Comenzamos el segundo día observando el aprendizaje significativo de alumnos/as partiendo de situaciones de la vida real. Observamos como éstas presentan oportunidades para adquirir conocimientos contextualizados que puedan transferirse más fàcilmente en ocasiones futuras.
En un pasillo han dispuesto una tienda con envases vacíos de comida y etiquetados con un precio en euros. La maestra, que tiene monedas y billetes de juguete, pregunta a niños/as de 6 años cuánto dinero necesitan. El alumnado pide 2 céntimos. La maestra no les corrige, les da dos céntimos y les deja que vayan de compras. Muy pronto, los niños se dan cuenta de que no es suficiente y razonan con ella cuánto dinero va a hacer falta. De nuevo, se acompaña el pensamiento del alumnado y se les estimula a llegar a conclusiones por sí mismos. En esta escuela, a menudo los maestros responden a la pregunta de sus estudiantes con otra pregunta, dejándoles vivir la sensación de encontrar por sí mismos la respuesta.
Hemos asistido a una clase de música y nuestro maestro de música ha colaborado con la profesora. Ha sido un placer escuchar el resultado con un grupo numeroso de niños. Nos ha llamado la atención su implicación y el excelente comportamiento.
Finalmente, hemos hablado con la profesora encargada de impartir clases de informàtica y programación con Scratch que nos ha puesto al día de plataformas, programas y posibilidades. En esta escuela, empiezan a trabajar escribiendo código sencillo con 5 años. La información que tan generosamente ha compartido con nosotros, nos ha sido muy útil.
Desde una sencilla situación como ir de compras, hasta programar código en un ordenador, o diseñar una obra de arte que posteriormente se imprimirà en 3D, el denominador común es siempre hacer que los alumnos busquen alternativas, preguntar más que dar respuestas, preocuparse mucho más por el proceso que por los resultados.