HISTORIA DE LA INSTITUCIÓN

Calidad, experiencia e innovación se aúnan en esta institución que ha sabido ir adaptándose a las demandas de cada momento educativo.

 

Corría el año 1.979 y en Benidorm, como siempre, debido al espectacular crecimiento de la población existía una carencia de plazas escolares agobiante: aulas con más de 50 alumnos, colegios que casi duplicaban el número de aulas para el que estaban construidos utilizándose para dar clase los espacios de servicios y fondos de pasillos…

 

En la partida del «Salto del Agua» se estaban acabando de construir dos colegios de EGB y un Instituto de Enseñanza Secundaria, el primero del municipio.

Las autoridades educativas y municipales decidieron abrir estos nuevos centros docentes y, para ello, trasladaron parte del profesorado del «Colegio Nacional Leonor Canalejas» a la zona del Salto del Agua.

Así se abrió nuestro colegio (Gabriel Miró) en septiembre, haciéndose cargo de la dirección del centro D. Tomás Ripoll Lloret con un claustro de profesores en el que destacaba el nombre de D. José Gavilán Monerris, que no quiso abandonar a sus compañeros, renunciando a su «eterno» cargo de director para acompañarlos al «exilio».

 

 La situación inicial no era muy halagüeña.

  • Los alumnos venían transportados en el autobús, pero al no estar construido el puente sobre el barranco los vehículos paraban a 400 metros del colegio, sobre el enlace de la autopista. Desde allí, a pie y campo a través llegaban al colegio.
  • Además, al haberse finalizado las obras de forma precipitada estaba todo el recinto plagado de escombros, maderas, clavos, hierros, herramientas viejas y restos de construcción.
  • Se carecía de mobiliario y material tanto para las aulas como para los servicios y se empezó con una mesa y un armario viejos cedidos por el Leonor Canalejas y una máquina de escribir de uno de los maestros.
  • Ante la dificultad del transporte de los alumnos y ante la imposibilidad de poner en marcha el comedor al carecer de mobiliario, maquinaria y menaje de cocina y comedor empezamos a funcionar en jornada intensiva de 9 a 14 horas.

Gracias al entusiasmo y la paciencia de toda la comunidad escolar (alumnos, padres, profesores, conserje y personal de servicios) poco a poco se fueron paliando los problemas y se fue normalizando el centro hasta llegar a la situación actual tras muchos años de existencia, en los que el colegio Gabriel Miró se ha convertido en un centro dotado de las instalaciones y servicios necesarios para responder a las situaciones educativas actuales más exigentes.

Autor: Ignacio Montero Solbes