Recuerdo, desde el Instituto, del gran cineasta valenciano en el centenario de su nacimiento
Cuando en una entrevista se le preguntó a Max Aub (1903-1972), insigne escritor y alumno también de nuestro Instituto – al igual que Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928)1 –, de dónde se sentía en realidad ya que poseía por los avatares de la vida cuatro nacionalidades, él respondió con estas conocidas palabras: «se es de donde se estudia el bachillerato».
Las dos premisas, patria y estudios, se pueden aplicar a Luis García-Berlanga Martí (12 de junio de 1921 – 13 de noviembre de 2010), director de películas tan importantes para la historia del cine español como, entre otras, Esa pareja feliz (1951), ¡Bienvenido míster Marshall! (1952), Novio a la vista (1953), Calabuch (1956), Los jueves, milagro (1957), Plácido (1961), El verdugo (1963), ¡Vivan los novios! (1969) y La vaquilla (1985). Además fue productor, guionista y actor ocasional2.
Luis García-Berlanga Martí nació en Valencia el 12 de junio de 1921, en el centro de la ciudad, concretamente en la calle Císcar nº133; su padre, José García-Berlanga y Pardo, era abogado y su madre, Amparo Martí Alegre, participaba en el negocio familiar de la pastelería Postre Martí, en la actual Plaza del Ayuntamiento4; el director de cine fue el menor de los cuatro hijos del matrimonio5.
A continuación proporcionaremos algunos datos sobre la trayectoria académica de García-Berlanga Martí.
Antes de la Guerra Civil estudió junto con sus hermanos en los jesuitas, desde 1928 a 1932, en el colegio de San José, que estaba situado en la Gran Vía Fernando el Católico, esquina con el paseo de la Pechina; en 1929 fue enviado a un colegio-sanatorio suizo, junto con su hermano Fernando, pues ambos padecían unos problemas pulmonares que había que tratar; regresó en 1930 al colegio San José pero cuando el gobierno de Azaña decretó en 1931 la disolución de la Compañía de Jesús pasó a estudiar al colegio femenino de Loreto; los pocos jesuitas que se quedaron montaron en él clases casi clandestinas para algunos alumnos del colegio San José, entre los que se encontraba el cineasta valenciano.
En 1932, al finalizar dichas clases, nuestro protagonista siguió sus estudios en la academia Boix y en especial en la Academia Cavanilles de Valencia6, hasta junio de 1936; es en este período cuando el nombre de García-Berlanga Martí se asocia ya con el del Instituto Luis Vives de Valencia mediante el régimen de Enseñanza colegiada. Hay que recordar que los alumnos de la época se clasificaban en oficiales, que eran los que asistían a los institutos, en colegiales, quienes cursaban sus estudios en colegios privados, y en libres, aquellos que se examinaban en los institutos pero que no iban a clase7.
La Guerra Civil (1936-1939) supuso para García-Berlanga Martí lo que denominó «unas largas vacaciones»:
Como no tenía nada que hacer – ni siquiera había exámenes –, me apunté en distintos cursos de las más variadas materias. Hice un curso de mecanografía, me matriculé en un curso de comercio, en donde aprendía cálculo mercantil y contabilidad, y en otros que no recuerdo, con el único objetivo de salir de casa, que era lo que perseguía. El resto fue como unas largas vacaciones8.
Durante los últimos meses de la contienda y sin haber cumplido aún los dieciocho años, fue movilizado y se incorporó a las filas del ejército republicano, en concreto al mando de un botiquín de la 40ª División de Carabineros, en la batalla de Teruel, sin tener ni idea de Medicina.
Después de la Guerra continua sus estudios de Bachillerato del Plan de 19329 en el Instituto Luis Vives en régimen de alumno oficial. García-Berlanga Martí relata la siguiente anécdota:
Y cuando acabó la guerra continué mis estudios en el instituto Luis Vives en donde, por cierto, me autoaprobé el latín asaltando con mi amigo Vicente Llosá la sala de profesores y cambiando la nota de cero a cinco, aprobándome tan solo cuando fácilmente podría haberme dado nota10.
En una conversación que mantuvo García-Berlanga Martí a mediados de los noventa con el escritor valenciano Vicente Muñoz Puelles refiere el director valenciano la mencionada anécdota de la siguiente manera:
Yo pase por varias academias y hasta por el instituto Luis Vives, donde un día asalté la sala de profesores con un amigo y cambié la nota de mi examen de Latín, de cero a cinco. Todavía me pregunto por qué no me puse un diez, siendo igual de fácil11.
Entre abril de 1939, fecha del final del conflicto bélico, y junio del 1940 García-Berlanga Martí acabó los dos últimos curso del Bachillerato:
Antes de irme a Rusia, había finalizado el quinto y el sexto de bachillerato12.
