“Ama tu oficio y envejece en él”. En mi trayectoria profesional, he intentado llevar esta máxima conmigo porque siempre me han fascinado los procesos a través de los cuales adquirimos y transmitimos conocimientos y habilidades útiles para la vida. Asimismo, me ha asombrado la capacidad de la educación para abrir puertas, dar oportunidades, ilusionar. Sin embargo, la vida es un relámpago, “Todo fluye, nada permanece”, como afirmaba el sabio de Heráclito y, siguiendo la saludable necesidad de realizar cambios, ha llegado el momento del adiós.
En ese adiós, solo me queda agradecer. A nivel personal quiero dar las gracias a mis padres y hermanos por su constante amor, apoyo y ayuda. A mi compañera que, con su sensibilidad, inteligencia y creatividad siempre me ha motivado para dar mi mejor versión. A mis hijos por recordarme el deseo y la necesidad de aprender, valorar la diferencia y crecer en lo humano.
Respecto al IES Playa San Juan, mi primer agradecimiento es para los conserjes y administrativos porque su ejemplo y profesionalidad me han acompañado y servido de ejemplo, siempre han sido la primera sonrisa de la mañana. Al servicio de limpieza que nos permite ejercer esta profesión en las mejores condiciones. A la AMPA por su decidido empeño en ayudar a mejorar la educación de nuestro alumnado. A todos los equipos directivos con los que he trabajado por demostrarme que, con esfuerzo y pasión todo se puede lograr. Al Departamento de Orientación y tutoras de convivencia por caminar de la mano en el mundo de las emociones y la apasionante labor de ayudar a los demás. A mis compañeros de Departamento que, aunque tengamos fama de “andar por las nubes”, doy fe de que tienen los pies muy bien puestos en la tierra y que, si les dejaran liderar el mundo como buenos “filósofos gobernantes”, éste sería mucho mejor. Y como no, mi agradecimiento a nuestros alumnos y alumnas que son, a fin de cuentas, los que juegan el partido, de ellos aprendemos siempre, ellos nos inspiran cada día, sus necesidades son nuestro motor. Por último, quiero mostrar mi agradecimiento al claustro de profesores con el que he compartido momentos apasionantes y a los que recordaré y agradeceré al ver a mis hijos, pues ellos llevan mucho de la profesionalidad y buen hacer que he encontrado en todos los excelentes compañeros con los que trabajado a lo largo de todos estos años. Muchas gracias.
Por último, ya solo os deseo lo que mi estupenda suegra nos decía cuando empezábamos una nueva tarea: “ÁNIMO, ALEGRÍA Y DISPOSICIÓN”.
Mantened la ilusión. Os dejo este poema de Claudio Rodríguez como muestra de mi agradecimiento.
Dichoso el que un buen día sale humilde
y se va por la calle, como tantos
días más de su vida, y no lo espera
y, de pronto, ¿qué es esto?, mira a lo alto
y ve, pone el oído al mundo y oye,
anda, y siente subirle entre los pasos
el amor de la tierra, y sigue, y abre
su taller verdadero, y en sus manos
brilla limpio su oficio, y nos lo entrega
de corazón porque ama, y va al trabajo
temblando como un niño que comulga
mas sin caber en el pellejo, y cuando
se ha dado cuenta al fin de lo sencillo
que ha sido todo, ya el jornal ganado,
vuelve a su casa alegre y siente que alguien
empuña su aldabón, y no es en vano.