Los estudios universitarios siempre han gozado de gran prestigio en la sociedad española. Durante muchos años, titularse en la universidad ha sido el objetivo de la mayoría de los estudiantes, en detrimento de los estudios de formación profesional. Esta es una de las razones del desequilibrio que se observa entre titulaciones y oferta de trabajo en el mercado español: crecen las ofertas de trabajo para titulados en formación profesional, pero el sistema educativo sigue proporcionando mayor número de titulados universitarios. Se calcula que “para el año 2020, el 50% de los empleos requerirán de una titulación de grado medio (FP y bachillerato), y el 35%, de una titulación de grado superior” (REDONDO, Marce, “La FP quiere hacerse mayor”, en El País, extra “Formación y Empleo”, domingo 27 de mayo de 2012, p. 12-13).
También es cierto, sin embargo, que este tipo de formación suele ir ligada a mayores niveles de ingresos y de prestigio social. En plena crisis, así lo afirmaba un artículo de prensa:
…“El debate sobre el acceso al empleo y las condiciones de los españoles con carrera universitaria suscita toda una serie de mitos sobre los licenciados, pero las cifras son tozudas: las personas con estudios superiores tienen menos tasa de paro (con una tasa del 16%, entre los 25 y 29 años, frente al 33% de los que tienen Secundaria) y ganan más dinero que el resto.”
Mars, A., “Licenciados más orientados al empleo”, El País, 30 de abril de 2010, p. 27