Poseía el don de la conversación sencilla y llana, y lo difícil convertíalo en ligero y descomplicado. Justamente, estas cosas aprendidas de él.
Conversador nato, conocile en 1977, cursando el primer curso de carrera y siendo especialista dentro del atletismo en los 5.000 m. y 10.000m marcha. Él, como entrenador nacional de atletismo, sin cobrar “un duro”, entrenábanos a un grupo de atletas castellonenses en las pistas de ceniza del antiguo Estadio Castalia; curiosamente llegamos todos a las finales en los campeonatos de España.
Ya en aquella época, finales de los años 70, Enrique, José Ignacio Pallarés, Fernando Úbeda (que en paz descanse) y algún profesor de E.F más, eran los únicos en Castellón que atrevíanse a salir por la calle en chandal. Hasta entonces, el entre comillas “profesor de gimnasia” iba en corbata y chaqueta fuera y dentro de cualquier centro docente. Mas ellos fueron quienes revolucionaron esa y muchas más formas y estilos de vestir y de pensar.
Lucharon por una calidad de vida unida al ejercicio físico, y marcaron el comienzo de la dignificación de la Educación Física, tanto en niveles escolares como competitivos en nuestra ciudad y provincia.
Mucho, muchísimo podría extenderme en hablar de Enrique, porque 19 años de convivencia en el departamento de Educación Física del instituto, dan para conocerlo muy estrechamente.
Especial y entrañable recuerdo confiéreme el haber conseguido juntos en 1990 (impartiendo ambos la E.F. En diferentes institutos nacionales) el 2º premio nacional de recursos didácticos en E.F., yendo a Madrid a por el premio.
Y asimismo, mi agradecimiento a su persona por la movilización que llevó a cabo en la población de Chert en la década de los 90, consiguiendo poner en pie a todo el pueblo cada vez que personalmente en solitario, o bien en grupo, dirigíame a explorar grutas, cuevas, simas y pozos en ese término municipal y colindantes.
Gracias a él fueron extraídas a la luz hasta 60 nuevas cavidades subterráneas, de las apenas 15 que conocíanse durante toda la vida en el pueblo.
Su amabilidad, su afabilidad y su desprendimiento en pro de la alegria a los demás, fue siempre su denominador común.
Y no quiero extenderme más en el tema, porque son muchas las personas que también lo han conocido en mayor o menor medida y podrán añadir, completar y resaltar los valores que Enrique dejonos como ejemplo a seguir.
Gracias de corazón a todos los presentes, en nombre del departamento de Educación Física.
Por Santi Cantavella, profesor de E.F. Y compañero de departamento