El Consejo Escolar del Instituto aprobó por unanimidad proponer el nombre de IES. “Nit de l’Albà” para el Centro. La orden de 14 de febrero de 2003 de la Consellería de Cultura y Educación aceptó nuestra propuesta. El nombre alude a uno de los acontecimientos populares y festivos más notables que suceden cada año en la ciudad de Elche. Se celebra en la noche del 13 de agosto.
Desde todas las terrazas de la ciudad se elevan al cielo miles de cohetes, palmeras y demás artificios de pólvora, tanto sonoros como luminosos, con un resultado sorprendente: toda la población participa activamente, toda una ciudad que en la víspera de su Festa se enciende en fuego y sonido en honor a su patrona.
Los orígenes de esta peculiar forma de celebración se remontan al menos al siglo XVII, época del primer documento conocido que hace referencia a esta ceremonia. En esa época se lanzaban cohetes, había disparos de artillería y encendido de hogueras, antorchas y luces en la muralla de la ciudad y en todas sus casas. Se le dio esa denominación de Nit de l’Albà (noche de la Alborada) porque con tanta luz “la nit es torna día”.
Con el tiempo, se fueron incorporando otros elementos pirotécnicos, mientras los jóvenes se divertían en las calles lanzándose fuegos más peligrosos. Por la noche, tras la cena en las mismas azoteas, toda la familia participaba del lanzamiento de bengalas, cohetes, etc. Al sonar las campanadas de las doce, era disparada una gran palmera de fuegos artificiales a cargo del ayuntamiento. Al apagarse, volteaban las campanas de la Basílica y los ilicitanos vitoreaban a su patrona. Además, las familias apagaban su sed con una sandía (“meló d’aigua”).
En la actualidad, se conservan la mayoría de esas tradiciones y se han añadido otras. Se ha conseguido que en los 45 minutos previos a la Palmera de la Mare de Deu, se lancen numerosas palmeras más modestas, unas 400, a cargo de las distintas empresas y entidades de la ciudad. Se ha generalizado el “cohete ofrenda” que consiste en que cada ilicitano lanza al menos un cohete en recuerdo de sus familiares difuntos y como ofrenda sonora a la patrona. El lanzamiento de la palmera de la Virgen se realiza con las luces de la población apagadas y todo el pueblo en un respetuoso silencio que se ve remarcado, desde la declaración del Misteri como Patrimonio de la Humanidad, con los acordes del Gloria del Misteri, que suenan por los altavoces situados en la torre de la Basílica. Después de lanzarse la palmera, se divisa en lo alto de la torre del campanario la silueta de la Virgen, momento en que las familias entonan desde las terrazas el popular “Aromas ilicitanos”. La noche se prolongará hasta la madrugada con el lanzamiento, más esporádico, de fuegos artificiales y con la tradicional guerra de las carretillas (cohetes borrachos).