Este curso comenzamos por el final. Bueno, no exactamente, aunque sí algo parecido. Veréis. En el último número de Ola18, el 23, («¡madre mía, ya con este 24 números… !») no pudimos incluir la crónica del acto de graduación de nuestros alumnos de 2º de Bachillerato. Así pues, y saldando esa deuda tan importante, comenzamos las publicaciones de este número, ya el 24, con ello.
El acto tuvo lugar el pasado 6 de junio en el patio de nuestro centro tal y como exigía la situación pandémica en aquellos momentos. También por exigencias de la pandemia, los alumnos no pudieron contar con la presencia y acompañamiento de sus padres y familiares más cercanos, pero ello no fue tampoco capaz de «aguarles la fiesta», que disfrutaron de principio a fin, como debe ser.
Divididos en dos bloques, los componentes de los seis grupos de 2º de Bachillerato fueron desfilando ante la mesa presidida por la directora del centro, Aurora Arias, y entre los acordes de temas como Mediterráneo de Serrat, A sky full of stars de Cold Play o Firework, Halo o Beliver, fueron luciendo sus mejores galas para recibir, de manos de sus tutores, la orla que les acreditaba como bachilleres.
Bajo la dirección de la Vicedirectora, María José García, el acto comenzó con la bienvenida a todos ellos, y a continuación, el profesor de Filosofía Gabriel Iváñez actuó de maestro de ceremonias dedicando a los alumnos unas entrañables palabras de ánimo de cara al periodo de sus vidas que estaban a punto a de iniciar.
Dos alumnos en representación de todos ellos, tomaron la palabra posteriormente. Os dejamos aquí los dos discursos que dirigieron a los presentes y que, a través de esta página os llegan a todos vosotros.
El primero fue Miguel Farach, de 2º de BAC A.
«Qué tiempos estos que nos ha tocado vivir, ¿verdad? Entramos así, midiendo metro cincuenta, y estamos aquí ahora, algunos con pareja, otros con matrículas, otros simplemente disfrutando de su juventud, de la que aún no nos pueden quitar estas mascarillas. Seis años, posiblemente los años que más nos han cambiado de los 17, 18 o incluso un par más que tenéis algunos. Entramos con unos amigos, por el camino hemos encontrado otros, e incluso estos se pueden haber ido distanciando poco a poco. Gente que creíais que era buena y acabaron perjudicándoos, o al revés, gente que la mirabais como “este que se habrá creído, no se qué” y acabasteis siendo inseparables. O en cuanto a carreras, ¿cuántos de vosotros habéis cambiado varias veces lo que queréis estudiar a lo largo de estos años? O los que ni siquiera sabían qué hacer con su vida y han descubierto cosas que le encantan y que le llenan.
Hemos cambiado muchísimo, más de lo que nos podemos imaginar, y si no preguntadle a vuestros profesores que teníais en primero o segundo de la ESO, qué os dirán ellos sobre vuestro mini-yo.
Aquí todos hemos pasado penurias, unos más, otros menos, pero todos hemos sufrido durante estos años. Y mirémonos ahora, habiendo superado estas calamidades que se han interpuesto en nuestro camino, aquí, a escasos minutos de la que pueda ser la última o de las últimas veces que pisemos este lugar que nos ha cambiado tanto, que tantos recuerdos, experiencias que nos han cambiado, nos traen.
Ahora miremos a nuestro alrededor… No soy adivino, pero de los que hay dudo que volváis a ver a muchos, y otros os distanciaréis por la distancia física o emocional. Pero, ¿qué pasó cuando llegasteis aquí? Conocisteis a nueva gente, nuevos profesores, nuevas experiencias y aprendizajes; sean por las buenas o por las malas, pero aprendizajes al fin y al cabo, que es lo más importante.
Y eso es lo que pasará otra vez. Creo yo, porque es la vida tan cruel, tan retorcida e impredecible, que las vías por las que nos lleva a unos y a otros son muy diferentes. Y aunque queramos por activa y por pasiva predecirlas no nos va a servir de mucho, pues ni el más sabio conoce el final de todos los caminos, y menos manipularlos a su antojo.
