Hoy, 25 de noviembre de 2021 el IES Benejúzar se suma a todas las voces del mundo que exigen el fin de la violencia contra las mujeres.
Desde Asia a América, pasando por África y Europa, instituciones y entidades públicas y privadas, medios de comunicación, ONG y personas de todo el planeta concentramos nuestras energías en no tolerar firmemente la violencia contra las mujeres.
Negar el sesgo femenino que la violencia tiene es negar una evidencia, una realidad que atenta contra los derechos humanos fundamentales de la persona.
Afirmar rotundamente ese sesgo femenino, no excluye el rechazo de cualquier otro tipo de violencia sea por motivos raciales, ideológicos, de credo, de carácter homofóbico o hacia las víctimas invisibles, las hijas e hijos, los menores marcados por esta lacra social.
El origen de esta efeméride se encuentra en el caso de las hermanas Minerva, Patria y Mª Teresa Mirabal en la República Dominicana en 1960. Es un día de sensibilización y denuncia sobre la violencia contra las mujeres en el mundo.
Este asesinato originó una corriente feminista en Latinoamérica que fue asumida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999.
Siguiendo los postulados de la ONU entendemos por violencia contra la mujer todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tengan o puedan tener como resultado un daño.
La violencia contra las mujeres se cimenta en la falta de equidad en las relaciones entre hombres y mujeres en diferentes ámbitos y en la discriminación persistente hacia el género femenino.
La forma más común de violencia experimentada por las mujeres a nivel mundial es la violencia física, estructural y con múltiples vertientes: sexual, psicológica, económica, cultural, moral, social, educativa, laboral, emocional y lamentablemente, la violencia vicaria, el extremo más cruel de la violencia de género.
Combatir la violencia de género pasa por la educación y por la respuesta ajustada de la justicia que evite la impunidad. Alcanzar la igualdad pasa por transformar las reglas sociales y los roles que subordinan a la mujer.
La violencia machista contra mujeres y niñas es la violación de derechos humanos más generalizada a lo largo y ancho del planeta con dimensiones de pandemia.
Toda sociedad democrática debe luchar para erradicar de su realidad la violencia sistémica y la vulneración flagrante y tolerada de los derechos que como personas asisten a niñas mujeres.
La prostitución, la pornografía, la trata de personas, la mutilación genital femenina, los matrimonios forzados, la sexualización de menores son prácticas normalizadas socialmente que justifican la alienación de muchas mujeres en el mundo.
Es nuestra obligación colectiva generar un nuevo modelo social libre de machismo, de sexismo y, por tanto, de violencias machistas.
Es urgente superar los estereotipos, las desigualdades impuestas socialmente para niñas y niños desde el androcentrismo dominante.
La coeducación y la educación afectiva y sexual con perspectiva feminista, la formación de quienes intervienen en los procesos formativos, en los medios de comunicación y la formación específica de hombres y jóvenes es fundamental para romper con una cultura que perpetúa la desigualdad entre sexos y la violencia que causa.
La coeducación y el fomento de la igualdad desde la infancia no es una actividad de un día, es un cambio radical que cuestiona tanto el fondo como la forma de la escuela, revisando los libros y los espacios, así como reinventando los patios.
Podríamos citar muchísimos casos de violencia machista y muchísimas mujeres que se enfrentaron al orden socialmente establecido para luchar como pioneras por la emancipación de la mujer. Pero es urgente que su misión se convierta en una tarea socialmente compartida, priorizada y trabajada por todos. Después de la revolución llega el cambio social real, llega el momento del pensamiento llevado a la acción.
En palabras de Emma Goldman: “Puede que me arresten, me procesen y me metan en la cárcel, pero nunca me callaré, nunca asentiré o me someteré a la autoridad, nunca haré las paces con un sistema que degrada a la mujer a una mera incubadora y se ceba con sus víctimas inocentes. Aquí y ahora declaro la guerra a este sistema y no descansaré hasta que sea liberado el camino para una libre maternidad y una saludable, alegre y feliz niñez.
Que la comunidad educativa del IES Benejúzar construya un espacio seguro para sus mujeres, adolescentes y niñas donde siempre puedan alzar su voz y mostrar el poder de la palabra.
Un espacio limpio que permita construir relaciones libres y saludables. Un espacio de igualdad e inclusión, democrático, respetuoso y dialogante.
En definitiva, un entorno confortable donde madres, hermanas, hijas, amigas y compañeras se sientan seguras, libres de miedo, de actitudes machistas, capaces de perseguir sus sueños y felices por el hecho de ser mujeres.