Las emociones pueden facilitar los procesos de enseñanza-aprendizaje pero también constituir una barrera para la inclusión.
La disciplina positiva nos aporta herramientas para hacer nuestra escuela y aula más accesibles emocionalmente:
• Entendiendo la importancia del sentimiento de pertenencia .
• Ayudando al alumnado a entender sus emociones dándoles la importancia y validez que tienen cada una de ellas.
• Comprendiendo qué se esconde detrás de la conducta de los niños mejorando así nuestro acompañamiento.
En definitiva, la disciplina positiva contribuirá a mejorar nuestras competencias para construir una escuela más acogedora , donde todos y todas sean respetados y sus necesidades particulares sean comprendidas y acompañadas.