Las calabazas del peregrino son familia de los pepinos, sandias, melones y las luffas, como toda una cucurbitácea le gusta de mucho sol y humedad (no en exceso). En la antigüedad eran muy comunes para llevar agua pues no se disponía de otro recipiente y con el descubrimiento del plástico y el vidrio su uso fue decreciendo hasta llegar al borde de extinción y el olvido. Pero desde nuestro huerto las daremos a conocer a las nuevas generaciones.
