ADIPOSIDAD LOCALIZADA
El masaje reductor tiene como finalidad ayudar a reducir el panículo adiposo de la zona tratada. Además, favorecerá también el drenaje de los líquidos retenidos en los tejidos.

Por lo tanto, estará indicado en casos de adiposidad localizada en abdomen, brazos (zona del triceps), flancos de la espalda, …
Antes de estudiar el protocolo de masaje reductor, nos detendremos a estudiar las posibles alteraciones estéticas que podremos encontrar en el abdómen.
ALTERACIONES ESTÉTICAS MÁS FRECUENTES EN EL ABDÓMEN
Como hemos estudiado en el apartado «Análisis y diagnóstico estético», las alteraciones más frecuentes en el abdomen son:
- Adiposidad localizada
- Obesidad
- Flacidez
- Estrías
- Celulitis (aunque es menos frecuente que en otras zonas).
Nos centraremos en este tema en el estudio de la adiposidad localizada.
ADIPOSIDAD LOCALIZADA

La grasa se almacena en nuestro cuerpo en forma de triglicéridos en el interior de unas células llamadas ADIPOCITOS.

La adiposidad localizada es, como su nombre indica, la acumulación de grasa en partes puntuales -o “localizadas”- del cuerpo.
Por lo tanto, una adiposidad localizada supone un aumento del volumen de los adipocitos en una zona en concreto del cuerpo.
Los adipocitos son células que pueden variar mucho su tamaño. Por eso, si les pedimos que almacenen más triglicéridos podrán hacerse mucho más grandes y ocupar más volumen.
Reflexiona: ¿por qué cuando se hace una liposucción, en muchos casos la persona vuelve a recuperar el mismo volumen en la zona?
Dentro de las adiposidades localizadas, tenemos que diferenciar entre la grasa superficial (la que se acumula en la piel, en la hipodermis) y la grasa visceral:
- ADIPOSIDAD SUPERFICIAL O GRASA SUBCUTÁNEA (más frecuente en mujeres): Se trata de una hipertrofia de las células grasas (agrandamiento de los adipocitos de la hipodermis) en zonas donde se acumulan y suelen estar presente de forma natural. Su distribución suele ser localizada (sobrepeso local) en forma de acúmulos delimitados, los llamados “michelines”, “cartucheras”… y suelen romper la armonía de la silueta. Son directamente debidos a una diferencia entre las calorías ingeridas y las consumidas.

– ADIPOSIDAD PROFUNDA O GRASA VISCERAL (más frecuente en hombres): La grasa visceral es la grasa que rodea los órganos internos de la cavidad abdominal. Sabemos que la grasa que almacenamos en nuestro cuerpo no es igual ni tiene las mismas características según su ubicación.
Todos tenemos algo de grasa visceral, pero algunas personas pueden desarrollar más, sobre todo aquellas con un estilo de vida sedentario y hábitos alimenticios poco saludables. La obesidad visceral es la que mayor impacto negativo tiene sobre la salud (aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y diabetes).



Obesidad
La obesidad es un problema común en la especie humana y también uno de los más descritos en la historia.
Las condiciones de la vida moderna ofrecen una alimentación abundante y concentrada cada vez a mayores sectores de la población, al mismo tiempo que se desarrolla un sedentarismo creciente, favoreciendo la multiplicación de los casos de obesidad. Por otra parte la obesidad constituye un auténtico problema médico-social tomando en cuenta que en un gran número de casos, y sobre todo en los más extremos, puede invalidar total o parcialmente al paciente para su actividad física y laboral.
Se define la obesidad como un exceso de tejido adiposo (grasa) que condiciona un riesgo para la salud.
Fisiológicamente el agua y la grasa, constituyen aproximadamente el 50% y el 20% respectivamente de la masa corporal. La proporción de estos constituyentes varía según la edad y puede variar en determinadas situaciones patológicas e incluso en el curso de una pérdida importante que acompaña a un régimen hipocalórico. Según estudios realizados en países anglosajones, del 25% al 45% de la población adulta es obesa y entre el 30% y el 50% de la población general (incluidos niños) presenta exceso de peso.

