EL INSTITUTO JOSÉ MARÍA PARRA, 50 AÑOS DE VIDA
PILAR ROVIRA GRANERO
El instituto José María Parra nació en la década del 60. Una década llena de cambios económicos, sociales y culturales. El Franquismo se maquillaba de “democracia orgánica”, los tecnócratas diseñaban los planes de desarrollo, la oposición al régimen empezaba a crecer, los sindicatos de clase daban los primeros pasos, llegaba la televisión, los libros prohibidos o las reuniones clandestinas.
También para Alzira los años 60 fueron la década prodigiosa. Este desarrollo que experimentaba España llegó a la capital de la Ribera como un vendaval modernizador que cambia todo.
En primer lugar, el crecimiento económico alrededor del cultivo y la exportación de naranja, todavía pujante, y el incremento de la industria y el sector terciario atrajo un gran número de población migrante que se establece en la capital de la Ribera. Y es que una oleada migratoria de trabajadores procedentes de regiones interiores como Castilla la Mancha (Albacete, Ciudad Real, Toledo), Andalucía, Madrid, Murcia, Aragón y de las comarcas limítrofes en la Ribera del país, llegó a Alzira en busca de una vida mejor. Los datos migratorios entre 1960 y 1980 resultan reveladoras, el saldo migratorio oscila entre 400 y 900 personas por año, con un pico en 1975 y el número de habitantes de la población aumenta rápidamente de 26.669 en 1960 se pasa a 39.349 en 19801. Conviene destacar que son fundamentalmente obreros no cualificados y su juventud, son matrimonios jóvenes que buscan nuevas oportunidades laborales y educativas para sus hijos.
Entonces, el rápido crecimiento de la población comportó la necesidad creciente de viviendas, de equipación urbana y de servicios (autobús a la estación, la creación de nuevos barrios, instituto, colegios…). Alzira había iniciado la mayor transformación de su historia. Se acometen grandes obras de urbanización que van a cambiar la fisonomía de la ciudad convirtiéndola en una verdadera “capital”, aunque sea a expensas de sus monumentos históricos. Como la canalización y desecación del brazo muerto del río Júcar, la desaparición del puente de San Bernat, y el inicio de los primeros edificios de las avenidas Sants Patrons, Luis Suñer y Plaza del Regne. Pero también surgieron nuevos valles como el de las Basses y el barrio Sagrada Familia, donde se situó nuestro instituto.
En este contexto de cambio y desarrollo, se sitúa la petición de un instituto de enseñanza media por parte del Ayuntamiento de Alzira. Desde la II República, que concedió un instituto de enseñanza media en la ciudad, Alzira no tenía ningún instituto público para hacer el bachillerato. Después de la Guerra Civil un grupo de profesores abrió la Acadèmia Xúquer, un centro privado que preparaba los estudiantes alcireños para que se presentaran a las pruebas libres en el instituto de Xàtiva. En los años 60 ya funcionaba el instituto laboral, el Rei En Jaume, pero no había un centro específico para hacer el bachillerato elemental y superior.
Por otro lado, el emplazamiento del nuevo centro educativo se planificó en medio de una nueva barriada “Sagrada Familia”. Y es que la necesidad de viviendas empujó el rector de la parroquia de l’Alquerieta a encabezar el proyecto de ampliar el barrio. Entonces se formó una cooperativa de viviendas y se construyeron 625 viviendas para albergar familias trabajadoras. Tres edificios altos de diez plantas y otros tantos de cuatro plantas que rodeaban nuestro instituto. Ciertamente, la situación de este a la nueva barriada obrera alejado del centro de la ciudad, fue fundamental para proporcionarle un impulso educativo y cultural de primer orden al barrio. De hecho la construcción de este centro educativo, culminó dos procesos que se dan al mismo tiempo en la sociedad alcireña: las aspiraciones de tener un centro público de enseñanza media y la dotación de infraestructura educativa de un nuevo barrio.
LA CONSTRUCCIÓN DEL INSTITUTO Y LOS PRIMEROS PASOS
La decisión del Ayuntamiento de Alzira para pedir un centro educativo de enseñanza media pasa por un largo periplo administrativo hasta hacerse realidad.
