Lisias XXIV – En favor del inválido – Traducción
LISIAS 24, En favor del inválido Traducción de Álvaro F. Ortolá Guixot |
[1] No disto mucho de dar las gracias, Consejo, al acusador, por haberme planteado este litigio de ahora, pues, sin tener pretexto por el que dar cuenta de mi vida, justo ahora por culpa de éste resulta que lo he conseguido. Además voy a procurar con mi discurso mostrar que éste está mintiendo, y en cuanto a mí mismo, que he vivido hasta el día de hoy más digno de elogio que de desprecio, pues no por otra razón me parece que éste me ha planteado este arriesgado pleito, sino por desprecio. |
[2] Con todo, aquél que desprecia a aquellos por los que el resto se compadece, ¿de qué tipo de vileza os parece que una persona así podría abstenerse? ¡Si es que me está acusando por dinero¡ Y si se está vengando de mí en la idea de que soy enemigo suyo, miente, dado que por su vileza jamás lo hubiera llegado a tratar ni como amigo ni como enemigo. |
[3] Ya sin ningún género de dudas, Consejo, es evidente que me desprecia, porque aunque estoy aquejado de una desgracia como ésta, soy mejor ciudadano que él, porque además pienso que los desgraciados accidentes del cuerpo, Consejo, deben curarse mediante hermosas ejercitaciones del alma. Pues si por igual adoptara mi forma de pensar y pasara el resto de mi vida en función de mi desgracia, ¿en qué me diferenciaría de éste? |
[4] Así que sobre esto ya lo he dicho todo. Pero sobre lo que me conviene hablar, lo diré en brevísimas palabras como me sea posible. Afirma, pues, el acusador, que, contra justicia, me estoy beneficiando yo del dinero de la ciudad, pues que con el cuerpo estoy válido y que no me cuento entre los inválidos, y que sé desempeñar un oficio tal que perfectamente puedo vivir sin esta subvención. |
[5] Y utiliza como pruebas de mi capacidad física, que monto a caballo, y de mi éxito en mi oficio, que puedo codearme con las personas que tienen la capacidad de hacer dispendios. Pues bien, en lo que al éxito de mi oficio y al resto de mi vida se refiere, tal cual se da la circunstancia de que son, creo que todos vosotros tenéis conocimiento. Sin embargo, os voy a hablar yo con breves palabras. |
[6] Mi padre, pues, no me dejó nada, y en cuanto a mi madre que falleció, con éste hace tres años que he dejado de mantenerla. E hijos que me ayuden todavía no tengo. Practico un oficio que de poco me sirve, el cual yo mismo a duras penas ya desempeño, y todavía no he sido capaz de conseguir quien me lo herede. Ingreso no tengo otro sino éste, que, en el caso de que me privarais de él, correría el peligro de encontrarme bajo la más difícil de las circunstancias. |
[7] Por tanto, Consejo, toda vez que es posible salvarme en justicia, no me destrocéis de forma injusta. Tampoco, aquello que me concedisteis cuando era joven y tenía más vigor, me lo quitéis cuando devengo mayor y más débil. Y dado que antes parecíais ser los más compasivos incluso con los que no padecían mal alguno, por culpa de éste no rechacéis ahora con crueldad a los que son compasivos incluso con sus enemigos. Y no hagáis que, por atreveros a cometer injusticia contra mí, pierdan también la esperanza otros que se encuentren en la misma situación que yo. |
[8] Pues incluso sería raro, Consejo, que, cuando mi desgracia era una simple, se me viera entonces cogiendo este dinero, y que ahora, una vez que la vejez, las enfermedades y los males que siguen a éstas me sobrevienen, me viera privado de él. |
[9] Y a lo que me parece, mi acusador es el único de los hombres que podría demostrar de forma clarísima la magnitud de mi pobreza. Pues si yo, dado el caso de ser nombrado corego de las tragedias, lo hubiera propuesto para una antídosis, por diez veces hubiera preferido ser corego más que ofrecer una antídosis una sola vez. Y ¿cómo no va a ser terrible que ahora me acuse de que, como consecuencia de mi muy opulenta situación, soy capaz de codearme de igual a igual con los más ricos, en tanto que, caso de ocurrir algo de lo que yo digo, se comportaría así e incluso de manera más vil? |
