La música para sordos.

El cerebro de los sordos se adapta para oír música

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Los sordos sienten las vibraciones en la misma región del cerebro que el resto de las personas usan para oír, lo que permite explicar por qué disfrutan de la música personas que no poseen capacidad auditiva.

El cerebro de los sordos readapta su estructura para suplir la deficiencia que impone la sordera. Se han realizado numerosas investigaciones con personas sordas, se ha utilizado ahora la resonancia magnética funcional para comparar la actividad cerebral entre sordos y personas que pueden oír.

El estudio mediante este tipo de escáner avanzado ha permitido comprobar que la clave radica en un área del cerebro denominada el córtex de audición. Tanto los sordos como quienes no lo son muestran actividad en las zonas del cerebro que procesan las vibraciones. Pero, los sordos muestran una especial actividad en el córtex de la audición, aunque ese área sólo debería entrar en funcionamiento durante la estimulación auditiva. Estos hallazgos ilustran cómo la alteración de experiencias puede afectar a la organización del cerebro. En alguien que es sordo, el cerebro en formación se aprovecha de un espacio valioso para procesar las vibraciones y así usa el mismo lugar que debería ser utilizado para procesar los sonidos.

Realizaron pruebas mediante imágenes de resonancia magnética funcional a 10 voluntarios sordos y a otras 11 personas con audición normal. Todos ellos fueron sometidos de modo voluntario a pruebas de escáner mientras sostenían en sus manos dispositivos que emitían vibraciones intermitentes. Entre los sordos, el escáner registró una importante actividad en el cerebro , en la zona conocida como córtex de la audición , un área que tiene el tamaño de una pelota de golf. Pese a que las vibraciones recibidas en la mano eran las mismas, las personas con audición normal no mostraron ninguna actividad en ese área, esto significa que el cerebro de los sordos ha aprovechado para procesar las vibraciones en un área dejada libre por los estímulos auditivos, ya que no pueden ser utilizado , esto explica por qué los sordos pueden disfrutar en los conciertos de música y por qué algunos de ellos pueden llegar a ser grandes intérpretes.

¿Puede un sordo aprender a solfear o leer e interpretar música con un instrumento?

Si que se puede, ya que una niña hipoacúsica con implante coclear lo consigue.

La belleza de los sonidos llega a nuestro oído por vibraciones , es el cerebro a través de las vibraciones producidas por el tambor del oído interno el que traduce o interpreta esas vibraciones. Un hipoacúsico puede sentir perfectamente las mismas vibraciones aun que no puedan traducirlas, incluso serian vibraciones receptivamente distintas a las nuestras pero fundamentalmente reconocibles e identificables , lo cual es básico para el aprendizaje de la música.

El ritmo seria lo más significativo para estos almunos/as. Un/a sordo/a total puede llegar a sentirse en una discoteca, alegre, molesto/a, etc., y todo dependería de las vibraciones que sintiera en ese momento. Sin entrar en especificaciones técnicas, últimamente la música que se escucha depende principalmente de la aceleración del bajo continuo, es decir, la acentuación excesivamente marcada del primer tiempo de todo tipo de compases por lo que en un lugar reducido con una cantidad de vatios excesiva, las vibraciones se pueden sentir hasta en la ropa (pongamos el caso del bacalao, rap o hip-hop). Las vibraciones que un sordo/a pueda sentir serán la base para el aprendizaje de la lectura e interpretación musical.

Sumia es una alumna de nueve años, es hipoacúsica con implante coclear. Su caso no es severo, porque identifica sonidos. En mi primer año con la asignatura de música en el C.P. Gonzalo Encabo me encontré con un tercero de primaria y una alumna que necesitaba ser mirada a la cara para reconocer que las órdenes se dirigían a ella. El problema se planteaba complicado, cómo hago para que mi alumna siga las clases como el resto de sus compañeros. La solución la hallé en globos de plástico y en la predisposición de la alumna. A la vez que a sus compañeros les enseñaba las figuras musicales a Sumia le enseñaba la duración (relativa) de las mismas figuras apoyando mi boca en el globo y emitiendo un la bajo, para que le fuera mas fácil reconocerlo, a la vez que ella sujetaba con su mano el mismo globo y sentía las vibraciones que mi voz producía en él.

Cada vez que dejaba de emitir el sonido que indicaba la duración de la figura, mi mano apretaba la mano que le quedaba libre, para indicarle que había acabado, así ella lo repetía y seguía las indicaciones por las vibraciones en el globo y por las órdenes de finalización con la mano. Una vez asimilados diferentes ritmos sencillos pasé a las notas. Primero me fijé un valor de referencia en su tonalidad natural y lo clasifiqué como la nota “sol”, al principio solo trabajaba “sol” con figuras. Una vez aprehendido empecé con “mi”, para que Sumia aprendiera el solfeo relativo utilizaba dos globos, de manera que mientras yo sujetaba uno de ellos emitía la misma nota que su “sol” relativo y luego iba bajando hasta el “mi ” a la vez que ella.

Cada vez que bajaba del “sol” al “mi”, Sumia no entendía pero me dí cuenta de que bajando del “sol” al “mí” cromáticamente (ayudado de mis apretones de mano) le indicaba el más alto y el bajo, cosa que ella por imitación repetía (en su tonalidad natural). Llevo un año con ella y diferencia tres sonidos, do-mi-sol, pero interpreta y lee con un metalófono sol-la-si y una dificultad rítmica de semicorcheas y silencio por ahora de negra.

Concierto para sordos

Junto a sus patrocinadores de 7UP, Martin Garrix en Miami hizo que literalmente su música se escuchara como nunca antes. En una iniciativa que se llamó “Music Lifts You Up: A Concert For The Deaf”. Se encargaron de reunir a varias personas que sufren de sordera y sumergirlas en una experiencia unica en un lugar especial.

Varias de las personas sin audición comentaron, que ellos son capaces de escuchar a través de los sonidos bajos de la música, y sentirla en todo su cuerpo.  Aprovechándose de ello, se adecuó una sala en la que el equipo de sonido estaba hecho para transmitir principalmente las frecuencias bajas. Dentro se les repartió una mochila a los asistentes que proyectaba el sonido directamente en su cuerpo, y se usaron otro tipo de elementos visuales, de movimiento y vibración, para que entendieran fácilmente lo que estaban escuchando, como por ejemplo plataformas vibratorias para que los asistentes del concierto se pusieran en ellas para sentir la música, plataformas con agua que les servía de referencia para ver la intensidad de la música,cuando la música era más intensa las gotas de agua se elevaban más que cuando la música era menos intensa. Martin Garrix dijo que era de los mejores conciertos que habia hecho.

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