Fomentar la lectura es uno de los objetivos principales de la comunidad educativa. Si hay una idea que nadie pone en entredicho es que la competencia lectora es la base para lograr el resto de los conocimientos.
El Plan Lector, adecuado a nuestra realidad escolar, es capaz de unificar estrategias, optimizar recursos y sistematizar acciones para obtener resultados más satisfactorios que aumenten los índices lectores, favorezcan la comprensión lectora e impliquen el trabajo de las competencias básicas.
El objetivo no es sólo hacer leer más sino enseñar a leer mejor, sea cual sea la finalidad con la que se lea y el soporte que se utilice. Por ello, se aborda no solo los textos que se leen sino lo que se hace con ellos.
Nunca “leemos”, siempre “leemos para”. De hecho, interactuamos de forma diferente con los textos de acuerdo con lo que necesitemos de ellos, utilizando diferentes estrategias para introducirnos en los textos, para movernos en su interior y entre ellos. Por ello, el objetivo global debe ser saber usar una mayor variedad de textos para diferentes finalidades, tanto de uso educativo como personal:
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Leer para aprender
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Leer para disfrutar
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Leer para reflexionar
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Leer para expresarse mejor de forma oral y escrita
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Leer en la Sociedad de la Información
En nuestro plan lector tenemos en cuenta:
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La lectura es una fuente de información, de aprendizaje y de placer. Por tanto, leemos de manera diferente dependiendo de cuál sea nuestro objetivo.
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Leer no es únicamente saber decodificar un texto, sino más bien saber entenderlo. Si no los comprendemos, los textos acaban por resultarnos aburridos y la lectura deja de ser una actividad satisfactoria. Por ello, el trabajo sobre la comprensión lectora es básico e ineludible en cualquier proyecto o plan de fomento lector que se quiera llevar a cabo con garantías de éxito.
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Si la lectura es una fuente de información y de aprendizaje, ello significa que la lectura no es una actividad exclusivamente de carácter literario y, por consiguiente, en un plan de fomento de la lectura se deben programar también actividades de lectura relacionadas con las temáticas de las áreas no lingüísticas: conocimiento del medio, artística, religión, matemáticas, historia, ciencias, filosofía, educación física, etc.
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Tampoco se debe asociar la lectura a los textos que se transmiten en forma de libro, ya que también se fomenta el hábito lector mediante los cómics, las revistas – de información general o específica, de temática musical, deportiva, etc.–, los periódicos… y, sobre todo, en la época actual no debemos olvidar nunca que se lee mucho en soporte digital y online.