Biblioteca

En el IES Alameda estamos comprometidos con el fomento lector porque creemos en los múltiples beneficios que la lectura puede proporcionar al alumnado. Por ello, en el marco del Plan Biblioinnova’t desarrollado por la Consellería de Educación, el curso pasado iniciamos un proceso de modernización de nuestra biblioteca.

La primera acción que llevamos a cabo consistió en rediseñar el espacio de la biblioteca y convertirlo en un lugar confortable y agradable para que los estudiantes puedan disfrutar del placer de leer. Además, creamos un espacio en el que poder almorzar cómodamente antes de entrar a la biblioteca y organizamos una distribución que permite tanto el trabajo individualizado como el trabajo en equipo. 

La revisión de nuestro fondo bibliográfico nos permitió descatalogar los ejemplares que estaban obsoletos. Y en nuestro afán de ser una biblioteca sostenible y solidaria, organizamos un mercadillo para darles una segunda oportunidad y, posteriormente, donamos todos los libros que no se vendieron a una ONG.

El éxito está siendo rotundo y todos los días, durante el patio, estamos completando el aforo. Sin embargo, esta no es más que la primera página de nuestro particular libro. Todavía quedan muchos cambios por hacer y este curso vendrá cargado de novedades. Novedades que iremos compartiendo con vosotros a partir del día 24 de octubre, Día de las Bibliotecas, jornada en la que tendrá lugar la fiesta de inauguración de esta nueva etapa de la Biblioteca Javier Marzo. 

La Comisión de la biblioteca está formada por Elena Argudo (coordinadora), Jorge Fuentes, Alba Latorre, Alicia Llovera y Julio Viana.  

Enlaces de interés:

Portal Biblioedu GVA

Catálogo de la Red Electrónica de Lectura Pública Valenciana

Biblioteca Nacional

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Desde 1997, cada 24 de octubre, se celebra el Día Internacional de las Bibliotecas. En este día se resalta la importancia de las bibliotecas para la historia humana porque son el resguardo de su cultura, de sus escritos y creencias. 

Compartimos un extracto del discurso que hizo Federico García Lorca al inaugurar la biblioteca de su pueblo, Fuente Vaqueros, y que hoy, hemos leído a la hora del patio en la puerta de nuestra biblioteca.

Medio pan y un libro

«Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los

pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz”.

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