La preparación del terreno para el huerto escolar es fundamental para asegurar un buen crecimiento de las plantas y una cosecha saludable. A continuación os presentamos los pasos que hemos seguido para preparar nuestro terreno:
- Selección del sitio: El lugar escogido recibe al menos seis horas de luz solar directa al día y con un buen drenaje de agua. Además hemos podido recuperar para el uso un terreno baldío.
- Limpieza del terreno: Retiramos cualquier tipo de escombros, piedras, hierbas o plantas existentes. Esto permitirá que las raíces de las plantas se expandan adecuadamente.
- Remoción del suelo: Al ser un suelo abandonado, estaba muy compacto por lo que fue necesario removerlo y mezclarlo con compost orgánico y tierra de jardín. Esto mejorará la estructura del suelo y aumentará la cantidad de nutrientes.
- Adición de abono: Agregamos abono orgánico al suelo para enriquecerlo con nutrientes.
- Riego: Regamos abundantemente el terreno para que la tierra esté húmeda y permita un buen crecimiento de las raíces de las plantas.
- Descanso del terreno: Esperamos unos días para que el terreno se asiente antes de sembrar nuestras plantas.
Nuestro huerto escolar se encuentra situado en un antiguo foso utilizado para practicar salto de longitud. Había sido rellenado en varias ocasiones con tierra y arena para amortiguar las caídas de los estudiantes, pero, después de tanto tiempo, la tierra se fue compactando y endureciendo.
Para crear un lugar donde las plantas pudiesen vivir primero delimitamos el terreno con bloques, en segundo lugar, se compró 2000kg de tierra enriquecida y luego, los alumnos la vertieron sobre la superficie que ocuparía el huerto y la nivelaron con rastrillos. Finalmente, con las azadas, se hicieron los caballones para plantar.