Ahora, mirad adelante. ¿Todo lo que tenéis planeado? Muchas de esas cosas no ocurrirán jamás. No os lo toméis muy a la tremenda cuando esto pase, hay cosas que no dependen de nosotros; además de que al irse estas vendrán otras que, ¿quién sabe?, a lo mejor os gustan más. Así que no os estreséis por ello. Pero las que se puedan hacer, hacedlas. No nos amarguemos la vida por miedo a cambiar las cosas, o pensando en el “¿Qué habría pasado si hubiera mandado ese mensaje?” o “¿Y si le hubiera dicho a ese chico o chica que me gustaba?” o “¿Y si…? Lo que sea”. Lo que sea que penséis en hacer, que ni dañe a vosotros ni a otros, hacedlo, y no lo pospongáis por ninguna razón, nunca. No malgastéis ni un segundo de vuestra vida en preocupaciones que os alejen de lo verdaderamente importante, que eres tú mismo o tú misma y los que quieres.
Que sí, que hay que trabajar, obviamente, pero no puede ir por encima de vuestra alma, vuestras relaciones y vuestra salud. Vosotros pensad: cuando estéis llegando al final de vuestra vida no creo que digáis “Ojalá hubiera trabajado más horas de las necesarias trabajando”. Lo que yo quiero que digáis a medida que van pasando los años es: “Joder (con perdón), hice todo lo mejor que pude, no me arrepiento de mis decisiones y he intentado disfrutar cada maldito instante, aferrándome a cada alegría”. No podemos vivir centrando todas nuestras fuerzas en cosas que no nos cuidarán cuando estemos enfermo ni nos escucharán cuando necesitemos hablar con alguien. En definitiva, no podemos pasar por la vida como si no la tuviésemos que vivir, porque de
ser eso, con el tiempo nos daríamos cuenta de que no hemos hecho nada, y entonces puede que sea demasiado tarde para cambiarlo.
Yo, particularmente, no me puedo quejar. Lo he pasado mal sí, igual que todos vosotros; he cambiado de forma de pensar, igual que todos vosotros; he madurado, igual que todos vosotros; he encontrado cosas que ni yo sabía que me gustaban y ahora son parte indispensable de mi vida y mi tiempo libre, igual que os habrá pasado a vosotros. Creo que nos llevamos de aquí a gente encantadora, otra con la que nos habría gustado hablar más, otra que aunque les pudimos tener rabia ahora podríamos decir “Quizá fui muy duro con él o con ella”, o “Debería haberle entendido mejor”. Algunos aquí se habrán formado un espacio importante en vuestra vida, y dais gracias porque os hayáis topado con ellos y os hayan cambiado tanto. Estoy seguro. Y si no están aquí, están en el turno de después.
Y no solo alumnos, también profesores, todos magníficos, a los que guardaremos un hueco especial en nuestro corazón. A algunos, debo decir, les he llegado a coger cierta manía durante los cursos pero ahora lo pienso y me doy cuenta de que lo estrictos que fueron fue solo para ir templando nuestra fortaleza y resistencia al estrés y al fracaso, y para enseñarnos lo que significa la disciplina, la constancia, el respeto y el esfuerzo. Cada uno tendrá a aquellos profesores que les han llegado a dejar huella de forma especial. Os sugiero que al acabar este acto vayáis y les digáis lo que os han marcado: a lo mejor no los veis nunca más, y mejor que sepan cómo han influido en vosotros. Les daréis una alegría, seguro.
Y, bueno, acabando, decir que no es el mejor tiempo el que nos ha tocado vivir. Una pandemia. Anda que nos tenía que tocar a nosotros, ¿eh?. Eso no nos lo esperábamos nadie. Pero, pensándolo mejor, para muchos ha sido un momento de reencontrarse consigo mismos y entenderse. No todo es malo. Por eso os digo en las últimas palabras que me oiréis muchos: reíd hasta que los pulmones se os vacíen, saltad hasta quedaros sin aliento, cantad hasta desgañitaros, amad mucho, llorad lo necesario, haced lo justo, enfadaos lo mínimo, sed un ejemplo para los pequeños y sed el orgullo de los mayores.
Dicen muchos “Ojalá la pandemia nunca hubiera llegado, ojalá nada hubiera ocurrido”. Y yo os digo que eso es lo que desean quienes viven estos tiempos. Pero no les toca a ellos decidir, ni a vosotros ni a mí; no podemos hacer nada por ello. Lo único que podemos decidir es qué hacer con el tiempo que se nos ha dado.
Aquí acaba nuestra adolescencia y nos llama la adultez. Decía el refrán: por cada cosa que alcanzamos, hay algo que dejamos atrás. Este es vuestro primer gran ejemplo.
No os diré no lloréis por lo que dejáis atrás, pues no todas las lágrimas son amargas. Y estas no lo son, os lo puedo asegurar.
