Bajé del coche de mi padre ilusionada, iría a Valencia con mis compañeros, no es algo que se hace todo los días. Crucé el paso de cebra y me paré en la acera y esperé a que mis amigos llegaran. A lo lejos vi una figura conocida que se acercaba, fui corriendo en su dirección y le di un fuerte abrazo. Esperamos a que llegaran nuestros otros amigos. Al cabo de unos minutos llegaron los demás, pero el autobús tardó una eternidad. Finalmente, salimos una hora más tarde, me senté en la ventana, pero no miré mucho el paisaje. No obstante, lo poco que vi era lindo, mucho verde, naranjos y huertos. No es muy común ver verde por aquí en Alicante, es todo muy seco. Así que estuvo bien ver algo que no fueran ramas secas o plantas secas y tierra.
Al bajar del autobús fuimos directamente al primer monumento, Las Torres del Serrano, pero como nos moríamos de hambre, los profesores nos dejaron comer. Después de eso fuimos a entrar a las torres que antiguamente formaban la puerta principal de entrada a la ciudad. Eran de estilo gótico y su nombre parece provenir de los mercaderes procedentes del norte. Subimos las escaleras y llegamos a una especie de balcón espectacular.
Al salir de allí me topé con un hombre que tocaba «Bella Ciau» acompañado de un acordeón. Cogí rápidamente una moneda de un euro y se la di, estaba de muy buen humor.
Después visitamos la Lonja, un centro comercial que constaba de dos partes, una de ellas de carácter renacentista. Estuvimos en el Salón de la Contratación, el Consulado del Mar y vimos una fuente, que se encontraba en medio de un lindo jardín de Naranjos, llena de monedas, «sueños» y «deseos». Atraída por su leyenda lancé una moneda con un deseo. Mi amiga hizo también una petición. No cuesta nada soñar, ¿verdad?
En el Salón de la Contratación, nada más entrar, vimos una preciosa vidriera azul. Después nos comentaron que los pilares en espiral simbolizaban un árbol que llegaba al cielo. Su techo antiguamente estaba decorado con estrellas, imitando una galaxia, y era artesonado, todo de madera. Era precioso. En el Consulado del Mar nos explicaron cómo se había construido. Sin duda, era el lugar perfecto para bailar. Por lo que mi amiga y yo no lo dudamos y comenzamos a bailar al ritmo de la canción Perfect de Ed Sheeran.
Más tarde fuimos al mercado de estilo modernista del siglo XIX. Tenía impresionantes gárgolas que se veían a gran altura desde afuera. A continuación, proseguimos nuestro camino y nos encontramos con la Virgen del Remedio, conocida como la Geperudeta por los valencianos, apodo que alude a su prominente joroba. Lo cual nos sorprendió, pues se la veía muy hermosa, engalanada de flores rojas y blancas.
Después nos dirigimos al Palacio de la Generalitat donde unos guías nos hablaron de su importante valor histórico. Sus curvadas escaleras eran impresionantes. En una de las salas se exponían magníficos cuadros de diferentes monarcas y sus techos brillaban al estar construidos con oro .
La vuelta a casa fue muy tranquila. Sin duda, fue un día memorable.
Isabelli Dalago de 2º ESO A