La internacionalización de las empresas y la entrada en nuevos mercados se ha convertido en un aspecto irrenunciable para aquellos negocios que quieran seguir siendo competitivos y que apuesten por el comercio exterior para impulsar sus ventas. Estudiar el curso de Comercio Internacional te permitirá acceder a este ámbito tan dinámico y globalizado
Cambio de paradigma empresarial:
Hace ya algunos años que estamos viviendo un proceso conocido como la globalización, que consiste en la creciente interdependencia entre los distintos países del mundo uniendo sus mercados y sociedades a través de una serie de transformaciones que les dan un carácter global. La globalización se caracteriza por la integración de las economías locales a una economía de mercado mundial donde los modos de producción y los movimientos de capital se configuran a escala planetaria. Ante esta nueva realidad empresarial, cobra cada vez más importancia el rol de las empresas multinacionales y la libre circulación de capitales. Así pues, muchas empresas han decidido optar por adaptarse a este nuevo contexto y lanzarse a la conquista del mercado exterior. Sin embargo, son pocos los profesionales con formación en comercio exterior preparados para liderar este proceso de cambio y para entender la complejidad de hacer negocios con socios de otros países.
Revolución digital:
En los últimos años se ha gestado una revolución digital, como consecuencia de la entrada de las tecnologías digitales en todas las actividades económicas y sociales. El impacto económico de la revolución digital ha sido grande. Sin la World Wide Web, por ejemplo, la globalización no sería tan factible como lo es hoy. Con todos estos cambios, la revolución digital ha cambiado radicalmente la forma en que los individuos y las empresas interactúan. Las plataformas de comercio electrónico están transformando el flujo de bienes y servicios al abrirse a escala mundial. Esta nueva realidad facilita la entrada de pequeños emprendedores al comercio internacional.
Apertura de visión:
Viajar abre la mente, ensancha horizontes, despeja incertidumbres y renueva el espíritu. La formación en comercio internacional permite abrir las puestas al mundo y tener la capacidad de adaptarse a cualquier realidad cultural. Además, ayuda a ser competitivos en el dominio de otro idioma.