A principios de 1963 se formalizó la petición de un instituto de enseñanza media por parte del Ayuntamiento de Alzira al Ministerio de Educación, que es aceptada el 8 de marzo del mismo año.
El 16 de abril de 1964 el Ayuntamiento aprobó este proyecto y el 9 de mayo de 1964 es aceptado por el Ministerio. El arquitecto municipal, Andrés Herruzo Goberna, fue el autor del edificio.
El Ayuntamiento compró los terrenos en septiembre de 1965. Eran 19.030’2 m² de los cuales el instituto ocupará 15.1234,80 m². Las obras se adjudicaron a Manuel Balaguer Ordag, constructor de Sagunto, por un valor de 17.480.369,13 millones de pesetas más el coste de los terrenos 1.855.444,5 millones hacen un total de 19.335.813,63 millones de pesetas. Para financiar el instituto el consistorio pidió un préstamo en el Banco de Crédito Local por valor de 20.000.000 millones de pesetas. El Ayuntamiento estaba ejecutando otra gran obra urbanística, la transformación de la cama del brazo muerto del río Xúquer, en la avenida Sants Patrons. de la venta de solares para la construcción de los edificios se pagaría la obra del instituto. La dirección general de educación lo amuebló, lo dotó de material científico y se encargó del mantenimiento y de la nómina de los profesores contratados.
José Pellicer Magraner, regidor en el momento de la petición y después alcalde de Alzira, fue el impulsor del proyecto. Era profesor de física y química en la Acadèmia Xúquer e hizo suya la reivindicación de tener un centro educativo de bachillerato en Alzira y, finalmente, lo consiguió y siendo uno de los primeros profesores del Parra.
La orden de 20 de julio 1967 dispuso el inicio de las actividades docentes para el curso 1967-1968 y el decreto 2290/1967 de 19 de agosto creó el instituto José Mª Parra. Las clases se iniciaron el 7 de octubre de 1967 sin que el edificio estuviera completamente acabado. Tan solo fueron habilitadas 10 aulas, el despacho de dirección, conserjería, sala de profesores y laboratorio. El catedrático de lengua y literatura castellana, Victor García de Concha, fue nombrado director. Este primer año se pusieron en funcionamiento los cuatro primeros cursos de bachillerato elemental y el año siguiente el bachillerato superior y el preuniversitario. La matrícula era de 470 pesetas.
Para iniciar el curso, el ayuntamiento contrató a una auxiliar administrativa, Virtudes Grau, que empezó a matricular los alumnos. Además, del Parra dependían tres secciones situadas en Carcaixent, Tavernes de la Valldigna y Carlet, que después se convertirían en institutos independientes, y también tenía dos centro asociados, «La Purísima», a Alzira, y el «Colegio Adaptado de Alberique».
Grau recuerda que matriculaba por la mañana en Alzira y, por la tarde, en las secciones. El dinero de la matrícula se ingresaban en el Banco de España en Xàtiva e iban ella y el secretario a hacer el ingreso de cantidades que podían ascender a 2 millones de pesetas. Aquel primer año se matricularon 476 alumnos de bachillerato elemental y conformaron la plantilla 26 profesores.
El director fue nombrado por el Ministerio de Educación. Victor García de Concha era un joven catedrático de lengua y literatura castellana que vino en el Parra con mucha ilusión y ganas de trabajar. Además de poner en marcha el instituto fue un gran dinamizador de la vida cultural de la ciudad. Al llegar eligió el mobiliario suministrado por la empresa Federico Giner de Tavernes de la Valldigna, contactó con el ministerio de Información y Turismo y consiguió paneles de las provincias de España para decorar el instituto, que montó Amparo Part, profesora de dibujo. Contrató el profesorado que era todo interino salvo él y de Isidoro Muñoz, catedrático de latín. También organizó conferencias, llevando escritores amigos suyos de Madrid e incluso se realizaron unos Juegos Florales.
