¿Sabías que con solo leche, calor y un poco de magia (bueno, limón exprimido), puedes hacer queso? En el Aula Oberta, junto a nuestros compis del laboratorio, nos pusimos el delantal y nos convertimos en auténticos artesanos del queso fresco.
La actividad fue una mezcla perfecta entre ciencia, cocina y sorpresa. Gracias a nuestro profe Jose, aprendimos que el queso no aparece por arte de magia en la nevera, sino que es el resultado de un proceso fascinante:
• Calentamos la leche, con cuidado y mucha paciencia.
• Añadimos el zumo de limón… ¡y comenzó la transformación!
• Observamos cómo se separaban el suero y la cuajada, una parte sólida que empezaba a parecerse a nuestro queso.
• Luego utilizamos una estameña, una tela fina perfecta para colar, con la que escurrimos bien la cuajada. ¡Aquí hizo falta algo de fuerza y muchas ganas de apretar!
• Finalmente, moldeamos… ¡y probamos!
Además de descubrir conceptos como fermentación, solidificación o filtrado, esta experiencia nos ayudó a trabajar la atención, la higiene, la autonomía y, cómo no, el gusto por hacer las cosas por nosotros mismos.
Jose nos trajo un acompañamiento perfecto para degustar nuestro queso: pan tostado y mermelada de fresa. Porque en el Aula Oberta aprendemos con los cinco sentidos… y a veces, incluso con un poquito de sabor a queso casero.