Al final, García-Berlanga Martí no pudo obtener el título de Bachillerato porque le faltó superar el famoso examen de Estado:
(…) me habían suspendido el examen de Estado13.
Sobre el citado examen de Estado14, implantado en 1938 por los sublevados y suprimido por Joaquín Ruiz Jiménez en 1953, recordaremos lo siguiente:
Las pruebas de suficiencia final o examen de Estado del Bachillerato, necesario para adquirir el título de Bachiller y para ingresar en la Universidad, constarán de un ejercicio escrito, que será eliminatorio, y otro oral, a base de uno o dos temas para cada una de las disciplinas fundamentales y con arreglo a un cuestionario genérico, que será formulado por el Ministerio de Educación Nacional. Dichas pruebas serán organizadas por las Universidades, mediante Tribunales especiales, cuya constitución y funcionamiento serán oportunamente regulados15.
En julio de 1941 se alistó como voluntario en la División Azul, con destino Rusia, porque, según confiesa,
mi padre estaba condenado a muerte y había que hacer algo para echarle una mano16.
García-Berlanga Martí también reconoció que se hizo divisionario por otras razones, entre las cuales se encontraba el hecho de que ir a una guerra lejana era un buen motivo para que le hiciera caso una chica por la que estaba interesado. De su experiencia en el frente ruso sacó alguna que otra conclusión:
Con todo, confieso sentir la satisfacción personal e íntima de no haber disparado un solo tiro en el frente, con lo que tengo la tranquilidad de no haber podido participar directamente en la desgracia de nadie17.
En julio de 1942 es repatriado desde Rusia y en enero de 1943 superó el examen de Estado que tenía pendiente:
A mi regreso a Valencia, mientras mi padre estaba en la cárcel, fui a estudiar al Instituto Luis Vives. En realidad me pasaba la vida sin hacer nada, o muy poco, leyendo a ratos, escribiendo algunos poemas y artículos de cine y, sobre todo, abusando de las juergas y de la buena vida18.
De vuelta a Valencia terminé el bachillerato a trancas y barrancas (…) A la vuelta lo aprobé [el examen de Estado] ahora sí, aunque reconozco que en realidad lo que me hicieron fue un “examen patriótico”. Esto es lo único que conseguí gracias a mi alistamiento porque lo de salvar a mi padre, como había sido mi intención, no estaba muy claro19.
El reconocimiento social que otorgaba la obtención del título de Bachillerato lo reflejó García-Berlanga Martí en una escena de su película El verdugo (1963)20, para muchos críticos su obra maestra. En ella, José Luis Rodríguez (el actor italiano Nino Manfredi) y su suegro, el verdugo jubilado Amadeo (interpretado por el entrañable José Isbert) acuden a un negociado a presentar la solicitud para que el primero pueda ser verdugo; cuando el candidato va a firmar la instancia ante el gris funcionario de turno (el ya citado actor Vicente Llosá), quien, por cierto, está jugando al ajedrez consigo mismo, en horario laboral, asistimos al siguiente diálogo:
FUNCIONARIO. – Bueno, no perdamos tiempo. ¿Sabe escribir o no sabe?
AMADEO. – Es inteligentísimo, si es casi Bachiller, hombre.
FUNCIONARIO. – Entonces vamos, pronto.
En 1943 y a pesar de su sorpresa, García-Berlanga Martí es llamado de nuevo a filas para realizar el servicio militar en Cartagena; desertó de su destino y regresó a Valencia pero un coronel conocido de la familia lo incorporó a su regimiento en la ciudad; después de licenciarse, se matriculó en Filosofía y Letras y no asistió a ninguna clase; lo que hizo en la Universidad fue jugar al fútbol y practicar atletismo; y en 1944 optó por dedicarse al cine21.
Evidentemente, fue una excelente decisión, como se puede comprobar cada vez que se visiona cualquiera de las dieciocho películas que dirigió, repletas de un serio sentido del humor y de una implacable crítica social.
Por todo ello, es necesario trasladar nuestro agradecimiento a García- Berlanga Martí allá donde se halle, pero no vamos a hacer nuestras las palabras del director Fernando Trueba quien al recoger en 1993 el Oscar a la mejor película de habla no inglesa por Belle Époque (1992) dijo aquello de «quisiera creer en Dios para darle las gracias, pero solo creo en Billy Wilder. Él es mi verdadero Dios. Gracias Mr. Wilder».
Aunque no nos faltarían razones para identificar a García-Berlanga Martí con Billy Wilder22, el gran director norteamericano responsable de joyas del Séptimo Arte como la inolvidable El apartamento (1960), por citar alguna, nosotros diremos sencillamente, gracias Luis.
