En el cole, entendemos el deporte como instrumento educacional no formal, para la transmisión de valores, la competición y juego limpio y que las actividades físicas y deportivas estén al alcance de todos nuestros alumnos.
Con el fin de combatir las facilidades que aporta el desarrollo tecnológico en la época actual que incitan a las prácticas sedentarias, se desprende la necesidad de ofertar actividades físicas atractivas y capaces de fascinar, variadas para tener donde escoger y claramente saludables.
La educación en valores es otro de los grandes potenciales de la actividad física y deportiva en edad escolar. Valores como la responsabilidad, el respeto, la justicia, la dignidad, la solidaridad deberán ser fomentados para garantizar una práctica coherente con una sociedad democrática.
Con todo ello, no podemos ignorar la otra cara de la moneda. La práctica deportiva, especialmente cuando busca el triunfo por encima de todo, puede generar actitudes poco acordes con la convivencia social y democrática. Violencia, agresividad, xenofobia son actitudes que no deben permitirse en el deporte en edad escolar.
Si entendemos la diversidad y la pluralidad como factores democráticos esenciales, resulta obvio que las actividades físicas y deportivas en nuestro centro deben estar abiertas a todos los chicos y chicas por igual. Aparte de las diferencias individuales propias de todo grupo social, entre los escolares se dan diferencias por pertenencia a determinados colectivos. Afortunadamente, cada vez es más frecuente reconocer el valor inclusivo de la actividad física y el deporte para grupos con características específicas como pueden ser los inmigrantes, personas con discapacidad o colectivos en riesgo de exclusión. Nuestro centro es sensible a esta problemática y este PDC no podía plantearse no potenciar una auténtica igualdad de oportunidades.
Por último, buscamos una auténtica coeducación, cuyo objetivo será llegar a una real comunicación entre sexos, en unas relaciones igualitarias y en libertad en las que cada alumno sea respetado por lo que es y por lo que vale y no por el género al que pertenece.
Las virtudes inherentes a la bicicleta la convierten en un instrumento idóneo de la práctica deportiva y al mismo tiempo un eficaz medio de transporte urbano. Los hábitos en materia de movilidad y actividad física se adquieren, al igual que otros muchos, en los primeros años de vida por lo que es en la etapa escolar cuando resulta más indicado promover la utilización de la bicicleta ya que permite asentar las bases de un estilo de vida alejado del sedentarismo y proporciona a los niños y niñas la oportunidad de comprobar por sus propios medios de que se trata de una alternativa de transporte al automóvil sostenible y saludable.
Este fomento del uso de la bicicleta debe ir acompañado de las necesarias acciones formativas para proporcionar a niños y niñas los conocimientos y destrezas necesarios para que incorporen el hábito de usar la bici en sus actividades recreativas y en sus desplazamientos cotidianos de una manera cómoda y segura.
La razón de ser de este programa educativo es doble: promover la adquisición de hábitos saludables a través de la bicicleta y fomentar su uso como un medio de transporte habitual entre los escolares del colegio CEIP Cristo de la Paz.
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