En este texto tratamos de recoger lo más importante de la charla que para 1º y 2º Bachillerato dio la campeona “alicantina” de yudo en nuestro instituto, cuyo gimnasio lleva su nombre
Lo primero sería agradecer las palabras y la confianza que me han dado antes de empezar esta charla y también las gracias por nombrar al gimnasio con mi nombre, porque para mí es un honor.
Aunque ya me han presentado, me quería presentar. Yo soy campeona del mundo, 3ª del mundo y he estado también en las últimas Olimpiadas de Tokio, y quiero empezar diciendo esto porque vamos a coemnzar esta la charla viendo el peor momento de mi vida.
Esta charla significa una clave para afrontar mi batalla. El yudo para mí empezó como un juego, pues mi madre me apuntó a yudo de pequeña aunque no era lo que quería, pero me empecé a acostumbrar. La verdad es que aprendí jugando hasta el día de hoy.
Con 12 años pensé: “me gusta este deporte, pero lo que más me gusta es la competición”. “¿Qué competición es la más importante a la que puedo llegar practicando este deporte?” Y con 12 años me propuse ir a los Juegos Olímpicos. A partir de ese momento iba a hacer todo lo que tenía que hacer, pasar todas las pruebas que tuviera que pasar para llegar hasta ahí.
Me dijeron que para llegar, tendría que estar entre las 16 mejores del mundo y hacer un número X de competiciones, así que mi primera competición fue en Brasil en 2016, es decir, que desde los 12 años que fue cuando yo me propuse ir, no lo conseguí hasta los 18, y lo conseguí siendo el número 7 del ránking mundial, lo que para mí fue lo mejor. Llegar aquí ya es una medalla, porque nos pasamos 4 años luchando para una clasificación.
Ahora vamos a ver el momento en el que ya estoy en los JJOO, el día de mi competición.
El yudo se hace por combates. Yo en mi primer día gané el primer combate, hice el segundo y también lo gané, y luego el tercero también. Pero ahora vamos a ver uno de los peores momentos de mi vida, cuando perdí mi medalla olímpica, pues quedé 4ª. A partir de ahí no me creía que todo hubiera terminado así. Ya me perdoné a mí misma, pero cuando llegué a casa quería dejar el deporte, quería dejarlo todo, porque todo lo que había peleado y luchado había desaparecido en un segundo .
No había conseguido mi objetivo, y en ese momento estaba psicológicamente mal. Pero después, el apoyo de la gente que me rodeaba me ayudó a enfrentarme a ello, algo súper importante, saber enfrentarse al fracaso. En ese momento en mi cabeza solo había una palabra que se repetía constantemente: «fracaso, fracaso, fracaso…”
En esta charla, os voy a dar las claves para superarlo:
- La actitud. No podía quedarme en el pensamiento de «he fracasado». La actitud marca la diferencia ante aquellas circunstancias de dificultad. Dije: “voy a cambiar mi actitud, porque llevo 15 años haciendo esto, me he clasificado para conseguir mi sueño, he sido la numero 7, he peleado la medalla, y soy diploma olímpico”.
- El sentido de coherencia. Yo quería ser campeona olímpica. No lo conseguí entonces, pero para ello entrenaba 6 horas al día: me levantaba a las 7am para correr, me recorrí todo el mundo para hacer las competiciones. Es decir, no podemos querer sacar un excelente y durante una semana no tocar ni un libro. No nos tenemos que engañar a nosotros mismos.
- Aceptación de la realidad.
-¿Fue justo lo que me pasó? -Puede ser.
-¿La vida es justa? -No.
Yo entrené 6 horas al día y a tope. No conseguí lo que quería. Pero no pasa nada, porque aunque la vida no sea justa, no quiere decir que no merezca la pena seguir luchando. Porque si tú quieres ser esto, tienes que seguir luchando para conseguirlo. Entonces es súper importante que tengamos esa idea de la realidad.
- Procesar los errores. Nadie es perfecto, la persona perfecta no existe. Todos tenemos nuestras virtudes y nuestras cosas no tan buenas.
Os voy a contar que pasó en ese combate. En ese combate yo luché contra la alemana, y un año antes, mi entrenador me había dicho: “La alemana que va a ir a los JJOO lo que suele hacer es abrazarte por la cintura y tirarte al suelo.”Lo que yo debía practicar todos los días era el contraataque para que no nos tirasen al suelo. Pero yo ¿qué hice? Nada. Lo hacía un día, lo hacía otro. Pero si soy real conmigo misma, creo que ese fue el error. Pero ya me he perdonado a mí misma, porque fui real.
Vamos a dejar de decir que la culpa es de él, de ella. Siempre estamos mirando a los de fuera, pero debes mirarte a ti. Porque si hubiera practicado lo que me dijo mi entrenador cada día, puede ser que hubiese pasado, pero no hubiera caído como caí.
Yo fui sincera y gestioné el error. No solo me he perdonado, ya no voy a caer en esos errores.
Cuando sé que tengo que hacer algo y que es bueno para mí, aunque no entienda por qué, sé que debo luchar.
Mi entrenador, cuando me decía que me quedase un poquito más para practicarlo, no me lo decía por nada malo. A mí no me apetecía quedarme después de tantas horas de entrenamiento practicando lo que va a hacer la alemana, porque de 16 que éramos pensaba que no me iba a tocar a mí, pero me tocó. Y como no había hecho mis deberes, no lo pude afrontar.
Ya después de ese momento, me di cuenta de que la vida sigue, y es ese el momento determinante de tu vida. Puede ser que hoy no lo consiga todo, pero mañana va a ser otro día y voy a poder mejorar un poquito más y un poquito más hasta llegar a lograrlo. Porque si un día no lo consigues, no pasa nada. Tú te estás esforzando y al final lo lograrás.
No nos podemos quedar en nuestra zona de confort: tenemos que plantearnos nuevos objetivos.
ALUMNAS DEL TALLER DE REVISTA ESCOLAR 2º ESO