostado y mermelada de fresa. Porque en el Aula Oberta aprendemos con los cinco sentidos… y a veces, incluso con un poquito de sabor a queso casero.

Ya sabéis que los chicos y chicas del Aula Oberta van cuesta abajo y sin frenos con el tema de sus retos. Esta semana le ha llegado el turno a nuestra querida Samanta. Alumna responsable, constante y curranta, ha alcanzado el número 1 y hemos hecho realidad su deseo: un día de muchos cuidados, cosmética y peluquería.

Este tipo de deseos son de esos que, aunque los pide solo una alumna, los disfrutamos todos y todas. Tras una limpieza de cara con una skincare bien elaborada, todos y todas nos pusimos una mascarilla hidratante. Pudimos elegir si queríamos tumbarnos en el suelo con una esterilla o quedarnos sentados en la sillas para hacer la hidratación y relajación (ya sabéis que en el Aula Oberta siempre damos posibilidades de elección, la autodeterminación es una de nuestras bases). Tras la elección de cada uno y cada una, tuvimos un ratito de relajación escuchando música relajante con una meditación guiada. Después, nos tomamos un zumo de naranja y comimos unas galletas de avena, todo ello personalizado con el logo creado especialmente para el deseo de Samanta. También nos reímos mucho al mirarnos al espejo y ver qué graciosos y graciosas estábamos con esas mascarillas. Por último, llegó el momento del gabinete de estética y peluquería: esmaltado de uñas, peinados diferentes, decoración de cabello, toque de brillo, purpurina… Una vez más, pudieron elegir qué era lo que más les apetecía realizarse en este día de cuidados.

El resultado final fue maravilloso, todos y todas estábamos radiantes. Además, le preparamos un pequeño cuaderno a Samanta con palabras y dibujos dedicados solo para ella. Un detalle hecho con el corazón para demostrarle cuanto la queremos y lo orgullosos y orgullosas que estamos de ella. ¡Sigue así!