El huerto escolar se está convirtiendo en una herramienta fundamental con la que estamos aprendiendo sobre las plantas, animales y aspectos matemáticos, pero además de estos conceptos, el huerto nos ayuda a cultivar valores muy importantes como son el esfuerzo, la perseverancia, la paciencia y el respeto de los tiempos.
Finalmente, cosechar los frutos es la gran recompensa que genera ilusión y satisfacción por el trabajo realizado.
Los alumnos han participado activamente en todo el proceso, desde el planteamiento y la planificación de los bancales, hasta el trabajo de la tierra, la siembra y la recolección de frutos.
Lo mejor de todo no es la cantidad de conceptos y aplicaciones matemáticas, lingüísticas y científicas que estamos aprendiendo sino, como trabajando en equipo, de manera organizada y con esfuerzo se pueden conseguir grandes metas.