Conoce a David Perales Soler: “La clave del éxito consiste en ser fiel a uno mismo y añadirle un poquito de ironía a la vida.”

Dicen que los verdaderos tesoros se encuentran en frascos pequeños y que el verdadero sentido de la vida es lo que todo el mundo aclama como felicidad. Este hombre no puede ser del todo humano. Es profesor de instituto, de universidad, ha escrito varios libros de economía, trabajado en banca, viajado por el mundo… ¿Qué puede haber detrás de un hombre tan ocupado y que hace tantas cosas? ¿Qué hay detrás de ese profesor tan bien vestido, que tanto sonríe por los pasillos y que llega casi siempre subido en su niña bonita, en su moto Ducati? ¿Es un profesor más? ¿Un tío con suerte, quizás? ¿Cuál es su historia? Porque está claro: todos tenemos una.

Cuando se trata de David Perales Soler, retrasarte unos minutos es lo más normal del mundo, pero cuando aparece, la luminosidad del la habitación se centra destellada en una sonrisa sincera cargada de energía; en la suya, claro está,  aunque también podría haber sido la mía, dado que su sonrisa es contagiosa, y es que una de las cosas más característica de esta persona es que vive sonriendo. Aparece elegante por el umbral de su despacho, porque él es así. Luce una camisa rosa, una bufanda al cuello de H&M (otro de sus sellos de identidad, la bufanda) y una chaqueta militar oscura de Zara Man, supongo que el hecho de saberme los catálogos de memoria, tanto de hombres como de mujeres, ayuda un poco. Me pregunta cómo estoy. Siempre tan atento. Siempre tan David.

L: Defínete en una palabra.

D: Amigable.

L: ¿Creciste feliz en tu infancia?

D: Desde luego.

L: Ahora hay mucha polémica con el tema del bullying, ¿qué piensas al respecto? ¿A qué lo achacas? Porque siempre ha existido bullying pero nunca ha estado tan presente como ahora.

D: Puede que ahora sea más notorio por los medios de comunicación, como es el caso de Internet; pero, en efecto, el bullying ha existido siempre, y todos lo hemos sufrido. Yo lo he sufrido. Lo hemos sufrido en alguno de sus aspectos, porque el bullying es así, tiene infinidad de aspectos, y puede que el más desagradable no consista en que te insulten, porque al fin y al cabo si esa persona no es significativa en tu vida, tampoco importará lo que diga, pero lo que duele realmente es que personas que te importan, que se supone que te quieren y están o estaban a tu vera, por circunstancias diversas, comiencen a hacerte el vacío. Para mí es el aspecto más cruel del bullying.

L: Todos estamos malcriados por uno de nuestros padres… Confiesa: ¿Eres niño de papá o de mamá?

D: Era niño de los dos (risas). Ahora en serio, mis padres siempre me han llevado firme con respecto a mis obligaciones. Lo han hecho muy bien conmigo y mis hermanos. Han sabido soltar las amarras y apretarlas cuando era necesario. Quizás mi padre fue algo más severo conmigo, pero no demasiado.

L: ¿Cuál fue la primera profesión que quisiste ejercer?

D: Yo quería estudiar bellas artes, quería ser pintor. Pintor y escultor.

L: ¿Cuándo te diste cuenta de que querías trabajar en banca?

D: Cuando terminé la carrera. Cuando terminé la carrera fui consciente de qué era trabajar en banca, pero siempre me llamó la atención. En mi casa hemos mamado el tema de la banca, mi padre era empleado de tal. Comíamos y cenábamos con el telediario, charlábamos de economía… El tema financiero ha estado muy presente. Por eso siempre me ha gustado el trabajo de los bancos.

L: ¿Te resultó difícil tener que compaginar un trabajo de carácter estival con la vida de un adolescente?

D: Para nada. Es más, intentaba que los trabajos fueran una parte más de mi diversión durante el verano. No fue nada duro.

L: ¿Y cómo te diste cuenta de que querías ser profesor?

