Innovación, mejora y trabajo por proyectos a 2.º de ESO

Una de las apuestas por la innovación educativa en nuestro centro lo constituye el trabajo por proyectos a 2.º de ESO. En el IES Massamagrell ofrecemos desde hace tres cursos.

El hecho de estudiar varias asignaturas en segundo de ESO mediante su agrupación en proyectos con rotación trimestral constituye una modalidad educativa que proporciona ventajas y beneficios por el estudiante. Se trata de una metodología innovadora, que integra conocimientos de diferentes disciplinas de forma dinámica, con un aprendizaje significativo y enriquecedor. Los proyectos que participan son los de Geografía e historia, Educación Plástica y Visual, Física y Química, Tecnología, Anglès y Castellano.

Un aspecto muy destacado rae en el hecho que permite el alumnado a desarrollar habilidades y competencias para ser ciudadanos activos dentro de una sociedad en continuo  cambio. Destacan la creatividad, la colaboración, la comunicación y el pensamiento crítico. Se potencia el trabajo en equipo. Dado que el alumnado trabaja en proyectos (sean interdisciplinarios o no) tiene la posibilidad de aplicar conocimientos de varias materias en situaciones reales y poner en práctica habilidades de resolución de problemas y de aplicación de los conocimientos adquiridos, aspecto que resulta fundamental en la vida cotidiana.

Por otro lado, la rotación trimestral de los proyectos permite el alumnado explorar diferentes áreas de conocimiento, para poder descubrir o reconocer sus intereses. Otra ventaja importante es que fomenta el trabajo en equipo y la colaboración, con el desarrollo de habilidades como la comunicación efectiva, la resolución de conflictos y compartir objetivos. Este aspecto prepara el alumnado a trabajar de manera colaborativa en un campo académico o laboral del futuro, porque se intenta llegar a situaciones reales en el aprendizaje.

También se desarrolla la capacidad de integrar conocimientos de manera más sólida, dado que se abordan los problemas desde diferentes disciplinas, a la vez que asumen responsabilidades para gestionar la planificación, la organización y la ejecución de las tareas y a la toma de decisiones autónomas.


Parte del equipo docente de Proyectos de 2.º de ESO. De izquierda a derecha, hilera superior: Salva Nàcher (Tecnología), Estefania Tamarit (Anglès), Rodrigo Peris (Geografía e historia), Mate Fenollosa (Tecnología y Coordinación y Rafa Castro (Castellano). Primera hilera: Bibiana Moreno (Física y Química), Amparo Manzaneque (Educación Plástica), Encarna Martí (Geografía e historia), Alexandre Navarro (Geografía e historia), Noelia Carrión (Física y Química), Manoli Rodríguez (Física y Química) y Carmen Navarro (Educación Plástica).
Encarna Martí

Encarna Martí, la merecida jubilación de una luchadora

Nuestra compañera Encarna Martí, del Departamento de Geografía e historia, se jubila este año después de una larga carrera docente. Ella ha sido una de las almas e impulsoras de los proyectos docentes a 2.º de ESO desde sus inicios. Por eso, desde la coordinación de los proyectos se ha querido manifestar el agradecimiento por su dedicación e implicación en el trabajo, así como la ilusión y el empujón que le ha proporcionado a esta iniciativa educativa de nuestro centro.

Valencia, aula viva de historia por 2.º de ESO

La Historia no solo se encuentra dentro del aula. La parte más interesante se descubre en la realidad. Y Valencia, con un núcleo antiguo tan denso en monumentos, especialmente relevantes en el caso del gótico, ofrece una aula al vivo inmejorable para que el alumnado pueda conocer los principales monumentos de un periodo histórico de extraordinario interés.

La salida extraescolar ha sido organizada por profesorado que imparte los Proyectos en 2.º de ESO y que cuenta con los departamentos de Geografía e historia, Castellano, Tecnología y Educación Plástica y Visual. Ha tenido lugar en dos ediciones, el día 17 y el 19 de junio. Cada día asistió una mitad de los grupos de 2.º de ESO. El recorrido se inició a la puerta y torre de los Serranos, como elemento simbólico de entrada en la ciudad vieja. Organizados por equipos, el alumnado disponía de un mapa del recorrido con códigos QR para obtener información de cada monumento. La actividad consistía al rellenar un cuestionario virtual con preguntas y actividades interactivas sobre los elementos patrimoniales visitados.

