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Con la recogida de fotos desde el vehículo, en el aula, el alumnado etiquetó correctamente las fotografías para indicarle al coche donde se encuentra el centro de la pista (o situarlo siempre de forma paralela a las líneas que delimitan el carril) y se dispuso a realizar el entrenamiento del modelo de inteligencia artificial. Este tipo de aprendizaje se conoce como aprendizaje supervisado, ya que el coche aprende a partir de muchas fotografías donde se le indica hacia que lugar debe de ir cuando encuentre una situación similar con la que ha sido entrenado. De ahí, que sea necesario realizar múltiples fotografías en diferentes escenarios (luz, ángulo, velocidad, ...) para intentar cubrir toda la posible casuística.

Así pues, a principios de junio (tras unos cuantos días esperando a que dejara de llover), volvimos al circuito y comprobamos el funcionamiento de los vehículos. En el siguiente vídeo se puede observar como el coche va ajustando la dirección para intentar mantenerse en el centro de la pista:

Y como curiosidad, os compartimos otro vídeo donde empezamos a probar a ponerle obstáculos para ver si los evitaba. En el siguiente vídeo se muestra lo que ve el coche, y cual es el centro que va calculando ...

Al intentar evitar la silla, toma una mala decisión... pero luego sin obstáculos el coche funciona bastante bien. Dicho esto, deberíamos haber realizado más fotografías, tanto con como sin obstáculos, y volver a probar su comportamiento.

Dicho esto, volver a agradecer a Carsol la cesión de las instalaciones, y nos lo pasamos muy bien aprendiendo cómo funciona un coche autónomo. El curso que viene, más.