María Blasco

El principal objetivo de la doctora española  era investigar unas estructuras cromosómicas llamadas telómeros y una importante molécula enzimática: la telomerasa. Entrevistada en junio de 2014 por la revista Quo, Blasco explicaría con notable claridad: «Los telómeros son unas estructuras que protegen el material genético y juegan un papel fundamental en el proceso del envejecimiento celular. Se encuentran en los extremos de los cromosomas y resultan esenciales para la estabilidad del genoma y para la vida de las células».

A pesar de su importancia, continúa Blasco, «cada vez que las células se dividen, las terminaciones cromosómicas se erosionan de forma progresiva, generando un deterioro que se va acumulando con la edad. Cuando este desgaste es máximo, se produce la senescencia y muerte celular». Los organismos vivos, sin embargo, cuentan con un enzima especial: la telomerasa, cuya función es precisamente mantener la longitud de los telómeros.

No obstante, explica la experta, los organismos se enfrentan a un problema: «la telomerasa solo actúa durante el desarrollo embrionario; después del nacimiento su actividad se silencia, deja de funcionar en la mayor parte de los órganos y los tejidos. Progresivamente, los cromosomas se van volviendo cada vez más cortos y surgen diversos tipos de daños que finalmente conducen al envejecimiento y muerte de la célula».

Este proceso, sin embargo, presenta una adversa excepción: las células cancerígenas. María Blasco lo explica: «para que haya cáncer, las células tienen que rejuvenecerse, algo que consiguen activando de nuevo la telomerasa, es decir, despertando aberrantemente un gen embrionario. Así, alargarán su vida dando lugar a cánceres más agresivos […]. En este aspecto, se ha detectado que cerca del 95% de todos los tipos de tumores humanos activan la telomerasa para mantener la longitud de sus telómeros, logrando dividirse indefinidamente».