Para empezar el curso el 9 de octubre 1967 se celebró una misa, oficiada por el rector de la parroquia Sagrada Familia, José Vilar, y el director pronunció una lección magistral en el salón de actas del centro. El 7 de noviembre el alcalde recibía los profesores en el salón del consistorio donde se hizo la presentación oficial. En cuanto al alumnado, tenemos que decir que iba vestidos con un uniforme que llevaba bordado el escudo de Alzira, al entrar cada día formaban hileras y el director los hablaba desde las escalas. Con el entusiasmo de todos, alumnos y profesores, el Parra daba los primeros pasos.
INAUGURACIÓN OFICIAL
Para el curso siguiente 1968-1969, el edificio ya estaba acabado, y es a agosto cuando finalizan las obras, siendo inaugurado oficialmente el 10 de diciembre de 1968. El director general de enseñanza media, Agustín de Asís y Díaz Garrote, presidió el acto junto con el alcalde José Pellicer, la corporación municipal y el nuevo director del centro Pedro López Llorens.
La comitiva fue recibida en la entrada del instituto por los alumnos. El vicario episcopal, Vicente Torregrosa, bendijo el nuevo centro de enseñanza. A continuación se hace un recorrido por la biblioteca, los laboratorios, el gimnasio y finalmente el salón de actas donde se pronuncian los discursos inaugurales.
El instituto fue proyectado para 1.200 alumnos. Era un instituto mixto. Para el curso 1968-1969 la matrícula aumentó considerablemente, de 476 alumnos del curso anterior pasó a 735, de estos 573 eran de bachillerato elemental y 162 de bachillerato superior y preuniversitario. La plantilla de profesores se configuró con los nuevos catedráticos, que toman posesión de sus cátedras y con profesores interinos.
El nuevo centro significó un gran impulso educativo también para la comarca. En los primeros años venían muchos alumnos de muchos pueblos de la Ribera y el alcalde Pellicer crea una residencia de estudiantes pero solo permaneció abierta dos años.
En aquel momento la modernidad y la dotación de recursos del centro era realmente espectacular e impactante. El edificio constaba de tres plantas con amplios patios y jardines. Tenía 34 aulas, tres laboratorios, 10 seminarios, oficinas, secretaría, siete despachos y sala de profesores. Era un edificio funcional y luminoso de sobrias líneas rectas modernas pareciendo en el edificio de la celebre escuela de la Bauhaus en Dessau, tanto en cuanto al plano (dos cuerpos unidos de aulas unidos por un gran puente como fachada principal, a menor altura) como en cuanto a la utilización de materiales (hierro, hormigón y vidrio) y a la filosofía de su construcción para estar al servicio de los usuarios. Una construcción que trataba de conjugar la naturaleza con la arquitectura con los patios interiores llenos de vegetación. Un amplio hall acristalado y libre para facilitar el tráfico de los alumnos. Y, un fastuoso salón de actos, centro de los acontecimientos más relevantes del instituto pero también del barrio.
EL NOMBRE DEL INSTITUTO
El nombre del nuevo centro educativo lo decidió el Ayuntamiento en sesión extraordinaria de 18 de abril de 1968. A propuesta de la comisión de cultura y a la vista de los méritos como historiador y archivero de la ciudad, el instituto se denominó José Mª Parra. Un erudito local que había publicado estudios sobre historia medieval de Alzira y había logrado prestigio entre sus colegas. El 16 de diciembre aprobó el nombre el Ministerio de Educación.
NUEVAS OBRAS Y REFORMAS
No hacía más que dos años que se había abierto el centro cuando en julio de 1969 se iniciaron obras de mejora en el gimnasio y en el salón de actos «para dar un acabado de mayor calidad y mejor confort y ambientación». Las obras consistieron en poner el pavimento de madera en el gimnasio y persianas exteriores graduables, forrar de madera el salón de actos con la construcción del entarimado y del altillo para tramoya y persianas para el edificio principal.
Las reformas continuaron el año siguiente para perfeccionar las instalaciones. En el 1970 el profesor de educación física, Juan Antonio Mini de Leiva, propuso hacer una piscina cubierta que finalmente se construyó pero que nunca pudo ser utilizada porque no se hicieron desagües.