Para clasificar el grado de obesidad se utiliza el Índice de masa corporal (IMC): es un índice fácil de calcular que da una idea más aproximada del grado de normalidad o sobrepeso del individuo.
* No es necesario que lo aprendas de memoria, simplemente haz el cálculo y valora en qué IMC te encuentras tú.
IMC = Peso (Kg) / altura2 (metros)
El cálculo de este índice establece la situación de delgadez u obesidad de un individuo:
- < 20 Peso inferior al normal (infrapeso).
- 20 a 25 Corresponde a la normalidad o grado 0.
- 25 a 29.9 Corresponde a sobrepeso.
- 30 a 40: Obesidad
- 30-34.9: Obesidad grado 1
- 35-39.9: Obesidad grado 2
- > 40 Corresponde al grado 3 (Obesidad mórbida)
En algunos casos, se utilizan medidas adicionales como el porcentaje de grasa corporal o la circunferencia de la cintura, que evalúan más específicamente la grasa visceral, asociada con mayores riesgos metabólicos.
CAUSAS DE LA OBESIDAD
La etiología de la obesidad es multifactorial y muy poco conocida en la actualidad, pero existen diferentes tipos de pacientes obesos con etiologías distintas.
1. Desequilibrio energético:
• Consumo excesivo de calorías en comparación con las que el cuerpo quema.
2. Factores genéticos:
• Influencia hereditaria en la predisposición a almacenar grasa. Hasta ahora no se ha determinado la naturaleza de su contribución, lo que sí se ha comprobado es, que los hijos de no obesos tienen una probabilidad del 10% de serlo, y esta probabilidad aumenta hasta 50% y 80% cuando uno o ambos progenitores son obesos. Más del 60% de los pacientes obesos tienen uno o ambos padres obesos.
3. Estilo de vida:
• Dietas poco saludables, sedentarismo y falta de ejercicio físico.
4. Factores socioculturales:
Los malos hábitos alimentarios, los patrones de inactividad física aprendidos a nivel familiar y cultural son decisivos en el desarrollo de la obesidad. En la medida que la sociedad convierta el alimento y la ingesta en símbolo de salud y bienestar o de poder adquisitivo y se asocie el comer, con celebraciones sociales y familiares y actividades de diversión, está promoviendo la sobrealimentación.
5. Factores psicológicos:
• Estrés, ansiedad, trastornos alimentarios. la sensación de hambre es objetiva y el apetito es subjetivo y el ritmo de la ingesta se debe más a estímulos internos que a externos. Las señales del control de la ingestión pueden ser anuladas por factores de índole psicológica, cultural o económica y son las mismas tanto en personas obesas como personas delgadas. La sobre ingesta es una conducta aprendida, inducida por estímulos emocionales (ansiedad, estrés,…), teniendo los obesos mayor número de conductas de ingesta emocional. Los obesos se caracterizan por presentar el ritmo de ingesta más rápido, con bocados más grandes, más frecuentes y menos masticados. No parece existir una personalidad específica del obeso, y las alteraciones de la personalidad asociadas a obesidad, como pasividad, timidez, baja autoestima, desarrollo inadecuado de la personalidad e incluso depresión, parecen surgir más del rechazo sociocultural y de pérdidas de peso por dietas estrictas que de alteraciones psicológicas previas de la persona.
6. Condiciones médicas:
• Desequilibrios hormonales (por ejemplo, hipotiroidismo o síndrome de Cushing).
7. Medicamentos:
• Algunos fármacos, como los corticosteroides o los antidepresivos, pueden contribuir al aumento de peso.
8. Metabólicos:
Según estudios realizados en la universidad de Vermont, existen diferencias en la eficacia metabólica entre los flacos y los obesos. Los primeros tendrían mayor capacidad para derrochar calorías. Por lo tanto, diríamos que en este caso, la persona obesa tiene tendencia a ganar peso debido a que transforma menos energía en forma de calor de la que realmente ingiere, siendo la misma acumulada en el organismo.
CLASIFICACIÓN DE LA OBESIDAD
• Obesidad Hiperplásica se trata de un aumento de la mitosis celular (hay más células grasas, más adipocitos de lo normal). Esta obesidad, se crea cuando existe una alimentación inadecuada durante la infancia.
• Obesidad Hipertrófica aumento del tamaño de los adipocitos.
Según la distribución de la grasa, la obesidad se clasifica en:
• Obesidad androide o abdominal: se caracteriza por la acumulación de grasa por encima de la cintura, sobre todo en la zona abdominal. La presentan con mayor frecuencia los varones (acúmulo de grasa visceral), y entraña un alto riesgo de padecer hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, hiperinsulinismo, y diabetes mellitus y se asocia de manera especial a una mayor mortalidad en general.
• Obesidad ginoide: se caracteriza por la acumulación de grasa en la mitad inferior del cuerpo, especialmente en el bajo vientre, caderas y muslos. Se presenta con mayor frecuencia en las mujeres.
¿QUÉ ALTERACIÓN TRATAREMOS NOSOTRAS COMO PROFESIONALES DE LA ESTÉTICA?
El tratamiento de la obesidad debe ser integral y multidisciplinario para alcanzar y mantener un peso saludable.
Previamente al tratamiento estético, la obesidad suele ser tratada por un médico que aconsejará cambios en la pauta alimentaria y el aumento del ejercicio físico. Junto a estas estrategias y, en función del grado de obesidad, se pueden administrar fármacos u optar por la cirugía bariátrica con la finalidad de potenciar la pérdida de peso (pero esto es exclusivamente competencia médica).
Nosotras, como profesionales de la estética, nos centraremos en el tratamiento de las adiposidades localizadas.
En el caso de la adiposidad localizada, aunque claramente es mucho más sencilla de tratar que la obesidad, se trata de una grasa que no es fácil de eliminar a través de la dieta y el ejercicio físico. En general, la grasa que se conoce como adiposidad localizada suele perdurar, independientemente de los cambios que se realicen en la vida cotidiana. Es por esto que, para eliminarla, suele ser necesario acudir a diferentes procedimientos estéticos que favorecerán el metabolismo de la grasa de la zona tratada.

