25N «Que no nos corten las alas»

El 25 de Noviembre se conmemora, en todo el mundo, el día contra la violencia de género, una lacra que está acabando con la vida de miles de mujeres.

Conscientes del papel social y compensador que tiene la escuela, no podíamos seguir girando la cabeza ante esta terrible problemática.

Por ello, decidimos unirnos a la iniciativa del CEFIRE (centro de formación del profesorado) de Vinarós y «tejer» mariposa sbajo el lema «Que no nos corten las alas».

En el aulario de Vall concretamente, llevamos muchos meses «trabajando» con el alumnado la sensibilización al respecto y los/as más mayores se están convirtiendo en auténticos/as expertos/as con las gafas violetas. No se les escapa ni un anuncio de publicidad, ni un comentario... Detectan hasta los más «mínimos» micro machismos.

Este año decidimos abordar el tema a través de una serie de experiencias como una narración vivenciada (Cuento «Arturo y Clementina») o una gimkana feminista de la que participaron todos los comercios del pueblo.

Finalmente, pintamos una gran pancarta con el lema elegido por el centro y que ha presidido la entrada del pueblo toda la semana.

Pero esto no termina aquí; seguimos trabajando día a día para que llegue un momento en que este tipo de experiencias no sean necesarias.

Os animamos a toda la comunidad educativa a uniros contra la violencia de género educando niños y niñas libres, respetuosos y tolerantes, utilizando un lenguaje no sexista, evitando reproducir los estereotipos establecidos por la sociedad según el sexo, etc.

Continuamos caminando!

Un ateneo improvisado

En Vall llevamos el arte en las venas. Cualquier momento es perfecto para bailar, cantar, pintar o hacer teatro.

El pasado lunes, después de disfrutar del cuento "La vocecita", a los/las peques se les ocurrió ir más allá e interpretarla para el resto del alumnado y, por qué no, para los y las vecinas del pueblo.

Sin guía adulta, decidieron hacer entradas, ponerles precio, organizar la "sala" (contaron sillas, entradas), también tuvieron en cuenta la posibilidad que viniera alguna persona más mayor y, por eso, pusieron, detrás del todo, sillas más altas.

A la hora acordada, el público empezó a llegar con la entrada en la mano y dispuesto a pagar para ver el espectáculo. Tuvieron que pensar mucho cuando había que devolver dinero...

Todas/s quedaron encantados/as con la obra (aunque nos faltaban unos cuántos ensayos) y solo deseamos volver a disfrutar de otra tarde de teatro.

¿Os animáis a venir?