Los días 22 y 23 de mayo, el alumnado de Aula Oberta y del PFCB de Restauración y Bar hemos realizado nuestro viaje de fin de curso. Después de unos cursos tan inmersos en las artes, creímos que visitar Madrid sería una opción muy enriquecedora para todos y todas. Además, Carolina había pedido como deseo este viaje. Tras alcanzar el número 1, lo tuvimos claro… ¡RUMBO A MADRID!
El jueves 22 de mayo nos encontramos todos y todas en la Estación Joaquín Sorolla y cogimos el AVE para viajar a Madrid. Pudimos visitar la Puerta del Sol y alojarnos en pleno centro, para poder movernos por la capital fácilmente. Tras dejar nuestras pertenencias en el Hostal Cats Postigo, fuimos rumbo al Retiro, cogiendo el metro. Allí, pudimos comer y disfrutar de un entorno verde y rodeado de naturaleza en plena ciudad. Nos encantó el estanque y pudimos echarles de comer a los peces y patos. También vimos la Puerta de Alcalá y no pudimos evitar tararear la famosa canción. Tras ello, volvimos al hostal. Era momento de sacar nuestras mejores galas, esa misma tarde nos esperaba una experiencia maravillosa: ver el musical de El Rey León en el Teatro Lope de Vega. Salimos del teatro fascinados con el musical. ¡No podíamos dejar de recordar las escenas!
Al día siguiente nos levantamos, arreglamos y bajamos a desayunar. Aún nos duraba la emoción por el musical y, la verdad, que el desayuno se alargó más de cuenta. Teníamos planeado ir a ver el museo de cera, pero tuvimos que hacer un cambio de planning porque no nos daba tiempo a llegar. Cogimos un plano del centro de Madrid y nos pusimos a hacer de turistas: caminamos por la Gran Vía, vimos hoteles emblemáticos situados en Plaza España, paseamos por los jardines del Palacio Real, vimos la Almudena, observamos el Ayuntamiento, entramos al Mercado de San Miguel y pudimos admirar la maravillosa Plaza Mayor. Además, entramos a alguna tienda mientras paseábamos y compramos recuerdos para llevarnos a casa.
Tras comer en el hostal, nos pusimos en marcha hacía la Estación de Chamartín. Los profesionales que tuvimos la suerte de acompañar al alumnado lo teníamos claro: habían tenido un comportamiento ejemplar y su actitud había sido muy buena. Así que les hicimos entrega de unos diplomas y cogimos el AVE de vuelta a València. Viajes como estos no solo nos permiten descubrir nuevos lugares, sino también descubrirnos a nosotros mismos: poner a prueba nuestra autonomía, fortalecer la convivencia y crear recuerdos compartidos que nos unen para siempre. Volvemos con la mochila llena de recuerdos, alguna que otra anécdota graciosa y el corazón contento.



















