El pasado viernes 6 de mayo, los alumnos del IES Oleana de los cursos 4º ESO, 1º y 2º de bachillerato, y algunos otros grupos de Utiel, nos disponíamos camino al Teatro Principal de Requena. Y es que pasadas las nueve de la mañana comenzaba la obra de teatro Historia de una maestra, de la mano de la compañía de teatro Cactus Teatre.
Esta obra es originalmente una novela de Josefina Aldecoa y la representación teatral es una adaptación realizada por la propia actriz protagonista. En cualquier caso, los temas principales que narra la historia son temas históricos, ya que se sitúa en los años anteriores a la Guerra Civil española, pudiendo así contextualizar los hechos. Además, se tratan otros temas que son mucho más actuales como es el racismo, en la etapa en la que la protagonista vive en Guinea; el machismo que la misma sufre por ser una mujer, cosa que en ningún momento le impidió ejercer su profesión, y enlazando con esto último, también se refleja muy bien la importancia de la educación y el papel de los docentes en la historia de un país, visibilizando la situación de analfabetismo en la España rural de la época y tratando de poner en valor las reformas que se llevaron a cabo.
En cuanto a la actuación de la obra, creo que algo que nos sucedió a prácticamente todos los espectadores es que no nos esperábamos que se tratara de un monólogo. La misma actriz, con gran destreza, se puso en la piel de todos y cada uno de los personajes. Para ello cambiaba el tono de voz, la forma de gesticular o el gesto de la cara. Considero que ella realizó un gran trabajo por esa parte, aunque hasta que nos pusimos en situación la obra parecía un tanto desconcertante. Desde mi punto de vista, tratar de representar una obra de teatro con un solo actor es, por un lado, una opción arriesgada por la complejidad de memorización y de interpretación y, por otro, una forma muy densa de expresar una novela de tema histórico. Es decir, creo que debido a que se tratara de un monólogo, las ideas de la obra quedaban bastante disueltas porque pierde esa vivacidad que hace que una obra atraiga al público y quizá así se haga demasiado monótona y pesada. Y esto lo pudimos comprobar, ya que en los momentos en los que cambiaba de vestuario o cambiaba objetos de la escenografía, la atención del público se volvía a centrar en la obra.
Precisamente, la escenografía me pareció más que apropiada ya que el vestuario, simplemente, te hacía sentirte dentro de la época e incluso del lugar (por ejemplo, el pasaje en el que la protagonista se encuentra en Guinea, la actriz anda descalza). Por otro lado, los objetos utilizados, la mesa, la maleta, la pizarra, la bola del mundo, las sillas, etc. creo que conseguían ser visuales y a la vez muy simbólicos, siendo así una escenografía sencilla y clara. De igual forma sucedía con el sonido y luz, se trataba de una composición bastante sencilla pero que permitía potenciar algunas de las escenas envolviendo a la obra en un ambiente verosímil.
Después de la representación, tuvo lugar un coloquio en el cual pudimos hablar con la actriz protagonista y comentarle nuestras dudas y aprender y profundizar más sobre la obra y así también sobre la historia de nuestro país. Fueron varias las preguntas que se formularon y bastante interesantes.
En conclusión, creo que es una obra bastante completa por el hecho de tratar temas tan importantes y que a la vez se encuentran tan unidos, pero esta adaptación quizá no sea la más adecuada para representarlos, ya que el papel de la mujer en esa época pasa bastante desapercibido. De igual forma, pude disfrutar de una obra de teatro de la cual destaco el final, un final completamente abierto que dará lugar a dos obras posteriores de Josefina Aldecoa y que de alguna forma te permite imaginar lo que sucedería después, trasladándote así al momento histórico.
Andrea Navarro Vergillos