El próximo martes 9 de noviembre tendremos la inmensa fortuna de que nos visite Óscar Hernández-Campano, autor del conmovedor e inolvidable libro El viaje de Marcos y su secuela Cincuenta años no son nada, que salió publicada en abril de este año. Así pues, el alumnado de 3.º y 4.º de ESO, como el de 1.º de bachillerato que ya leyó su novela en cursos anteriores, mantendrá un encuentro literario con este escritor gracias a que nuestra propuesta ha sido seleccionada por la Subdirección General de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas, organismo dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte al que agradecemos enormemente este auténtico "regalazo". Todo un privilegio por lo mucho que va a suponer a lectores de estas edades encontrarse con el novelista que ha creado tramas emocionantísimas y, como buen demiurgo, ha dado vida a un amplio abanico de personajes entrañables.
De hecho, este encuentro se enmarca en el "Programa de Actividades Literarias en Institutos de Enseñanza Secundaria", promovido por la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura y Deporte, para el cual se propuso a Óscar Hernández-Campano por los muchísimos valores que encarna su obra (galardonado con el Premio Museari de Literatura 2021): desde dar visibilidad a personajes LGTBI+ en sus novelas y poner el dedo en la llaga acerca de la proliferación de grupos violentos de extrema derecha hasta sensibilizar sobre las agresiones homófobas tan lamentablemente cercanas y atroces como la cometida en La Coruña con Samuel Liz, quien, al igual que Lorca, murió asesinado —entre muchos otros factores, aunque sí el principal— por ser homosexual. El uso del insulto maricón (etimológicamente un vocablo ofensivo con el fin de resaltar, más si cabe, el 'afeminamiento' y la 'cobardía' que la propia 'homosexualidad') para denigrar y despreciar a la víctima sobrevoló en Samuel y Lorca antes de que sus vidas se apagaran para siempre. Y es que, para más inri, uno de los asesinos del poeta, Juan Luis Trescastro, se ufanaba de haber dado el tiro de gracia a Lorca, no en la cabeza que era la costumbre para acortar la agonía de los fusilados si todavía estaban vivos, sino "en el culo, por rojo y maricón". Incluso no sería descabellado conjeturar que, en ese odio visceral del que hace gala este perverso personaje poniendo de relieve su iniquidad, se le enterrara aún agonizante en la fosa.
Óscar Hernández-Campano es un autor en cuyas novelas prevalece la libertad, la tolerancia, la reconciliación, el perdón y, sobre todo, al amor, en su sentido más amplio. Y es que huye de la equidistancia en sus historias ante una problemática que ya atisbó hace 20 años y que, lamentablemente, se acentúa en nuestros días, hecho que refleja en Cincuenta años no son nada.
En las siguientes palabras de una de sus intervenciones observamos cómo aborda lo que para él significa el hecho literario y cuál debe ser siempre su función:
La literatura es un medio de soñar, de vivir otras vidas, de liberarse, de pensar, de reflexionar, de transmitir ideas, de crear opinión. La literatura tiene la función que le quiera dar el autor. Puede ser un simple divertimento o bien una crítica social, política, una sátira sobre el mundo o sobre las relaciones interpersonales. Está claro que puede acercar a la gente una realidad desconocida antes y puede ayudar a aceptar diferencias. Leer es la forma más barata de viajar y yo siempre he dicho que las personas viajeras son las más respetuosas y tolerantes con la diferencia, con la diversidad.
Nuestro autor, nacido en San Sebastián, vivirá en Rentería (Guipúzcoa) hasta su juventud y ya en 2003 se traslada a Valencia, donde reside actualmente. Licenciado en Derecho por la Universidad del País Vasco, ha trabajado como profesor de Geografía e Historia en diferentes institutos hasta que decidió dejar la docencia y dedicarse de lleno a la literatura, pasión que comparte con el cine.
Realiza su primera incursión en la literatura a los catorce años con su novela La aventura más excitante de los últimos diez mil años, que ganó el premio de la Fundación Kutxa. Sin embargo, no es hasta el año 2002 en el que gana el IV Premio Odisea de Literatura con su icónico título El viaje de Marcos, que obtuvo un rotundo éxito y ha llegado a convertirse en todo un referente de la literatura LGTBI+ en castellano. Así mismo, entre las muchas virtudes que se le pueden atribuir estaría la de haber democratizado este tipo de literatura, esto es, no circunscribirla única y exclusivamente a lectores LGTBI+, sino ampliarla a un público más heterogéneo, siendo uno de los libros más leídos en España e Hispanoamérica.
Víctor M. González en su reportaje en la revista GQ titulado "El viaje de Marcos: 15 años antes del fenómeno Call me by your name, nosotros ya tuvimos esta novela gay generacional" ahonda en el fenómeno que supuso la publicación de El viaje de Marcos, lo denomina "sensación generacional" estableciendo similitudes con Llámame por tu nombre (Call Me By Your Name) (2017) y la película Con amor, Simon (Love, Simon) (2018) al tiempo que con su serie derivada, Con amor, Victor, (Love, Victor) (2020-21).