D: La docencia siempre me había gustado. Siempre daba clases particulares para pagarme mi estancia en Valencia y, de hecho, fue una de las opciones que barajé al terminar la carrera, quedarme en la Universidad, pero francamente cuando me di cuenta plenamente de que quería dedicarme a esto fue cuando la banca dejó de resultarme atractiva. Hubo una época en la que solo querían que los empleados de banca hiciéramos labores comerciales, me hicieron hacer cosas que no me gustaron y fue ahí cuando decidí que quería abandonar un trabajo estable para prepararme oposiciones sin saber qué me depararía el futuro. Me la jugué muchísimo pero, por suerte, gané la partida. Y ahora llevo quince años haciendo lo que realmente me apasiona.

L: ¿Y prefieres serlo de universidad o de instituto?

D: La verdad es que no renunciaría a ninguna de las opciones, me dan versiones distintas. Los universitarios tienen un nivel de madurez superior, puedes explicarles más cosas y plantean ideas que te hacen pensar sobre las verdaderas claves de la economía, pero los alumnos de instituto tienen una mente por formar, y eso siempre es interesante, moldeo mentes sin llegar a adoctrinar… Son cosas diferentes, pero adoro poder compaginarlas.

L: Y ahora te pregunto yo… De todos los temas existentes, ¿por qué economía? ¿qué tiene de especial?

D: Simplemente porque me encanta la economía. La economía es la esencia de la vida, todo gira en torno a ella. Muchísimos aspectos pueden ser explicados por medio de la economía.

L: Has viajado desde muy joven a lugares extraordinarios del planeta. Si solo tuvieras que quedarte con uno, ¿cuál elegirías?

D: Adoro Europa. Cualquiera de las capitales europeas. He viajado también a Sudamérica, pero ninguna se superpone a Europa, vivimos en una zona extraordinaria.

L: En tu vida tienes amor, trabajo, dinero, salud. ¿Dirías que eres una persona afortunada?

D: Lo de ser afortunado es relativo, puesto que todas esas cosas yo también me las he currado. Es decir, el amor hay que trabajarlo. Por mucho que quieras a tu pareja, hay discusiones, no es todo de color de rosa ni como no lo venden en Hollywood, precisamente, y el amor es una cosa que hay que mimar; dinero tampoco es que tenga mucho, pero tengo un salario aceptable y poseo una profesión que me gusta y que me he tenido que currar. Nadie nunca me ha regalado nada. ¿Soy afortunado? Sí, desde el punto de vista de que tengo lo que quiero y no necesito nada más, pero porque he peleado por ello y no he parado hasta conseguirlo.

L: ¿Dirías entonces que eres feliz? Piénsalo, es una pregunta profunda.

D: (risas) Sí, desde luego lo es. ¿Soy feliz? Sí, desde luego, totalmente. Muy feliz.

L: Eres un hombre todoterreno. Eres profesor de instituto y universidad, vicedirector, has trabajado en banca, has viajado por gran parte del mundo, eres un hombre casado, has escrito dos libros de economía… Menudo historial. Cuéntame, ¿cómo es un día normal en la vida de David Perales Soler?

D: ¿Cómo es un día de David? Ostras (risas) Es muy intenso. Los cargos directivos te obligan a estar muy concentrado y pendiente de muchas cosas. Mi cerebro siempre anda hirviendo. Así que desde que me levanto hasta que me acuesto estoy pensando no solo en lo que estoy haciendo, sino en lo que me he dejado por hacer y en lo que podría haber hecho. También soy muy creativo y me encanta poder participar en cualquier actividad que requiera creatividad o diseños. Muchas de mis discusiones con mi pareja, Olga, vienen a raíz de ahí, porque no sé desconectar, me cuesta mucho. Pero sí que hay una cosa que intentamos llevar a rajatabla Olga y yo, y es que nuestra vida no se vuelva monótona. Insistimos en abandonar la monotonía y no permitir que ocupe nuestros días. No dejamos los planes para el fin de semana. Intentamos hacer cosas juntos cuando terminamos la jornada: vamos a cenar a un restaurante, al cine, al teatro, a dar una vuelta… Y si luego nos apetece pasar el fin de semana viendo películas con palomitas, retirarnos a un spa, hacer una escapada de fin de semana a un lugar cercano, también lo hacemos. No dejamos que nuestra vida se convierta en el típico casa-trabajo, trabajo-casa; me negaría a que eso fuese así. Tampoco es necesario gastar mucho dinero en ello. Es increíble como el hecho de dar un simple paseo por la playa en invierno, puede cambiarnos el día entero.

