Empezamos nuestro último día asistiendo a diversas clases para observar el trabajo por proyectos y su estrecha relación con el medio ambiente. Durante la primera parte de la mañana, hemos sido testigos de dos proyectos ejemplares:
Proyecto de Plantas: Los niños y niñas han continuado con su “Bean Plant Diary”, donde cultivan frijoles y registran cada etapa de su crecimiento. Este proyecto no solo les enseña biología, sino también la importancia de la paciencia, la observación y el cuidado del medio ambiente. Los alumnos nos han explicado cómo cada uno de ellos tiene un papel activo en el mantenimiento de las plantas, lo que fomenta un sentido de responsabilidad y conexión con la naturaleza.
Proyecto de los Mares: Otro grupo de estudiantes nos ha mostrado su proyecto relacionado con los mares, en el cual investigan diversas cuestiones sobre la conservación marina y los desafíos ambientales que enfrentan los océanos. Utilizan recursos digitales para crear presentaciones y maquetas, y participan en debates sobre posibles soluciones para la protección de la vida marina. Este proyecto resalta la importancia de la conciencia medioambiental y la acción colectiva.
A media mañana, hemos hecho entrega de obsequios como muestra de nuestro agradecimiento. Cabe destacar una pequeña escultura realizada espresamente para el proyecto “Vigilantes de playas, mares y océanos” con mucho simbolismo ya que está realizada de plástico reciclado, principalmente de restos de redes encontradas en el fondo marino. Esta escultura simboliza las actividades que todo el mundo debe hacer para mejorar nuestro planeta.
Nuestro último día en Róterdam ha sido una celebración de la colaboración y el aprendizaje intercultural. Nos despedimos con el corazón lleno de gratitud por la hospitalidad y las experiencias compartidas. Los conocimientos adquiridos y las relaciones establecidas durante esta movilidad Erasmus+ son un testimonio del poder transformador de la educación y la cooperación internacional.
En este último día en la ciudad que Peter Swan define como “un lienzo en blanco a merced de arquitectos aventureros” nos llevamos reflexiones sobre la manera de trabajar de los profesionales de esta escuela. Son maestros que amplían el signifcado de la palabra acompañar y lo extienden más allá de simplemente estar junto a alguien. Acompañan físicamente a los alumnos, pero también intentan conocer y entender sus recorridos mentales. Les guían, pero no les desvelan el final. Están junto a ellos cuando aparece la necesidad de buscar alternativas, les animan a encontrarlas y a valorarlas; les enseñan a pescar, no les dan peces.
Ha sido una experiencia enriquecedora que nos acerca un poco más a la meta: contribuir a que nuestros alumnos sean personas reflexivas, con criterio, capaces de improvisar, de innovar, con ganas de hacer que este mundo sea un lugar mejor.
¡Hasta pronto, Róterdam!