En abril de este año publicó Cincuenta años no son nada, la secuela de El viaje de Marcos, que también ha conquistado al lector que ya leyó en su día esta última y también a otro nuevo. Además, se puede leer esta nueva novela sin necesidad de haberse leído la primera. Ambientada en 2020, justo medio siglo después de los sucesos acaecidos durante 1970 en Molinosviejos, es un reencuentro con el pasado, que sirve para comprender el presente. Un presente encarnado en nuevos personajes que, como las generaciones que les precedieron, lucharán igualmente por combatir las injusticias y por el amor. Unos logros en materia de derechos y libertades LGTBI que damos por consolidados; no en vano, se antojan demasiado débiles cuando, con la eclosión de los partidos de ultraderecha, se intenta dinamitar cualquier avance y transformación social.
Salir del armario es aceptar tu orientación sexual y vivir tu sexualidad libremente para poder ser feliz, porque sólo siendo felices podremos hacer felices a las personas que nos rodean. La homofobia, como toda forma de discriminación, es una violación de los Derechos Humanos, que convierte al que la practica en un ser despreciable—suele ser un individuo que como no es feliz, pretende que nadie lo sea; la persona que es feliz se dedica a vivir su felicidad y compartirla con los demás, no a impedir que los otros lo sean—.
Juan Vicente Aliaga y José Miguel G. Cortes, Identidad y diferencia. Sobre la cultura gay en España
Nuestro autor ha publicado libros como Esclavos del destino (2004), novela iniciática de autoaceptación escrita a modo de thriller psicológico de temática gay, donde aflora el misterio con toques hitchcocknianos. Josep Julià, un joven estudiante de Psicología, coincide en la estación de autobuses de San Sebastián con un hombre de mirada triste que busca desesperadamente a alguien que nunca llega. Josep lo ayuda y terminará convirtiéndose en una obsesión que lo llevará a enfrentarse al mayor de los misterios: él mismo.
El guardián de los secretos (2016) es una novela de larga maduración como los buenos vinos y, así pues, con términos propios de una cata podríamos definirla como una novela de sabor intenso, equilibrada y con una persistencia encomiable, pues el recuerdo que nos deja tras su lectura es duradero. Ambientada en dos épocas, la Guerra Civil en las costas de Peñíscola y la actualidad, entre Euskadi, Madrid y el Mediterráneo, sus protagonistas, Miguel, y el guardián de los secretos no dudarán en arriesgar sus vidas en pos del amor.
Tres años después, en 2019, nuestro autor escribe una novela de aventuras, El secreto del elixir mágico, donde Daniel, Gabi y Andrés, unos adolescentes que disfrutan de las vacaciones de verano, ven interrumpida su despreocupada vida cuando al padre de Dani, arqueólogo y aventurero, le disparan una flecha con misteriosas inscripciones. Una trepidante y apasionante historia llena de imaginación y personajes carismáticos aunando viajes, tesoros ocultos y magia.
En 2020 publica El muro, un relato distópico sobre un mundo encerrado tras un inmenso muro que ha consumido todos sus recursos. Se trata de una honda reflexión sobre la sociedad que hemos construido, donde aparece el egoísmo, el individualismo, la ecología, el uso y abuso de los avances tecnológicos, el miedo y la pérdida de valores cuando las cosas van mal y el amor al prójimo y a la literatura como tabla de salvación.
Asimismo, es autor de las antologías Cuando duermen los grillos y Ronroneos. Ha participado, además, en diferentes libros colectivos: Lo que no se dice, Vagos y maleantes, 101 crímenes de Valencia y, en Italia, Amapolas, racconti dal mondo ispanico. De igual forma, colabora con reseñas literarias en la revista digital Culturamas y escribe artículos de opinión y reseñas en el Gehitu Magazine, además de organizar desde hace años un cine club clásico.
En definitiva, Óscar Hernández-Campano, con gran ternura, logra regalarnos historias vívidas con una intensidad narrativa digna de admirar, de esas que supuran lirismo por todas y cada una de las heridas que la vida va dejando por doquier. En efecto, una vez te asomas a ellas, es del todo imposible dejar de leer porque resulta turbador no saber qué sucede. Ese es su gran acierto: transformar a unos personajes corrientes y anónimos, alejados del héroe clásico por mostrarse débiles, contradictorios, llenos de miedos e incertidumbres..., en seres cercanos, reales e inolvidables con quienes logramos identificarnos, desde el primer momento, por sus contradicciones, sus zozobras, sus fantasmas... Se nos permite ser uno de ellos. Es la intrahistoria unamuniana que se encarna en esas pequeñas —más bien inmensas— vidas de personajes que aman, odian, ríen, lloran, reprochan y perdonan —pura y simple realidad—, con las que enseguida nos dejamos conquistar. Y es que todos tenemos algo en común con estos personajes: la necesidad de saber quiénes somos y de amar y ser amados. Sin lugar a dudas es una vacuna contra la homofobia, la intolerancia y el odio al diferente. Su lectura resulta absolutamente imprescindible en los institutos. Ojalá que muchos adolescentes se acerquen a El viaje de Marcos y Cincuenta años no son nada, y tras su lectura les duela la indiferencia y la injusticia.