IDEARIO DE CENTRO

En el siguiente enlace pueden descargar la carta compromiso familia/escuela:

NUEVOS RETOS DE LA EDUCACIÓN DEL SIGLO XXI

La sociedad avanza y lo hace de manera cada vez más veloz.

La escuela no puede permanecer estática, ajena a esos cambios.

La calificación numérica mediante exámenes memorísticos, la exigencia de repetición textual de los contenidos en los libros de texto y las clases magistrales que reducen la participación del alumnado ya no cuadra con la sociedad actual, que está tendiendo a una forma de producción del conocimiento creativa e interdisciplinar.

Si entendemos la escuela como agente de cambio y disminución de desigualdades, hemos de tender hacia la búsqueda de un alumnado protagonista de su propio proceso de aprendizaje, crítico, creativo, emprendedor, competente digitalmente, con altas habilidades sociales, flexible y adaptable a caminos laborales diversos, pues trabajará en oficios seguramente aún no inventados.

Para ello, no bastará con la simple transmisión de conocimientos, el aprendizaje memorístico de los mismos y su evaluación numérica.

Se requiere una nueva mirada que abarque al individuo en su conjunto y que ponga énfasis en lo emocional y en todas las destrezas.

¿QUÉ VALORES QUEREMOS FOMENTAR?

El C.E.I.P. Antonio Machado se declara aconfesional y respetuoso con las creencias de cada persona. Pretendemos fomentar:

  • La cooperación y el trabajo en equipo frente a la competitividad.
  • El desarrollo del espíritu crítico ante la avalancha de información recibida.
  • El emprendimiento y la toma de decisiones.
  • La inclusión de todo el alumnado, detectando las barreras de aprendizaje.
  • La igualdad, sin distinciones por sexo, raza o religión.
  • El diálogo como modelo de resolución de conflictos.
  • El cuidado del medio ambiente.
  • El desarrollo de las habilidades sociales: solidaridad, respeto, tolerancia, empatía…
  • Los hábitos de vida saludables, referidos tanto a la actividad física como a la alimentación.

EL PAPEL DE CADA AGENTE EN EL PROCESO

Para el fomento de los valores antes descritos, debemos definir muy claramente lo que queremos. El objetivo básico del proceso debe ser el desarrollo integral del alumnado, abarcando todas las facetas de la persona: corporal, afectiva, intelectual, social, estética, moral…

EL ALUMNADO

Debe ser sujeto activo de su aprendizaje y colaborar en la construcción de su conocimiento.

Para ello debe:

  • Desarrollar todas sus inteligencias: la creatividad, la imaginación, el arte, las emociones, el afecto, la intuición, la expresión verbal y no verbal, la independencia, el esfuerzo…
  • Manejar los diferentes lenguajes: corporal, emocional, artístico, los idiomas, las TIC, el lenguaje científico que combina el pensar lógico con el crítico y el creativo sin dar prioridad a unos frente a otros, siendo conscientes de la importancia de la expresión oral, la lectura y la escritura.
  • Acceder a la infinidad de información que tiene a su alcance, desarrollando su sentido crítico, para que pueda hacerlo de forma selectiva.
  • Utilizar el modelo dialógico para la resolución de conflictos (Club de los Valientes).

LA FAMILIA

Es parte fundamental en este gran objetivo común que es el desarrollo integral del alumnado, por lo que es básico que:

  • Estén al tanto del proceso educativo de sus hijos e hijas, muy diferente a cómo aprendieron ellos y ellas en su día.
  • Se muestren abiertos a la información del profesorado sobre los modelos, las metodologías y didácticas utilizadas en clase.
  • Mantengan con el centro canales de información y colaboración.
  • Participen activamente en todas las actividades que les sean posibles.
  • Sirvan de modelo y sean coherentes con los valores que se pretenden fomentar.

EL PROFESORADO

Debe ser un modelo y guía que acompañe al alumnado en su proceso de aprendizaje y para ello:

  • Debe escuchar, dejar hablar y valorar las aportaciones del alumnado (a veces reconduciéndolas) para que logre elaborar un pensamiento propio.
  • Transmitir confianza e ilusión.
  • Conocer perfectamente a cada alumno y alumna, su momento de desarrollo evolutivo, su ritmo, las barreras que impiden o amenazan su aprendizaje, pero también sus fortalezas y las oportunidades que les brindan.
  • Programar actividades que incidan en todos los aspectos, permitiendo que el alumnado interactúe con el material de diversas maneras.
  • Presentar la información adaptada al estudiante, en lugar de exigirles que sean ellos y ellas quienes se adapten a la información.
  • Ha de ser consciente de que el conocimiento no se puede fragmentar. Las distintas materias son sólo aspectos concretos, diferentes, desde los que acercarse al saber, favoreciendo el desarrollo de las diferentes destrezas. Lograr una visión de conjunto del saber, no un cúmulo de informaciones puntuales, sin conexión entre sí.
  • Los contenidos no han de ser el fin sino el vehículo para acercarse al conocimiento. Así, el currículum debe ser abierto y flexible, adaptarse al alumnado y a su entorno, a sus intereses, a la realidad social y al día a día.
  • Propiciar la intervención del alumnado en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje y las actividades que valoren no sólo la memoria sino la comprensión, la capacidad de relacionar, la expresión oral y escrita, la creatividad y no la mera repetición de contenidos.
  • Saber que evaluar no es asignar una nota numérica, sino el estudio personalizado de los progresos y el esfuerzo de cada alumno y alumna. Debe ser formativa y ha de orientar, nunca juzgar o etiquetar.
  • Conocer diversas metodologías, poniendo especial énfasis en las activas y en las experiencias de éxito, para poder así dar la respuesta más adecuada a cada alumno y alumna.
  • Y para todo ello es imprescindible un Plan de Formación Permanente que permita al profesorado actualizarse y formarse en programaciones, metodologías y experiencias.