Puede que no nos veamos en mucho, pero nos veremos. Confío en ello. Muchas gracias, y os deseo una feliz vida llena de amor y abundancia a todos.»
Posteriormente fue Nuria Rodrigo, de 2º de BAC E, la que se dirigió con estas palabras a sus compañeros:
«Buenas tardes a todos y todas.
En primer lugar, quisiera agradecer al equipo directivo haber hecho posible que estemos aquí celebrando nuestra graduación. Mil gracias por vuestro esfuerzo y más en estos momentos tan difíciles con la Covid-19. En segundo lugar, quisiera agradecerles a todos los profesores que nos acompañado este curso y han tratado de sacar lo mejor de nosotros. Pero no solo agradecemos a los que están hoy aquí, sino a todos los que nos han enseñado desde el primer dia que llegamos, a los que están y a los que no. Hace ya seis años de ese primer dia de instituto. Seis años que han pasado volando pero que en los que hemos crecido y madurado y nos hemos convertido en las personas que vemos ahora. Entonces, llegamos asustados a un lugar extraño y grande y nos rodeamos de desconocidos. Sin embargo, desde hace ya tiempo miramos este instituto con la misma familiaridad con la que miramos nuestra habitación y aquellos desconocidos no eran más que compañeros y amigos por conocer.
Antes, veíamos segundo de bachiller como una fecha muy muy lejana. Pues bien, aquí estamos seis años después, años en los que hemos reído, llorado, estudiado e incluso viajado. Creo que todos recordamos los viajes a Porta ventura, a la nieve y a Paco con su megáfono. Volviendo al presente, este curso ha sido un curso muy complicado. Se ha juntado todo: la COVID y la PAU, que ya por fin hemos pasado. No nos hemos podido abrazar tanto como nos hubiese gustado pero seguro que no hemos sabido transmitir nuestro cariño de alguna otra manera. Por ejemplo, con palabras, ya que lengua nos han enseñado que las palabras pueden resultar muy útiles; historia que nuestros exámenes no son nada comparados con tantas guerras sangrientas, y los idiomas como inglés y valenciano, que hay muchas maneras de decir lo mismo; matemáticas, para los de
ciencias, que todos los problemas tienen solución; latín, para humanidades que una lengua siempre vive mientras sea importante para alguien; y Fundamentos del Arte, a los del artístico nos ha enseñado que no todos vemos la realidad de la misma manera. Y no sigo con más asignaturas, que sino esto se haría eterno y creo que todos queremos olvidarnos de ellas y descansar este verano.
Verano, es lo que hemos soñado durante todo este curso, que parecía no acabarse y ahora parece mentira que se termine. El verano es el puente entre el fin de lo que ha sido prácticamente nuestra adolescencia, y el comienzo de una nueva etapa. Una etapa, que no tenemos ni idea de cómo va a ser, pero una etapa en la que ya nos dirigimos hacia donde queremos ir. No importa que camino escojamos si sentimos que es el correcto, lo importante es seguir adelante sin miedo y recibir al futuro. Seguramente al pisar las universidades o sea donde sea que estemos, nos volveremos a sentir igual que hace seis años, extraños y pequeños, pero como ha ocurrido ahora, los años pasarán y esos lugares se convertirán en nuestro nuevo hogar. Y digo hogar, porque si este instituto ha sido nuestra segunda casa, también nos sentiremos como en casa allí donde vayamos.
En definitiva, hoy nos despedimos del IES PLAYA DE SAN JUAN, pero solo físicamente porque siempre lo llevaremos con nosotros en nuestra memoria. ¡Mucha suerte a todos y espero que os vaya bien adonde sea que vayáis y en lo que quiera que hagáis!
¡Gracias!»
En el acto intervino también una representante de la Asociación de Madres y Padres del centro, y posteriormente todos y cada uno de los alumnos fueron recogiendo sus orlas como recuerdo de su paso durante seis años por nuestro instituto, el IES Playa San Juan, ante el orgullo de los profesores presentes.
Esperamos que todos estén ya desarrollando su vida universitaria o no, y que nos recuerden con, al menos, el mismo cariño con el que nosotros los recordamos.
¡Y hasta junio de 2022, en que volveremos a dar cuenta de una nueva graduación, la de la promoción 2016-2022, esperemos que esta vez ya con todos libres de virus!
En la página de inicio de la web del instituto tenéis colgado un vídeo del acto.