Qué ocurre en nuestro cerebro cuando escuchamos música.

                                                 Todos alguna vez nos hemos preguntado por que cuando escuchamos una canción que nos gusta sentimos algo inexplicable.

Uno de los mayores placeres de la vida cotidiana es estar escuchando alguna canción sin que nada más nos interrumpa. Cuántas veces mientras afuera no para de llover, nos hemos sentido relajados poniendo la radio, y dejando fluir nuestros pensamientos mientras suena aquella vieja canción que tanto nos gusta.

¿Por qué tiene tal poder la música sobre nosotros? ¿Qué hace que una determinada canción nos influya de una manera u otra? Investigadores de Montreal (Canadá) han desvelado las claves de qué ocurre en nuestro cerebro cuando escuchamos música.

La música parece tener un pasado extenso, tanto o más que el lenguaje verbal. Prueba de ello son los hallazgos arqueológicos de flautas construidas con hueso de ave, cuya antigüedad se estima de 6.000 a 8.000 años, o más aun de otros instrumentos que podrían preceder al homo sapiens. Existen diversas teorías sobre esta coexistencia íntima con la música en la evolución. Algunas de estas se dieron porque al estudiar la respuesta del cerebro a la música, las áreas claves que se ven involucradas son las del control y la ejecución de movimientos. Una de las hipótesis postula que esta es la razón por la que se desarrolló la música: para ayudarnos a todos a movernos juntos. Y la razón por la que esto tendría un beneficio evolutivo es que cuando la gente se mueve al unísono tiende a actuar de forma más altruista y estar más unida. Algunos científicos, a su vez, sugieren que la influencia de la música sobre nosotros puede haber surgido de un hecho fortuito, por la capacidad de esta para secuestrar sistemas cerebrales construidos para otros fines, tales como el lenguaje, la emoción y el movimiento. La música está considerada entre los elementos que causan más placer en la vida. Libera dopamina en el cerebro como también lo hacen la comida, el sexo y las drogas. Todos ellos son estímulos que dependen de un circuito cerebral subcortical en el sistema límbico, es decir, aquel sistema formado por estructuras cerebrales que gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales; particularmente, el núcleo caudado y el núcleo accumbens y sus conexiones con el área pre-frontal. Los estudios que muestran activación ante los estímulos mencionados revelan un importante solapamiento entre las áreas, lo que sugiere que todos activan un sistema en común.

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                           “Los bebés, en los primeros meses de vida, tienen la capacidad de responder a melodías antes que a una comunicación verbal de sus padres”

La música puede ser una herramienta poderosa en el tratamiento de trastornos cerebrales y lesiones adquiridas ayudando a los pacientes a recuperar habilidades lingüísticas y motrices, ya que activa a casi todas las regiones del cerebro. Estudios de neuroimagen muestran que tanto al escuchar como al hacer música se estimulan conexiones en una amplia franja de regiones cerebrales normalmente involucradas en la emoción, la recompensa, la cognición, la sensación y el movimiento. Las nuevas terapias basadas en la música pueden favorecer la neuroplasticidad -nuevas conexiones y circuitos- que compensan en parte las deficiencias en las regiones dañadas del cerebro. La música es física y anima a la gente a moverse con el ritmo. Cuanto más destacado es el ritmo, más radical y contundente el movimiento del cuerpo. El ejercicio físico puede ayudar a mejorar la circulación, a proteger el cerebro y facilitar la función motora. La música induce estados emocionales al facilitar cambios en la distribución de sustancias químicas que puede inducir estados de ánimo positivos y aumento de la excitación, lo que a su vez puede ayudar a la rehabilitación.

Nuestro cerebro tiene miles de receptores que responden a diferentes aspectos de la música como el tono, el ritmo y la letra. La Universidad de Florida realizó una infografía sobre la psicología de la música para explicar cómo funciona.

La música se origina a través de vibraciones producidas por algún instrumento, por la voz u otra fuente. Estas ondas son transportadas a través del aire y entran en el oído. Donde tres pequeños huesos ubicados en el medio amplifican las ondas de sonido y luego son convertidas en impulsos eléctricos que son transmitidos al cerebro por medio de los nervios auditivos. Es en ese momento en el que el cerebro llega a interpretar esos impulsos eléctricos como “sonido”. Donde la tonalidad, el ritmo y la letra son interpretados en distintas áreas del cerebro.

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                Beneficios de la música sobre los bebes durante el embarazo.

La música también permite al niño captar el estado de ánimo de su mamá y contagiarse de su bienestar. Es más, algunos estudios científicos afirman que el bebé es capaz de recordar hasta el año las melodías que ha escuchado mientras estaba en la barriga de su mamá.

Escuchar música durante el embarazo tiene numerosos beneficios tanto para la madre, como para el bebé: estimula la frecuencia cardíaca en el feto y la producción de endorfinas en la madre. A través del oído, la música actúa sobre todo el ser humano, poniendo en marcha resonancias vibratorias que activan millones de células cerebrales, favoreciendo el desarrollo del cerebro.

