RESPIRACIONES: LA PUERTA DE ENTRADA A LA RELAJACIÓN EN EL MASAJE
La respiración es un acto vital, automático e involuntario. Nuestro cuerpo respira incluso sin que lo pensemos, gracias al movimiento del diafragma: en la inspiración el diafragma desciende, permitiendo que los pulmones se expandan y recojan oxígeno; en la espiración el diafragma asciende y el aire cargado de dióxido de carbono sale al exterior.

Aunque es un proceso natural, también tenemos la capacidad de dirigirlo de forma consciente. Esa combinación lo convierte en una herramienta muy poderosa en el cuidado del bienestar. Existen diferentes tipos de respiración: superficial o torácica y profunda o diafragmática. Todas ellas comparten un mismo potencial: ayudarnos a bajar las pulsaciones, calmar la mente y activar el sistema nervioso parasimpático, encargado de inducir la relajación y el descanso.
En el contexto del masaje, dedicar un breve momento previo a la sesión para conectar con la respiración de la clienta multiplica los beneficios del tratamiento. Un minuto de pausa respiratoria es suficiente para empezar a soltar tensiones y permitir que el cuerpo se abra a la experiencia.

Protocolo de respiración antes del masaje (2 minutos)
• La profesional invita a la clienta a tumbarse cómodamente en la camilla.
• Colocamos suavemente una mano sobre su pecho y la otra sobre el abdomen, explicando que el objetivo es observar y guiar la respiración.
• Solicitamos inhalar por la nariz de forma lenta, sintiendo cómo el aire llena primero el abdomen (la mano sobre el vientre se eleva) y luego el pecho.
• Indicamos exhalar por la boca suavemente, notando cómo el abdomen desciende y después lo hace el pecho (ayudar un poquito empujando con nuestras manos).
• Se acompaña verbalmente con frases de guía cortas: “Inhala despacio… siente cómo se expande tu abdomen… ahora suelta el aire lentamente… deja que el cuerpo se vacíe de tensión”.
• Repetimos este ciclo durante 6 a 8 respiraciones completas (unos 2 minutos).
Al terminar, se guarda un par de segundos de silencio para que la clienta reconozca la sensación de calma que ha aparecido. Este sencillo ritual prepara el cuerpo y la mente para sumergirse plenamente en el masaje, maximizando sus efectos relajantes.