[10] Y en lo que a mi afer hípico se refiere, que éste se ha atrevido a recordar ante vosotros, sin temer la suerte ni sentir vergüenza por vosotros, no hay mucho que decir, dado que yo, Consejo, creo que todos los que tienen alguna minusvalía, buscan y se las arreglan, de forma que puedan afrontar el padecimiento que acompaña de la forma menos dolorosa posible. De entre éstos me cuento yo y, una vez que vine a caer en una tal desgracia, me busqué para mí mismo esta facilidad para los caminos más largos de entre los que me son necesarios. |
[11] Y he aquí la más grande prueba, Consejo, de que es por mi desgracia, pero no por soberbia, como éste afirma, que voy a caballo [fácil es de comprender]; puesto que si hubiera dispuesto de hacienda, hubiera andado en silla de montar con respaldo, pero no hubiera montado en caballos ajenos. Y ahora, toda vez que no puedo adquirir una tal, me veo forzado a utilizar en muchas ocasiones caballos ajenos. |
[12] Con todo, ¿cómo no va a ser extraño, Consejo, que éste, si me viera yendo en silla de montar con respaldo, se callara (pues, ¿qué hubiera podido decir?), y que, porque monto en caballos prestados, intente convenceros de que soy una persona capacitada? ¿Y que porque me sirvo de dos bastones, siendo que el resto utiliza uno solo, no acuse de que esto es propio de personas capacitadas? ¿Y que el hecho de que monto a caballo lo utilice como prueba ante vosotros de que me cuento entre las personas capacitadas? Yo hago uso de estos dos medios por la misma causa. |
[13] ¡Tanto difiere en desvergüenza de todos los hombres, que intenta convenceros, tantos que sois, siendo él uno solo, de que yo no me cuento entre los impedidos!. Sin embargo, si va a convencer de esto a algunos de vosotros, Consejo, qué me impide ser sorteado de entre los nueve arcontes, que vosotros me privéis además del óbolo, en la idea que estoy sano, y que lo decretéis a favor de éste, compadeciéndoos de él por lisiado? Pues sin duda que no es la misma persona a la que vosotros vais a privar de lo dado, por considerarla persona capaz, que la que los tesmotetas van a vetar que sea sorteada, por considerar que es una persona impedida. |
[14] Sin embargo, pues, ni vosotros tenéis la misma opinión que éste, ni éste es una persona cabal, dado que él viene a discutir como si fuera el caso de una epiclera e intenta convenceros de que no estoy así como vosotros me véis todos. Pero vosotros (lo que es tarea propia de quienes son personas cabales) confiad mejor en vuestros propios ojos que que en las palabras de éste. |
[15] Dice que soy soberbio y violento, que me comporto de forma muy libertina, como si fuera a decir la verdad, por utilizar palabras de forma amenazante, pero no fuera a hacerlo, en el caso de hablar pacíficamente y no mentir. Pero yo creo, Consejo, que es necesario que vosotros reconozcáis, de entre los hombres, a aquéllos a los que es dado ser soberbios y aquellos a los que no les va. |
[16] Porque no es es natural violentar a quienes sufren penurias y se hallan en una situación muy desesperada, sino a los que poseen con mucho más de lo necesario; ni tampoco a los que son impedidos físicos, sino a los que confían de manera especial en sus propias fuerzas; ni a los que se hallan en una situación de avanzada edad, sino a los que todavía son jóvenes y se sirven de formas de pensar juveniles. |
[17] Pues los ricos se exoneran de los peligros gracias al dinero, pero los pobres se ven forzados a comportarse de forma prudente merced a su actual ausencia de recursos. Además, los jóvenes consideran justo obtener el beneplácito de parte de los mayores, pero ambos censuran por igual a éstos, en el caso de que cometan un error. |
[18] A los poderosos les cabe, pese a no padecer nada personalmente, comportarse de forma soberbia con quienes lo deseen, pero a los débiles no les es posible ni, cuando son objeto de un comportamiento soberbio, defenderse de los instigadores, ni aunque quieran ser soberbios, prevalecer por encima de los ofendidos. De manera que me parece que el acusador habla respecto a mi comportamiento soberbio, no de forma seria, sino haciendo chanza, porque ni siquiera desea convenceros de que soy así, antes bien porque desea hacer comedia sobre mí, como si hiciera algo de solera. |
