Una experiencia Erasmus+. Los estudiantes dicen:
La joya de la corona de la visita a la Galeria degli Uffici fue El nacimiento de Venus, de Sandro Botticelli. Se encontraba entre otros cuadros del mismo autor, ya que las salas estaban ordenadas, y cada una pertenecía a un artista diferente. Un grupito de gente se arremolinaba alrededor del cuadro, porque al fin y al cabo es uno de los cuadros más populares. Cerca también se encontraba La Primavera, también de Botticelli, donde aún más gente se paraba a hacer fotos. Aún así La Primavera me parecía un cuadro un tanto sobrecargado, muy oscuro, había mucho a lo que mirar, mucha acción ocurriendo y muchas personas realizando distintas actividades a las que observar. Sin embargo, la Venus era más simple, de colores más claros. El cuadro me transmitía, tal vez por el mar de fondo, sensación de tranquilidad y calidez.
Sin embargo, esta era una entre muchas otras salas, de distintos colores, algunas con esculturas, otras con pinturas. Y así durante pasillos y pasillos, con bustos y estatuas, cuadros pequeños y grandes. Así como cierta parte, en la que se notaba el cambio de época debido a también, el cambio de temática en las obras de los distintos artistas. Había, así por ejemplo, una sala en la que los varios cuadros que se podían observar mostraban escenas oscuras, pero con el centro iluminado de cálida luz, como una reunión de gente que se agolpaba y del centro emanaba, de algún sitio inexplicable, algún tipo de suave luminosidad. Todas estas salas, por supuesto, se encontraban llenas de gente que pasaba, hacía fotos, se quedaba mirando desde bien cerca o se sentaba en los bancos que había repartidos para observar desde la comodidad, pero también la lejanía. Al final del recorrido, podía observarse el capitalismo en todo su esplendor al tener que recorrer varias vueltas de estanterías y «escaparates» con libros y souvenires relacionados con el museo, para poder salir. Estaba muy bien situado, tenías que verlo todo antes de llegar a la salida, y aprovechaban para inventar todo tipo de productos, incluso algunos relacionados con obras que ni siquiera se encontraban en ese mismo museo, como una libreta del hombre de Vitrubio de Leonardo da Vinci, que se encuentra en Venecia. Y así, finalizó, entre cuadros, esculturas, turistas, y souvenires excesivamente caros, la visita a la Galeria degli Uffici.