(Y también por enriquecer nuestro léxico:
Adición de artículo en la Actualización 23.4 de 2020 del Diccionario de la Lengua de la RAE:
Berlanguiano, na: 1. Perteneciente o relativo a Luis García-Berlanga, cineasta español, o a su obra. 2. Que tiene rasgos característicos de la obra de Luis García-Berlanga).
Rogelio Rodríguez Pellicer
Departamento de Lengua Castellana y Literatura
IES LUIS VIVES (VALENCIA)
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA Y RECOMENDADA.
- GÓMEZ RUFO, ANTONIO (1997): Berlanga. Contra el poder y la gloria, Barcelona, B.S.A.
- HIDALGO, MANUEL Y HERNÁNDEZ LES, JUAN (2020), Berlanga. El último austrohúngaro. Conversaciones con Berlanga, Madrid, Alianza Editorial.
- FRANCO, JESS (2010): Bienvenido Míster Cagada. Memorias caóticas de Luis García Berlanga, Madrid, Aguilar.
- MUÑOZ PUELLES, VICENTE (2020): Berlanguiana, Valencia, Consell Valencià de Cultura.
- PERALES, FRANCISCO (2011), Luis García Berlanga, Madrid, Cátedra.
- VILLENA, MIGUEL ÁNGEL (2021): Berlanga. Vida y cine de un creador irreverente, Barcelona, Tusquets.
- VVAA (2021): El universo de Luis García Berlanga, Madrid, Notorius Ediciones.
1 En 1997 García-Berlanga Martí rodó para TVE y Canal 9 Blasco Ibáñez. La novela de su vida, una serie de dos capítulos de noventa minutos cada uno. Protagonizada por Ramón Langa y Ana García Obregón, esta producción televisiva se sitúa en la Valencia de 1883, en la juventud de Blasco Ibáñez y no aborda, por lo tanto, la etapa escolar inicial del escritor. La actriz Emma Penella, coprotagonista de El verdugo 1963), da vida en la serie a Emilia Pardo Bazán, escritora gallega de la que se cumple este año el centenario de su fallecimiento.
2Entre los diversos papeles que interpretó en la pantalla, nos llama la atención el del guardia urbano que aparece en No somos de piedra (1968), de Manuel Summers; García- Berlanga (doblado) da vida a un policía municipal con muy mala sombra, quien, después de imponer una sanción a un coche fúnebre que se encuentra detenido en las cercanías de una iglesia, le pone una multa también sin ninguna consideración y gesto picaresco al Seat 600 de Lucas Fernández (Alfredo Landa); este español corriente ha acudido con su mujer Enriqueta (Laly Soldevila) al recinto religioso para consultar con su confesor si ella puede tomar la píldora y aparca el vehículo en doble fila: «Si es para un asunto religioso, vaya», les indica el agente para que la pareja deje mal estacionado el coche y así sancionarla. La autoridad y la Iglesia como institución, objetivos permanentes del cine de García-Berlanga Martí.
3 Vicente Muñoz Puelles (2020: 22-23) indica que unos meses antes del nacimiento del cineasta se cambió el nombre de un tramo de la calle Císcar por el de Conde Salvatierra de Ávala, por lo que hay cierta confusión en cuanto al lugar exacto de la venida al mundo de García-Berlanga Martí, y reproduce en su libro (págs. 120-121) la partida de nacimiento del director valenciano.
4Villena, 2021: 19.
5 Los tres hermanos mayores consta que obtuvieron el título de Bachillerato en el Instituto Luis Vives: el mayor, Fidel, en 1932; José, en 1935; y Fernando, en 1940. Véase Institut de Batxillerat Lluís Vives de València. 150 anys d´història d´ensenyament públic, Valencia, Instituto Luis Vives y Bancaixa (de ahora en adelante, IBLLV 150), págs. 358, 362, 371, respectivamente.
6El Colegio y Academia Boix, de 1ª Enseñanza, se hallaba en la calle Maestro Clavé nº 14; la Academia Cavanilles (o Cabanilles), de 1ª y 2ª enseñanza, centro educativo mixto, fue fundada en el año 1869, estaba «incorporada al instituto general y técnico», según se informaba en su Reglamento, y se encontraba situada en la calle Palau º 14.
