Jerusalén Lassaletta, profesora de Matemáticas y Coordinadora de Convivencia, se despide de todos nosotros con gran afecto dejando una huella imborrable tras su paso por el centro.
NO HE BUSCADO EL MOMENTO, EL MOMENTO ME HA BUSCADO A MÍ
Cajas eternas de pinturas, regletas de madera, tizas de colores, mi primer archivador de anillas…
Mi madre, su Pedagogía, un colegio innovador…
¡El mejor paisaje para despertar tempranas ilusiones!
La Educación, una de mis grandes pasiones, en la que reconozco cada día mi fascinación por su enorme capacidad de transformación y las Matemáticas, como lenguaje que nos ayuda a describir y entender nuestro mundo.
Aquí comenzó mi camino, la aventura de viajar para descubrir y maravillarse.
La realidad del aula era mejor que en mis sueños. Aquellos primeros años fueron preciosos, descubriendo miradas de ojos grandes que reclamaban más y más.
Pronto sentí la necesidad de bucear en sus mentes y dificultades de aprendizaje, así que me embarqué en Ciencias de la Educación para abrir más y más ventanas.
Llegué en septiembre del año 2000, con ilusión ante un nuevo Proyecto Educativo. No imaginaba entonces las oportunidades que me esperaban…
Trabajar con los más vulnerables, con aquellos que presentaban mayores necesidades o que casi estaban fuera del sistema, ha sido siempre mi mayor satisfacción.
«Una mirada, una palabra, un gesto, una sonrisa…nos pueden cambiar el día…y más».
Uno de mis permanentes desafíos ha sido mejorar la relación de cada alumno y alumna con el área. ¿Qué palabra o idea te viene cuando escuchas MATEMÁTICASSSSSSSS?
Ese ha sido el gran punto de partida para cambiar o potenciar su MIRADA MATEMÁTICA.
«Nuestro cuaderno no sería real sin todo lo que nos rodea».
Pero la creatividad no puede surgir de la nada…
Desde el primer curso, en que el Centro comenzó su andadura, entusiasmados por la Fotografía y convencidos de que las Matemáticas son un campo de estética, hemos salido del aula dando paseos tranquilos para descubrir y dibujar con la luz conceptos matemáticos.
¿Hemos disfrutado siguiendo el compás de una música?
¿Hemos imaginado alguna vez cómo sería un día sin números?
¿Hemos dado algún paseo mirando las formas de las nubes, la luna, los árboles…?
¿Hemos soñado observando el horizonte?
¿Hemos contemplado los edificios, monumentos y creaciones artísticas de nuestra ciudad?
¿Hemos visto la hora en un reloj de sol?
¿Hemos admirado un mosaico?
¿Hemos tenido en nuestras manos una caracola?
Mi bonito recuerdo también a todos los proyectos medioambientales, iniciados ya en los noventa, cuando los alumnos ya recogían el papel de sus vecinos para llevarlo a la Universidad, único punto de recogida…
El Centro apostó pronto y fuerte por la Convivencia, recuerdo aquellos primeros septiembres en los que recibimos una gran formación en mediación y resolución de conflictos, que irían modelando nuestro Programa de Convivencia, con el anhelo de crear un clima acogedor y confortable para la comunidad educativa.
Ha sido una larga trayectoria, más de cuarenta años recorriendo niveles y funciones, el ámbito urbano y el entorno rural, centros de específica dificultad y he sobrevivido a muchas Leyes, que no han cambiado en nada mi forma de entender y hacer cuando he cerrado mi puerta del aula.
El mayor tesoro, sin duda, habéis sido todas las personas que me habéis acompañado en esta larga aventura. ¿Qué decir de todos mis alumnos y alumnas, que tanto me han dado? ¿Y de los padres que han colaborado conmigo en tantos proyectos? ¿Y de mis queridos compañeros y compañeras de ayer y hoy que han estado a mi lado?
Me faltan palabras para tantos afectos.
Gracias también al maestro de maestros Giner de los Ríos, al matemático que quiso ser espía Marcus du Satoy y a psicólogos y pedagogos que tanto me han aportado.
Mi ilusión ha permanecido intacta. Ocurrió al atardecer (¡Qué metáfora!) del 15 de junio de 2023.
Siempre os llevaré conmigo, gracias siempre IES Playa San Juan.
Jerusalén