Todo empezó cuando en clase empezamos a estudiar el arte, su base y algunas de sus formas. El porqué de las cosas. Esos pensamientos filosóficos que a muchos de nosotros nos invade y que a esas edades todavía son más fuertes. Las preguntas que realizaban los alumnos cada día nos iban encaminando a esa salida donde a través de los cuadros realizados por los pintores de nuestra tierra, pudiéramos dar una visión más global de las preguntas formuladas y al mismo tiempo tener un día de reunión de la clase.
El día antes de la salida todos estábamos nerviosos. Ellos por salir y pasar un día distinto y el profesor de religión, Carlos y yo porque todo saliera bien. Creo que madrugaron más que ningún día. Todos puntuales, salimos del instituto camino al Museo.
¡Qué maravilla! Caminamos por el cauce del río. Descubrimos que no es necesario pisar asfalto para llegar a nuestro destino y que podemos observar y aprender cosas nuevas de lo que vamos encontrando a nuestro paso.
Finalmente, llegamos el MAHE (museo de arqueología), situado en el centro de Elche, rodeado de murallas. En él descubrimos que nuestra tierra es una fuente incalculable de tesoros. Que tenemos recuerdos de tantas civilizaciones que han vivido en aquí y de las que sin darnos cuenta hemos adquirido sus costumbres.
En el museo vimos los primeros asentamientos humanos, la cultura ibérica y su primera ciudad de Ilici junto al esplendor de las comunidades locales. Pudimos encontrar nuestra situación y cualquier otra en el mapa situado en el suelo, sobre tableros de vidrio. La medina islámica también forma parte de nosotros, estudiamos el porqué de la coexistencia con el Islam y el uniformismo de la monarquía hispánica. Visitamos también partes del museo que solo cuando se está en él se reconocen.
Aprendimos historia de una forma distinta, aprendimos arquitectura y su evolución. Aprendimos que solo observando a las gentes que han vivido antes que nosotros podemos ser mejores y no volver a caer en los mismos errores.
Nos hicimos fotos, nos reímos y disfrutamos de todo. A la salida del museo hicimos un alto para almorzar, pero rápido. Nos estaban esperando en el Museo de la Festa.
¡Qué chulo! La verdad es que no esperaba tanto. Lo que más nos gustó fueron las maquetas de la Basílica. Mirándolas recordamos las proporciones vistas en clase y las partes de la construcción barroca que está plasmada en ella.
Nos enseñaron un video de cómo y porqué se realiza El Misteri. Y al verlo descubrimos cosas que nunca hubiéramos podido imaginar. Durante este corto espacio de tiempo pudimos relajarnos aprendiendo.
Y de nuevo a la calle, donde nos tomamos un pequeño refrigerio antes de entrar a la Basílica, que gracias a nuestro profesor de religión Carlos, se nos permitió entrar. El vicario de la parroquia nos hizo una visita guiada explicándonos todas sus características y formas, recordándonos que es un espacio de recogimiento.
Ya de regreso al instituto, todos comentamos ese estupendo día donde disfrutamos del recorrido junto a nuestros compañeros y profesores y que quedará grabado en nuestra memoria.