La escuela está muy presente en el cine de García-Berlanga Martí, sobre todo en sus primeras películas (Perales, 2011: 120-121). En ¡Bienvenido míster Marshall! (1952) y en Calabuch (1956) encontramos varias coincidencias: la maestra se llama igual, Eloísa, los alumnos son niños y niñas de un aula unitaria y en ambas aparece en la clase un niño arrodillado con los brazos en cruz; en Los jueves, milagro (1957), el maestro don Salvador (Paolo Stroppa) propina bastantes cachetes a sus chicos y sobre todo al más listo por no rezar con bastante devoción un padrenuestro; en una entrevista concedida a Carlos Reviriego (Filmoteca Cultural de El Mundo Nº 13, págs. 8-11) indica García-Berlanga Martí lo siguiente sobre su experiencia escolar: «Yo recibí bastantes guantazos en el colegio y tuve que sujetar libros con los brazos en cruz y de rodillas durante bastantes horas». Por otra parte, en Novio a la vista (1953), una escena muy simpática es aquella en la que un joven Borbón acude a examinarse con todo el ceremonial delante de un tribunal de catedráticos y supera la prueba con una pregunta sobre su dinastía; cuando le toca el turno a Enrique García Hurtado (Jorge Vicó) le piden que exponga “todo lo que usted sepa del Imperio Austrohúngaro”; como no aprueba el examen al decir un cúmulo de tonterías se presenta en septiembre, después de un divertido veraneo en Benicàssim, y suspende de nuevo.
7 Véase, por ejemplo, el artículo de José Ignacio Cruz, “Los institutos de segunda enseñanza en España. Datos de su implantación (1835-1936), pág. 244. Disponible en la Red.
8 Gómez Rufo, 1997: 105.
9 Plan de Transición del Bachillerato adaptado del Plan de 1903.
10Gómez Rufo, 1997: 101-102. En Hidalgo y Hernández 2020:27, se lee lo siguiente:
El latín, por ejemplo, se lo autoaprobó en cierta ocasión después de un asalto a las salas profesorales de la Academia Cabanilles.
Vicente Llosá Sancho (Valencia, 1920 – 2000) fue guionista, actor y realizador de TVE. Como actor secundario, generalmente doblado, intervino en Los jueves, milagro (1957) – interpreta a uno de los del pueblo que aparece varias veces, con distinta indumentaria, y, además, participa en la película como secretario de dirección –, en Plácido (1961) – haciendo de pobre en casa de notario –, en El verdugo (1963) – interpreta a un funcionario del Ministerio de Trabajo, curiosamente en la escena reproducida más adelante –, en Del rosa al amarillo (1963) – da vida a un maestro de Gramática en un colegio de chicos – y en La niña de luto (1964) – es el padre de la protagonista –, ambas de Manuel Summers.
11 Muñoz Puelles, 2020: 35.
12 Gómez Rufo, 1997: 118.
13 Gómez Rufo, 1997: 118. Esta información también se recoge en Villena, 2021: 48.
En esta época académica García-Berlanga Martí coincide en el Instituto Luis Vives con su gran amigo de la infancia José Luis Colina Jiménez (Madrid, 1922 – Madrid, 1997). Guionista y periodista nació en Madrid pero vino a vivir a Valencia cuando su padre, exfutbolista, seleccionador nacional y primer árbitro internacional en pitar partidos de fútbol, se hizo cargo de la secretaría técnica del Valencia Club de Fútbol, entre 1928 y 1956. Colaboró con el director valenciano en los guiones de Novio a la vista (1953), Los jueves, milagro (1957) y Plácido (1961), hizo lo propio con otro realizador valenciano, Luís Lucía (1914-1984) y fue uno de los fundadores de TVE en 1956.
14 Para Antonio Viñao Frago, autor del artículo “Del Bachillerato de élite a la educación secundaria para todos (España, siglo XX), disponible en la Red, el examen de Estado, establecido en pleno conflicto bélico, «reforzaba el carácter elitista, tradicional y socialmente restrictivo del mismo. (…) La tasa de aprobación en dicho examen osciló entre el 33 y 44%».
15 IBLLV 150pág. 373.
16Gómez Rufo, 1997: 110.
17Gómez Rufo, 1997: 114.
18Gómez Rufo, 1997: 121.
19 Gómez Rufo, 1997: 118.
20 No dejen de ver, por ejemplo, la estupenda escena de la boda en la iglesia.
21En 1947, se matriculó en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC) de Madrid. «(…) Entre los requisitos para matricularse figuraban tener acabado el Bachillerato y el examen de Grado y ser mayor de veintiún años», leemos en Villena, 2021: 63. Entre 1959 y 1970 García-Berlanga Martí fue un profesor nada tradicional de Dirección y Montaje en la Escuela Oficial de Cinematografía (antes IIEC) pues nunca impartía clase en el aula; lo que le gustaba era dar clase en una cafetería.
22En consonancia, por ejemplo, con lo que afirma Juan Sardá en su artículo de homenaje a García-Berlanga titulado “Adiós al Billy Wilder español” y publicado el 13 de noviembre de 2010 en https://elcultural.com. Por otra parte, el popular actor y director Santiago Segura también calificó así al director valenciano e incluso afirmó que «Luis debería estudiarse en el Bachillerato igual que se estudia a Pío Baroja», declaraciones recogidas en Villena, 2021: 273-274; la negrita es nuestra.