¿Qué tipo de música es más adecuada durante el embarazo?
Después de haber estudiado durante años las reacciones del feto en relación a la música, el investigador inglés Michele Clements llegó a la conclusión de que la música barroca, sobre todo los sonidos armónicos y agudos de Vivaldi y de Mozart, calman y relajan al niño. Las conclusiones de Clements se confirmaron con las investigaciones de Don Campbell, autor del libro Efecto Mozart, en el cual relatan los experimentos que demuestran cómo la música del compositor austriaco y, en general, la música barroca, estimulan las nuevas conexiones de neuronas en el cerebro de los niños, porque son ricas en simetrías y en modelos recurrentes que consiguen desarrollar tanto el hemisferio derecho como el izquierdo, completando sus funciones.

Sus ritmos y sus melodías estimulan, además, la creatividad y las áreas del cerebro especializadas en favorecer la motivación.

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                    Beneficios de la música para conciliar el sueño y quitar el estrés.

Los beneficios de la música para dormir han sido probados por parte de especialistas en medicina del sueño, científicos y neurólogos de todo el mundo. De esta forma, la música sería una herramienta con mucha efectividad a la hora de evitar el insomnio y otros trastornos derivados del sueño.

De la misma forma que se cantan nanas a los bebés, a las personas adultas también la música nos ayuda a relajarnos y a dormir mejor. La música permite que cojamos el sueño de una forma más rápida, evitando que nos despertamos muchas veces durante la noche, y al día siguiente estaremos más descansados.

El sonido de melodías con ritmos tranquilos y armónicos origina un efecto de distracción en nuestra mente y nos lleva a un estado de calma.

La música relajante para dormir se ha utilizado como terapia en la reducción del estrés y la ansiedad. Se han probado sus efectos y beneficios para conducir nuestro estado emocional hacia la relación y la serenidad

Muchos expertos aseguran que escuchar música relax a la hora de dormir puede ayudar a promover algunos cambios a nivel físico, como ser la disminución del ritmo cardíaco y de la velocidad respiratoria. El estado alcanzado sería parecido al de la meditación, con lo que se aumenta la posibilidad de conciliar un sueño más profundo.

Los géneros de música que se consideran más adecuados son:

  • La clásica. La suavidad de las notas de gran parte de la música clásica nos ayudará mucho a la hora de dormir.
  • Música ambiental. Hay muchos tipos de composiciones que nos ayudarán a dormir. Dentro del concepto de “música ambiental”, podemos encontrar una gran diversidad de estilos, instrumentos, intérpretes, etc.
  • Música suave. La suavidad del piano, el oboe, la guitarra clásica, etc. Hay muchos instrumentos que nos ayudarán, escuchándolos, a relajar nuestra mente y conseguir una mayor calidad de sueño.
  • Sonidos de la naturaleza. Un conocido efecto relajante para muchas personas es el de los sonidos de la naturaleza. Los sonidos del agua al caer, cascadas y saltos de agua, el sonido de las olas del mar, la lluvia al caer, el sonido del bosque… 

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                          Beneficios de la música para estudiar.

Lejos de distraer, una buena canción estimula la capacidad de concentración del aprendiz. En los manuales sobre técnicas de estudio leeremos conceptos como repetición, esquemas, resumen, fichas, subrayados, ejercicios prácticos… Todo esto en una habitación con ventilación, libre de ruidos y distracciones. Pero, ¿y la música?. Hay investigaciones que relacionan el lenguaje musical y las emociones que genera con la capacidad para memorizar y aprender contenidos. Un estudio publicado en la revista Learning and Individual Differences comprobó que los alumnos que habían recibido una hora de clase con música clásica de fondo sacaron mejor nota en el examen de la materia impartida que el grupo que escuchó la misma lección sin ambiente musical.

“La música que escuchamos nos permite destacar y predecir señales auditivas. Cuando el cerebro está habituado a coger los ritmos del habla, llega a hacer predicciones automáticas de esas fluctuaciones y le permite fijarse en el contenido de la lengua”. Pero también con un asunto ajeno. “Estudiar con música implica beneficios emocionales, y el cerebro se sitúa en un estado cognitivo apropiado para poner en práctica la tarea de memorizar”, La explicación: la música fortalece el ánimo y nos hace más receptivos a la información. Una forma diferente de aprender. No hay una música mágica para estudiar y concentrarse.

“No hay una música mágica para estudiar y concentrarse. La canción o melodía debe tener un vínculo con la persona, con su historia, porque el cerebro hace asociaciones. Si existe, se llegará a un estado de relajación que ayudará a jugar con esos acordes y servirá de apoyo para las estrategias mnemotécnicas”, sostiene Antonia de la Torre, especialista en musicoterapia del centro Isomus de Córdoba.

“Nuestra capacidad de memorizar es mejor cuando escuchamos música, pero siempre que nos agrade”, insiste Javier Chirivella, director del Centro de Rehabilitación Neurológica FIVAN de Valencia.

  ¿Y qué ocurre cuando hay letra?

“En este caso se analiza a través del sistema de procesamiento del lenguaje, además de activar la corteza visual, la motora y el sistema límbico (respuestas emocionales). Este tipo de música se puede emplear como herramienta para trabajar el habla o el vocabulario”.

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