Pero estas novedades eran tan sofisticadas para la Alzira de los sesenta que sacudían la imaginación de alumnos y sobre todo de vecinos. En una época en la cual no todo el mundo tenía piscina y mucho menos climatizada, ir a clase y disfrutar a la vez de estos deportes era realmente como soñar despierto.
La pantanada de 1982 provocó numerosos perjuicios en el edificio. El panorama era desolador: la planta baja, donde se situaba secretaría, estaba completamente destrozada, los archivos destruidos. Pero los padres, el vecindario, la gente de los pueblos no afectados se volcaron y vinieron a limpiar el instituto, con un ejemplo de solidaridad. Además una empresa petrolera «Petromed» financió parte de las reformas que necesitaba el centro. También en este años, al 1985, se instaló la calefacción, reivindicación que costó mucho de conseguir y que desde la pantanada se sentía una obra de primera necesidad. No se ha acometido ninguna gran reforma del edificio en 50 años, ahora parece que se va a reformar conservando su construcción originaria. Esperamos que se haga pronto realidad.
En cuanto al ámbito administrativo, tenemos que decir que quedaba una cuestión para resolver entrado ya el siglo XXI, la titularidad de la propiedad del edificio y la parcela. El instituto José Mª Parra estuvo pagado por el Ayuntamiento de Alzira y, aunque había cedido la utilización al Ministerio de Educación y a la Conselleria de Educación de la Comunidad Valenciana en 1987, no había perdido la propiedad. Pero en 2006 para regularizar la situación patrimonial el Ayuntamiento acordó hacer cesión de la propiedad de la parcela y del edificio a la Generalitat Valenciana (DOGV 24-08-2006).
Entonces, después de 50 años de vida, hay que destacar que el instituto José Mª Parra nació de la preocupación para dotar en una población creciente de una infraestructura moderna y líder que facilitara el acceso a la educación secundaria a un número cada vez más elevado de alumnos, que respondiera a las demandas sociales. En este sentido, el instituto se convirtió en un lugar de difusión y referencia cultural para la población pero también para el barrio, tanto en el ámbito educativo como en el cultural. El acceso próximo a la segunda enseñanza facilitó la educación no solo de una gran parte de la población de Alzira y de la Ribera en edad de estudiar sino también de los hijos de trabajadores que habitaban en l’Alquerieta. Pero, además, fue un centro dinamizador de la cultural del barrio y de la ciudad. En el salón de actos, un lujo para la época, se han celebrado conferencias culturales, literarias, políticas, conciertos, ensayos de grupos de teatro, representaciones teatrales, mítines políticos, incluso, primeras comuniones y presentaciones falleras. El instituto siempre ha estado apoyando el barrio y el barrio siempre ha estado nutriendo el instituto en constante diálogo entre sociedad e institución educativa.
Larga vida al Parra.
1Grup Tramuntana: Alzira Estudio demográfico y urbanístico. Alzira 1989.
LISTADO DE DIRECTORES Y DIRECTORAS
NOMBRE | PERIODO |
VICTOR GARCÍA DE LA CONCHA | 1967-1968 |
PEDRO LÓPEZ LLORENS | 1968-1973 |
JESUS CONESA | 1973-1977 |
JOŚE SERRANO ALTAMIRA | 1977-1982 |
JUAN GRAU PARRA | 1982-1986 |
Mª ANGELES FERRER FONTANA | 1986-1988 |
MANUEL MORENO GONZÁLEZ | 1988-1989 |
JOSÉ SANCHO FOMBUENA | 1989-1990 |
BERNAT MIR HERNANDIS | 1990-1991 |
FRANCISCO GARCÍA-MELGARES SÁNCHEZ | 1991-1992 |
JESÚS MARRODÁN GIRONES | 1992-1996 |
VICENT ALONSO CLIMENT | 1996-1997 |
CARLOS GARCÍA MIRALLES | 1997-2005 |
FRANCESC CAMPOS COTS | 2005-2012 |
CARLOS GARCÍA MIRALLES | 2012-2013 |
LUIS MONTAGUD BELLOD | 2013-2021 |
ÀNGELA M. MASIÀ SANCHO | 2021 – … |