Después de conocer el principal y más emblemático elemento defensivo de la ciudad, el grupo accedió por la calle de Navellos al palacio de Borja, actual sede de las Cortes Valencianas, en la plaza de Sant Llorenç y su torre inclinada. La familia Borja contemplaba el alumnado de Massamagrell desde los sobrios y elegantes ventanales quadrilóbulos de los palacios, donde las intrigas de la más ilustre familia valenciana han sido sustituidas por los debates de los representados políticos, previo paso por una fábrica textil y por sede del Gobierno de la II República durante la Guerra Civil y por residencia ocasional del general Franco. Se tiene que reconocer que se trata de un edificio con una fuerte carga histórica, de principio a fin. A continuación, el grupo se desplaza hasta la plaza de la Virgen María, para contemplar especialmente la puerta de los Apóstoles de la sede. Allá han podido reconocer las líneas de la geometría sagrada que marcan el rosetón, conocida en la época como lo salomó– que preside el conjunto de los apóstoles y profetas a los pies de los cuales se reúne cada jueves el celebèrrim Tribunal de las Aguas, el órgano jurisdiccional en activo más antiguo de Europa.

A continuación ha sido visitado el palacio de la Generalitat y los jardines de la antigua Casa de la Ciudad para después recorrer parte de la calle de los Caballeros y desembocar en la plaza de la Compañía, desde dónde se ha accedido en la Lonja de los Mercaderes o de la Seda. Este edificio, declarado Patrimonio de la Humanidad, ha sido la conclusión excelsa a este viaje en el tiempo, con la espléndida sala de columnas, el Consulado del Mar e incluso las antiguas prisiones de mercaderes.

En definitiva, esta experiencia no solo ha enriquecido el conocimiento del alumnado sobre la historia de la ciudad y su proyección sobre el antiguo reino, sino que también ha integrado las diferentes disciplinas de la enseñanza por proyectos de una manera entretenida y significativa. Valencia, con su rico patrimonio histórico, ha sido el escenario perfecto para este aprendizaje vivo. Una manera útil y entretenida de hacer realidad, literalmente, el que aprendemos en los libros o a las pantallas. una jornada, pues, para repetir.

Alumnado de 4.º de ESO se reencuentra con la cápsula del tiempo de 2020.

El 20 de abril de 2020 el alumnado de 1.º de ESO de nuestro centro puso por escrito sus primeras experiencias en la IES Massamagrell y una autofotografía. Todo se cerró y selló en una cápsula del tiempo que sería abierta cuatro años después. Y ahora el alumnado se ha reencontrado con su yo del 2020.

Una cápsula del tiempo consiste al seleccionar objetos significativos, escritos o cualquier elemento que resulto significativo de un momento histórico y preservarlo en un recipiente cerrado con el compromiso de no abrirlo hasta pasado un determinado periodo de tiempo. Un ejemplo lo constituyen las “primeras piedras” que se colocan en los cimiento de edificios importantes con monedas y periódicos de la época, como recuerdo del momento en el cual se empezó la construcción.

En nuestro centro no construimos edificios, pero sí que colaboramos en la construcción de las personalidades mediante la educación, en el sentido más amplio de la palabra. El año 2020, un momento que está unido a la terrible experiencia de la COVID-19, un grupo de alumnos empezaron su itinerario académico en el IES de Massamagrell. El entonces profesor de Castellano, Rafa Castro, les propuso una actividad que consistía al redactar un escrito con su experiencia ante aquella situación pandémica y a la vez grabar la propia imagen: la palabra y la imagen para dejar testigo en el tiempo; cuatro años después, cuando finalizaron la ESO, la cápsula sería abierta para recuperar aquel instante eterno. Y el resultado no ha podido ser más emotivo, con sorpresas, emociones, complicidades y recuerdos, muchos recuerdos, que se han recuperado a partir de las palabras y la imagen que han esperado pacientemente cuatro años (que es mucho tiempo para una persona que tiene 16) para volver a ser leídas y miradas. Ha sido una experiencia cordial, entrañable y ha patentizado la evolución personal de aquel alumnado que llegó al centro en medio de la pandemia y que cuatro años después finaliza la etapa de enseñanza obligatoria.