[19] E incluso afirma que además se reúnen en mi casa granujas en abundancia, que han consumido sus propios bienes, y que maquinan contra los que quieren salvar los suyos propios. Pero vosotros reflexionad todos que al pronunciar estas palabras en absoluto me acusa a mí más que al resto de cuantos tienen talleres, ni tampoco a los que vienen a mi casa más que a los que se presentan en casa de otros artesanos. |
[20] Pues cada uno de vosotros está acostumbrado a frecuentar, el uno la perfumería, el otro la barbería, el otro la zapatería, y el otro a dónde le venga en gana, y la inmensa mayoría va a los establecimientos próximos al ágora, pero pocos a los que más distan de ella, de manera que si alguno de vosotros va a condenar la poca respetabilidad de los que vienen a mi casa, es evidente que además lo hará de los que se ponen a charlar en las de los demás. Y si lo hace también de aquéllos, lo hará de todos los atenienses, pues todos estáis acostumbrados a frecuentar y charlar aquí y allá. |
[21] Sin embargo, no sé por qué tengo que enojaros yo en exceso por más tiempo, defendiéndome ante vosotros contra cada cosa de las dichas, pues si he hablado sobre las cosas más importantes, ¿a qué debo preocuparme por tonterías como éste? Yo os pido, consejo, a todos, que tengáis la misma idea sobre mí, que precisamente teníais antes. |
[22] De lo único de la patria que la suerte me ha concedido compartir, no me privéis de ello por culpa de este aquí presente. Tampoco lo que hace tiempo todos en común me otorgasteis, que ahora éste, que es uno solo, no os convenza a su vez de denegármelo. Pues, toda vez que, consejo, la divinidad nos ha privado de los más importantes principios, la ciudad decretó a favor nuestro esta subvención, en la consideración de que los destinos son comunes para todos, ya se trate de personas malas, ya se trate de buenas. |
[23] Así que, ¿cómo no habría de ser yo el más desdichado, si, habiendo sido, por culpa de la suerte, privado de las cosas más hermosas y mejores, fuera despojado por culpa del acusador de aquello que la ciudad me otorgó por previsión de los que en este estado se hallan? De ningún modo, consejo, emitáis vuestro voto en este sentido. Pues, ¿por qué razón habría yo de obtener de vosotros tal tratamiento? |
[24] ¿Acaso porque por mi culpa alguien que en alguna ocasión haya tenido que ir a juicio ha perdido su hacienda? Pero es que ni uno solo podría demostrarlo. ¿Acaso porque soy un liante, un atrevido y un intrigante? Pero es que se da la circunstancia de que no tengo medios de vida suficientes para ello. |
[25] ¿Acaso porque soy en exceso soberbio y violento? Pero es que ni él mismo podría afirmarlo, a no ser que quisiera mentir también en esto como en lo demás. ¿Acaso porque cuando estaba en plenitud de facultades, bajo el gobierno de los Treinta, causé perjuicio a muchos de los ciudadanos? Pero es que junto con vuestro pueblo me refugié en la Calcídica [la del Euripo], y pese a serme posible vivir como ciudadano con aquéllos sin temor, preferí correr riesgos en compañía de vosotros todos. |
[26] En consecuencia, consejo, no obtenga yo, que no tengo cometida ninguna falta, el mismo trato que los que tienen cometidas muchas injusticias, antes bien, emitid sobre mí el mismo voto que sobre los otros consejos, teniendo en cuenta que ni por haber gestionado dinero de la ciudad doy cuenta de él, ni por haber desempeñado cargo público alguno he ahora de someterme a una dación de cuentas por ello, sino que es sólo por un óbolo por lo que estoy pronunciando mis palabras. |
[27] De este modo, vosotros todos tendréis conocimiento de lo justo, y yo os estaré agradecido por haberlo obtenido, y éste aprenderá para lo sucesivo a no maquinar contra los más débiles, sino a prevalecer sobre sus iguales. |