¿SE ESTÁ MURIENDO EL CINE DE CULTO?

Puede que parezca exagerada esta pregunta, pero, si te giras y compruebas la evolución de las películas de tipo Blockbuster a lo largo de esta década, te puede entrar un escalofrío y mirar con temor el futuro de una de las expresiones artísticas más naturales y bellas (sin exceptuar los videojuegos, con la magia de la interacción y de la expresión de sentimientos, cada vez más cercanos a la realidad) que ha definido a muchas generaciones, tanto de espectadores como artistas.

Esta pregunta me entró en la cabeza hace tan solo unas semanas, cuando recordé un comentario que hizo el director de cine Martin Scorsese en el año 2019, tras la película Vengadores: End-game (la película más taquillera de la historia, superando a Avatar o Titanic de James Cameron), donde afirmaba que el cine medio y de gran presupuesto se estaba volviendo vulgar, repetitivo. A la vez que criticaba cómo muchas de estas películas solo buscaban hacer dinero fácil (una de las razones que han definido Hollywood en los últimos años), en vez del arte o reflexión.

Hace dos años, critiqué duramente al director por insultar de esa manera a esta película, que según muchos es la mejor película de superhéroes de la historia, pero, ¡pobre de mí!; este año decido poner en mi punto de mira el cine, y tras ver Taxi Driver, película del mismo director, me doy cuenta de que ¡adoraba sus películas de principio a fin!

Entonces, ¿por qué he cambiado de opinión?

Querido lector, con el paso del tiempo he madurado y eso ha influido en mis aficiones. Con 15 años, he empezado a investigar y a leer sobre cine, viéndome multitud de películas clásicas en vacaciones, y me he acabado enamorando completamente de la majestuosidad del humor y violencia en las películas de Tarantino; las desgarradoras historias de Roman Polanski; el perfeccionismo, en casi todos los aspectos, de las películas de Francis Ford Coppola; la mimetización en el entorno por parte de los hermanos Cohen y un largo etcétera. Todos ellos, elementos míticos sin los cuales Hollywood no estaría en la pole position del cine. Es más, sin estas películas, directores o actores de diferentes países a lo largo de diferentes épocas, el cine no sería considerado “arte”.

En conclusión, el cine actual, en especial el de Hollywood, no debería olvidar todos aquellos valores y películas que le han permitido poseer fama mundial, sino expandirlos más y dar una mayor visibilidad a otros directores y actores. Siendo el cine europeo un ejemplo perfecto de todos estos valores, y con una mayor visibilidad hacia las minorías o géneros, como es la brutalmente filosófica Titane o un retrato de la maternidad en la etapa final del franquismo como es la triste y madura Madres paralelas de Pedro Almodóvar.

Alonso Lozano II 4º C