La historia del Sáhara está estrechamente ligada a la de España. Fue en enero de 1958 que lo Sáhara se convirtió en una provincia española. De este modo, la población saharaui, considerada española, empieza a vivir una época de progreso relativo. Las ciudades empiezan a crecer, los Saharauís (mayoritariamente nómadas) se vuelven sedentarios y se descubre un importante campo petrolero, que plantea una fuerte sensación nacionalista entre la población, que acaba liderando con el anuncio de la Autoridades españolas, en 1974, de un referéndum sobre la autodeterminación bajo el control de la ONU.
Es entonces que Marruecos, liderado por Hassan II, que quiere hacerse cargo de la parte occidental del Sáhara, negocia con Mauritania una actuación conjunta para recuperar y distribuir la tierra. Finalmente, a causa de problemas internos, Mauritania abandona, pero Marruecos permanece en su propósito. Fruto de su esfuerzo, la colaboración con los Estados Unidos y la pasividad española, tiene lugar la llamada "marcha verde", una marcha civil de 350.000 personas para recuperar el Sáhara. Anteriormente, el gobierno español firmó secretamente la orden de evacuar en 1976. De este modo, surge una feroz guerra entre Marruecos y el frente Polisario, cubierto por la supuesta entrada pacífica de la "marcha verde" y que provoca que más de 100.000 refugiados huyan en Argelia. Allí establecieron cuatro campos de refugiados, denominados wilayas: el Aaiún, Auserd, Samara y DAJLA.
Los Saharauís han estado en estos cuatro campos de refugiados al desierto de Hamada durante 36 años, llegando a 50 grados. A Hassania, su lengua, Hamada significa infierno. Los Saharauís tienen una expresión para maldecir a alguien, que significa algo así como "Dios te envía a Hamada". Ahora, a los caprichos del destino, se encuentran allá.
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