En un escenario que parecía sacado de una película de ciencia ficción, el alumnado de los Cursos de Especialización en Inteligencia Artificial y Big Data y del Curso de Especialización en Ciberseguridad se midió en un duelo de habilidades técnicas: un Capture The Flag (CTF) lleno de enigmas de criptografía y esteganografía. Esta no fue solo una actividad complementaria; fue un campo de prueba donde la velocidad de la IA se enfrentó al ingenio analítico humano.
Primer asalto: la IA toma la delantera
Desde el pitido inicial, los equipos de IA y Big Data demostraron por qué la automatización y el procesamiento masivo de datos están transformando el sector. En los retos de criptografía, el apoyo de modelos y herramientas de inteligencia artificial marcó la diferencia. La rapidez y la precisión fueron determinantes, situando a estos equipos en lo más alto de la clasificación. Fue una muestra clara de cómo la IA identifica patrones y resuelve problemas complejos en segundos.
El contraataque: el ojo crítico de la ciberseguridad
El ritmo cambió cuando llegaron los retos de esteganografía, el arte de ocultar información en archivos aparentemente inocuos. Aquí, la intuición, el análisis minucioso y el pensamiento lateral tomaron protagonismo. El alumnado de Ciberseguridad desplegó su capacidad para detectar lo que no se ve a simple vista, revisando metadatos, manipulando bits y rastreando canales ocultos. Su habilidad les permitió remontar y ocupar los primeros puestos, mostrando que hay áreas donde el criterio humano sigue siendo imprescindible.
Una sesión que fue más que una competición
Más allá de la rivalidad, lo más interesante fue el aprendizaje cruzado. Todos los grupos completaron los retos aplicando lo aprendido en sus módulos y, a la vez, observando las fortalezas del «equipo contrario». Fue una experiencia práctica que mostró las dos caras del mundo digital: la potencia de la automatización y la profundidad del análisis forense y la sospecha inteligente.
Como puedes ver, la gran lección de este CTF es que la IA es una herramienta valiosa, pero el conocimiento especializado es quien marca el rumbo. Cuando se combinan, forman un equipo imbatible para afrontar los desafíos profesionales del mañana. El alumnado no solo compitió; se preparó para un futuro donde la colaboración entre inteligencia artificial y criterio humano será clave para la resiliencia digital.



