Introducción a la termografía

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17 de maig de 2025

Hace unos cuantos años que trabajamos con sensores de infrarrojos (termómetros “laser”, cámaras termográficas, …) que utilizamos sin comprender muy bien su funcionamiento, y, en ocasiones, encontrándonos con resultados inesperados, que achacamos a un defecto en el aparato, lo que ocasiona que acabemos perdiendo confianza en el mismo.

Me encuentro a menudo con este tipo de instrumentos guardados en el cajón o en el armario del taller a causa de esta pérdida de confianza.

Y el problema no está en el aparato, está en nosotros mismos.

Estos sensores captan la radiación infrarroja, y eso es precisamente lo que ocasiona la falta de entendimiento entre el instrumento y nosotros.

Nuestros sensores (los ojos) trabajan con luz visible, y es a la que estamos acostumbrados, la que entendemos y conocemos.

La luz visible y la radiación infrarroja comparten la naturaleza de onda, pero se comportan de distinta forma.

Por ejemplo, la luz visible atraviesa los cristales y nos permite “ver” a través de ellos. Estos cristales son totalmente opacos al infrarrojo.

Es uno de los primeros inconvenientes que nos encontramos.

Las siguientes imágenes corresponden a una termografía realizada por dos alumnos a través del cristal de una ventana, con objeto de medir la temperatura de la fachada de enfrente.

Las cámaras termográficas suelen tener dos sensores, uno infrarrojo y otro de luz visible para tener una referencia de lo que vemos en la termografía.

Observando ambas imágenes, que como hemos dicho, pertenecen a la misma “foto”, en la de luz visible vemos perfectamente la fachada del edificio de enfrente, y en la termografía vemos a los dos sonrientes alumnos probando por primera vez una cámara termográfica.

Lo que vemos en la termografía es el reflejo de la radiación infrarroja de los alumnos, la propia cámara termográfica y todo lo que se encontraba a ese lado del cristal.

Por tanto ya tenemos una de las primeras consideraciones: la radiación infrarroja NO ATRAVIESA los cristales, y, por tanto, no podremos medir algo que se encuentre al otro lado de un cristal. Otro punto a tener en cuenta es que el infrarrojo se transmite de igual forma en presencia de luz visible o sin ella. Las imágenes termográficas no dependen de que haya mayor o menor luz. Lo que si puede ser es que se vean afectadas por reflejos en las superficies.

De nuevo tenemos dos imágenes de la misma “foto”. La de luz visible negra porque se tomo a oscuras, y la termografía exactamente igual que si la hubiéramos tomado con luz visible.

En la siguiente “foto” se me puede observar escondido detrás de una simple bolsa de basura, totalmente opaca a la luz visible, pero si nos fijamos en la termografía, se me ve perfectamente, excepto, eso sí, los ojos. Los cristales de las gafas no dejan atravesar el infrarrojo, y se ven totalmente oscuros.

Estos simples experimentos ya nos dan una idea de que si utilizamos la termografía sin tener en cuenta el distinto comportamiento del infrarrojo, obtendremos resultados sorprendentes, y esto no es debido a un mal funcionamiento del instrumento.

Como en nuestro oficio el uso mas habitual de la cámara termográfica, o de un simple termómetro “laser” es la medición de tuberías, tenemos que tener presente que otra de las características del infrarrojo es que se refleja enormemente en superficies brillantes, falseando la medida.

En la siguiente “foto” observamos una tubería de cobre que se encuentra a 38,4º C. En la foto visible observamos la tubería de cobre, con la superficie brillante, y se observa que tiene una franja negra. Esa franja es una simple cinta aislante, negro mate, que he tenido la precaución de colocar, para que la superficie no tuviera brillo.

Si observamos las temperaturas obtenidas en la medición, sobre el tubo desnudo obtenemos un valor de 22,2º C y sobre la cinta aislante 38,4º C. Esta última es la temperatura real de la tubería.

Como conclusión, cuidado con intentar medir la temperatura de objetos a través de un cristal, y llevar siempre un rollo de cinta negro mate para colocarla en las superficies brillantes y poder tomar la medida correctamente. Lo mismo sucede con los termómetros “laser”, apuntando el laser a la tubería desnuda o a la cinta negra, observaremos como cambia la medida de la temperatura.

Y con esto espero haber ayudado a restituir el buen nombre de este tipo de instrumentos, que no tienen la culpa de que su naturaleza sea sensible al infrarrojo y no a la luz visible.

Saludos.

Eladio Fernández

e.fernandezzaragoz@edu.gva.es

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