L: Estoy totalmente de acuerdo. ¿Y qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

D: Me encanta escuchar música de los ochenta, dibujar, diseñar cosas, pintar… Me encanta desarrollar mi parte creativa porque es bastante grande, como ya te he dicho. Sí que me gustaría leer más, pero como me paso el día leyendo leyes e informes, no me resulta tan apetecible. Tengo en la mesa del salón una pila de libros y de artículos que quiero leer pero no encuentro el momento. Además, también me encantaría hacer más deporte. Eso sí de la que no me desprendo es de mi moto y siempre que puedo salgo con los amigos y damos vueltas por ahí. Me encantan las motos.

L: Si pudieras volver tu mente atrás, ¿sería así como te imaginabas cuando eras un crío?

D: No recuerdo cómo me imaginaba cuando era un crío, la verdad (risas). Cuando era adolescente  y en loa primeros años de la universidad me imaginaba siendo un súper ejecutivo de una multinacional. También es cierto que cuando somos jóvenes damos más rienda a los sueños y tenemos muchos pájaros en la cabeza. Cuando creces la percepción del mundo cambia, y sobre todo lo hacen tus prioridades. Cosas que antes eran muy importantes para ti, dejan de serlo, y cosas que no lo eran o te parecían nimiedades, comienzan a ser esenciales en tu vida.

L: Después de haber lidiado tanto, ¿crees que tienes lo que te mereces?

D: Yo creo que sí. No tengo ni más, ni menos.

L: ¿Y cuál es tu lema? Todo el mundo tiene uno.

D: Sé feliz.

L: ¿Qué lección te ha enseñado la vida, la más valiosa?

D: La vida me ha enseñado muchas verdades, pero posiblemente la más valiosa haya sido saber encajar las derrotas o los fracasos. Se aprende muchísimo de ellos. Donde la gente ve un agujero de desesperación o frustración, tú tienes que saber ver una nueva oportunidad para intentarlo.

L: ¿Te has visto reflejado en alguno de tus alumnos?

D: Claro (risas) En comportamientos, actitudes, miedos… Muchas veces cuando los escucho me digo a mí mismo: “macho, si esto también te pasaba a ti.” Es un constante dejà vú.

L: Y si ahora mismo entra por la puerta un alumno y te dijera: “David, quiero que sepas que eres mi inspiración cotidiana”, ¿cómo reaccionarías?

D: Me daría mucha alegría. Eso me indicaría que estoy haciendo bien mi trabajo. No creo que existiera mayor satisfacción que esa, ni otra semejante que le diese sentido a lo que estoy haciendo. Creo que lo mejor que le puede pasar a un profesor es que un alumno o alumna quiera tomarlo como referencia.

L: ¿Cuál crees que es la clave del éxito?

D: Ser fiel a ti mismo y mezclar eso con unas gotitas de sarcasmo y de ironía para poder congeniar con todo el mundo a pesar de que no estés de acuerdo con todo lo que digan.

L: ¿Y qué consejo le darías a un amigo?

D: A un amigo y a un enemigo le diría carpe diem y que seas feliz en tu vida con cualquier cosa que estés haciendo. Solo así conseguirás ser feliz.

Solo así conseguirás ser feliz.

Una frase profunda y con sentido que me sirvió para dar por concluida la entrevista. Me sentí orgullosa de haber tenido el honor de poder conocerlo más profundamente y me sentí privilegiada cuando aceptó a concederme esta entrevista. Tengo la suerte de poder decir que David Perales Soler me ha dado clase durante dos maravillosos años, me ha enseñado lecciones valiosísimas, y mientras le hacía mis preguntas y miraba sus ojos acristalados debido a la emoción y pasión del momento, me di cuenta de que es una persona increíble.

Valor, valentía, personalidad, fuerza, autenticidad, carisma, dedicación, franqueza, espontaneidad, pasión… Y podría seguir citando un listado de cualidades que, posiblemente, no terminaría nunca, y es que no existe mejor profesor que el que ama hacer su trabajo.

Si te sirve de algo, David, te convertiste en una de mis referencias la primera vez que cruzaste el umbral de la puerta de clase.

L.I.

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