FUENTE: elPeriódicodeAragón
Este valenciano fue la sorpresa del IX Concurso para Jóvenes Promesas del Violonchelo Jaime Dobato, en Alcañiz. Ganó en la categoría superior. Celia Ruiz, Ana Martínez y la zaragozana Claudia Moliner completaron el podio.
-Le iba a llamar de usted, pero ¡tiene 16 años!
–(risas) ¡Para cumplir 17!
–En cualquier caso, fue la gran sorpresa de la última edición del Concurso para Jóvenes Promesas del Violonchelo Jaime Dobato, en Alcañiz.
–¡Y fue una sorpresa ganar! Toqué una pieza de Dvorak, una elección que no tenía clara y que me había propuesto como reto. En realidad, no he sido mucho de concursos. Pero este certamen es conocido por los chelistas de toda España; tiene un aura especial. Esta hecho para engrandecer la música, que nos une, y estrechar lazos entre la juventud. Y encima, en memoria de Jaime (un pequeño amante del chelo, cuyos padres crearon este certamen en forma de memorial).
–¿Cómo empezó a tocar?
–Soy el primer músico de mi familia. Nunca me han puesto un instrumento en las manos porque sí. Cuando tenía 7 u 8 años, mis padres encontraron un conservatorio en Catarroja, al lado de mi pueblo, Massanasa, en Valencia. Les gustó como extraescolar. Realmente, elegir el violonchelo fue una apuesta arriesgada. Este instrumento, al principio, resulta poco agradecido. Creo que ellos sufrieron mucho los primeros años, sobre todo, por tenerme que escuchar. (risas).
–Hay un momento en el que uno empieza a tomarse esto más en serio…
–Fue hace cuatro o cinco años. Empecé con clases fuera del conservatorio. Fue cuando entendí que tocar es para mí una necesidad.
–¿Necesidad?
–Sí. Tocar el violonchelo es expresar mis emociones, relajarme, encontrarme…
–Googleando con su nombre, le encontré también en un ránking de tenis… Buen estudiante, músico… Y deportista.
–Sí. Hacía algunos torneos a nivel de comunidad, pero tampoco es que fuera un Rafa Nadal. Lo dejé porque tenía que elegir. No había tiempo para todo.
–Ahora, ¿qué planes tiene?
–Mi plan es seguir estudiando y, a final del año, hacer pruebas en conservatorios superiores. Quitando algunos casos, todos en el fondo apuntamos a ser grandes solistas. Pero, en el camino, hay cosas muy especiales como es la música de cámara o una orquesta.
-¿Cuáles son sus preferencias musicales?
–Recientemente, he enlazado dos obras de Shostakovich… Es un autor que tiene una historia muy especial, en pleno estalinismo… También me gustan el jazz, el blues y el flamenco.
–Pero con su edad, alguna vez saldrá y acabará escuchando reguetón…
–Intento evitarlo.
–¿Cómo ve el papel de la música dentro del sistema educativo?
–En España, la formación musical ha pasado no a un segundo, sino a un tercer plano. Y es una pena. Es un arte que abre la mente y las emociones. La música clásica se construye de patrones que nos hace sentirnos cómodos. Por eso la contemporánea descoloca.