Los desayunos de nuestros alumnos de 4º

Hoy, el la clase de cuarto, hemos hablado de alimentación: de lo importante que es comer bien, de lo malo que es consumir azúcar y de las cantidades tan exageradas que estamos consumiendo de productos no saludables. Hemos preguntado por los desayunos de esta mañana y este ha sido el resultado:

Sorprenden varias cosas:

  1. El 76% de los alumnos toma leche con ColaCao o azucarada para desayunar. De esto ya hablamos en esta entrada. Menos del 5% toma leche sin añadirle azúcar.
  2. El 14 % no desayuna absolutamente nada antes de ir a clase.
  3. Ninguno toma fruta (no, el zumo, aunque sea de naranja natural no se puede considerar fruta).
Posteriormente hemos sacado los almuerzos que hemos traído y la cosa tampoco mejoraba. Muchos zumos en brick, batidos de chocolate muy azucarados, bollería (demasiada), pan blanco, yogures líquidos azucarados, yogures normales azucarados… ¡Ah! y de los yogures de fresa hemos hablado de la cochinilla, tipificado como E-120.
De los yogures hemos visto que tienen que tener entre 4 y 5 gr. de azúcar y que si leemos la etiqueta y vemos que tienen más, es porque se trata de azúcar añadido. Una compañera ha sacado su yogur y hemos leído que ponía 14g. de azúcar. Por lo tanto, 10 de esos gramos son azúcar que no le corresponde al yogur. Recordamos que la OMS recomienda un consumo máximo de azúcar añadido de 13 a 15 gramos en niños. Ese yogur ya prácticamente llega al límite diario. Si, además, ha desayunado leche con ColaCao, ya ha pasado su límite.
Otro dato que hemos analizado han sido los yogures líquidos. Hemos aprendido que se trata de un producto excesivamente caro para lo que realmente es: 100ml de leche azucarada. Un compañero ha levantado la mano y ha dicho: «¡Pero lleva vitamina B6!». Entonces hemos preguntado qué era la vitamina B6 y nadie lo sabía, tampoco sabíamos para qué servía ni la cantidad que debemos tomar. Cuando el profe ha comentado que un plátano lleva la misma cantidad de vitamina B6 que 3 yogures líquidos, hemos entendido que no es necesario (ni saludable), ni económicamente recomendable consumir esos productos.
La clase se ha terminado rápido para la cantidad de dudas que había, pero nos hemos quedado con una conclusión muy clara y muy concisa: hay que comer comida. Y la comida sé lo que es. Todos conocemos qué es un plátano, una lechuga, unos garbanzos o un huevo. Sin embargo, no nos suenan algunos ingredientes que aparecen en los paquetes de los productos que comemos. Una regla general podría ser: Cuantos más ingredientes desconocidos leamos en la etiqueta, peor producto será.
Debemos aumentar y fomentar el consumo de verduras, frutas y legumbres. Y debemos reducir mucho el consumo de azúcar y de alimentos procesados. Es así de sencillo.

ACTUALIZACIÓN 17/05/2018
Al día siguiente, varios alumnos y alumnas trajeron fruta para almorzar a clase. Este es el poder de la educación y del trabajo en casa. Le damos la enhorabuena a esas familias que se conciencian y adoptan hábitos más saludables tanto para sus hijos como para ellos mismos.